Cuando pensamos en las implicaciones de un viaje espacial largo (entendiendo por esto que hablamos de ir más allá de la Luna, por ejemplo a Marte) nos viene a la cabeza que se requeriría gran cantidad de energía o incluso en lo prolongado de la preparación física, pero también habría que tener en cuenta qué equipamiento informático se necesitaría. Un salto que puede que solucionase el que las naves espaciales llevasen superordenadores en misiones a Marte y a otros destinos más alejados.
La idea no es algo nuevo o que no se haya probado, ya que justamente el cohete CRS-12 de Space X partía a la Estación Espacial Internacional (ISS) con uno de estos superordenadores con el fin de completar un experimento que tiene relación con el paso del tiempo sobre los equipos que pasan años en el espacio. Pero la clave está en lo que protege a este equipo, dado que la apuesta es por una protección que no es física como lo lleva siendo hasta ahora.
Teraflops de camino a Marte
Según explican en el comunicado que publica Hewlett Packard Enterprise, en la actualidad gran parte de los cálculos que se necesitan en las misiones espaciales se hacen en los centros en la Tierra debido a que los equipos de las naves son demasiado limitados. Esto enlentece los procesos y hace que dependan de las comunicaciones entre uno y otro punto, hablando de 40 minutos para un envío de información y una respuesta si se va más allá de la luna.
De este modo, enviando un superordenador en ese tipo de viajes más largos se pretende que no haya esa dependencia con los cálculos, para lo cual es necesario mejorar la tecnología que integran actualmente las aeronaves. Se quedará en la ISS durante un año con el fin de comprobar si tanto hardware como software pueden aguantar en el espacio, dada la mayor exposición que existe a radiaciones, micrometeoritos, partículas subatómicas, suministro de energía inestable, etc.
El superordenador que lleva el CRS-12 es un Hewlett Packard del tamaño aproximado de dos cajas de pizza, se llama Spaceborne Computer y tiene una potencia computacional de 1 Teraflop. Incorpora sistemas de clase Apollo 40, un sistema de refrigeración líquida y ejecuta el sistema operativo Linux.
El experimento en realidad se basa en dos unidades, siendo la que se envía al espacio la experimental y habiendo una idéntica como sujeto control en tierra firme, concretamente en Wisconsin. Pero la principal diferencia con otros sistemas de protección para la preservación del equipo es que en este caso la clave está en el software, de modo que lo que se verá es si éste es capaz de proteger al equipo al igual que lo consigue una protección física (como la de titanio que lleva el equipo de Juno).
Protegiendo el superordenador con software buscan conseguir ahorrar costes y aligerar peso
Según explican, lo habitual es proteger los equipos con recursos físicos (cubiertas, etc.) contra esos peligros que enumerábamos antes, pero esto requiere una inversión considerable además de añadir peso. De ahí que la idea sea sustituir este hardware extra por sistemas de software que regulen el funcionamiento del supercomputador según las condiciones, contando aún así con el visto bueno de la NASA en cuanto a equipo preparado para viajar al espacio.
Mejor preparados para ir más lejos, pero no sabemos cuándo iremos
Lo de que el experimento dure un año no es casualidad, dado que es la duración aproximada que se calcula para realizar un viaje a Marte y las referencias son continuas a la hipotética situación de enviar una nave hacia dicho planeta.
Aún no existen misiones en marcha en este sentido, aunque Musk ya lo planteó en junio y de manera detallada. De hecho los proyectos de viajes a Marte por parte de la NASA de momento estarían algo de capa caída tras admitir que no se cuenta con los suficientes fondos para colocar al ser humano en la superficie del Planeta Rojo como en un primer momento se había planteado.
Pero en todo caso enviar un superordenador es un primer experimento en vistas a lo que se necesitaría en un supuesto viaje a Marte, pero en los planes de futuro hay más envíos previstos como el de un equipo con computación centrada en la memoria (*Memory-Driven Computing, lo cual fue presentado también por HPE el pasado mes de mayo) y otras tecnologías más avanzadas y recientes.
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