El problema más insospechado de Ámsterdam está en las bicicletas que acaban en sus canales. Y tiene un barco-grúa para arreglarlo

  • La ciudad rescata entre 12.000 y 15.000 bicicletas cada año de sus canales

  • De media, unos 35 coches y 100 personas caen al año a los canales

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En el río pescamos peces, en la feria peluches y en los canales de Ámsterdam bicicletas. Es lo que tiene en una ciudad donde se da un combo explosivo: agua, bebida (y/o drogas blandas) y objetos con dos ruedas que están al alcance de cualquiera que tenga malas intenciones o la percepción del entorno demasiado nublado.

De ahí que Ámsterdam cuente con una de las atracciones turísticas más insospechadas. Una de esas que no encontrarás en la típica guía de la ciudad pero que sin duda contarás a tus amigos si te encuentras con ella.

Es la grúa de Waternet, la empresa encargada de la gestión del agua de los canales, garantizar su buen estado y, por supuesto, pescar bicicletas.

El récord Guinness de pescar bicicletas

Podrías decirnos que no tiene mucho mérito (sobre todo si piensas que en Ámsterdam se calculan 20 millones de pernoctaciones cada año) y que Récord Guinness hay casi de cualquier cosa. Y bueno, estaremos de acuerdo en que algo de razón tienes.

También que para ser la ciudad con mayor número de bicicletas recogidas en un año de un canal hacen falta sólo dos cosas: canales y bicicletas. Algo que en Países Bajos se repite constantemente. Si nos vamos a la ciudad más poblada y visitada, el premio se sirve en bandeja de plata.

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Pero del mismo modo, nosotros podemos argumentar que para recibir el premio no sólo hay que tirar decenas cientos miles de bicicletas al agua. También es necesario contar con las herramientas adecuadas. Waternet lo tiene. Sí, hablamos de la grúa que a modo de gancho de feria pesca bicicletas en los canales de Ámsterdam.

Una grúa flotante que hace las delicias de los visitantes que impresionados se paran junto a los canales para ver cómo hunde su brazo en el agua, alcanza el suelo del mismo y, como el niño que llega con un pan bajo el brazo, aparece con todas las bicicletas que puede. Poco a poco, las traslada hasta un contenedor y repite la operación.

Se calcula que cada año se rescatan de los canales holandeses entre 12.000 y 15.000 bicicletas. La cifra no parece tan alta en una ciudad donde se calculan 1,91 bicicletas por hogar, que tiene en sus calles unos 200.000 coches y unas 881.000 bicicletas o que uno se puede mover por el interior de un museo montando en bici.

Con todo, la problemática es importante. No solo por la cantidad de bicicletas que se pierden cada año, también por la propia calidad del agua o la navegación en los canales. Y es que "la pesca de la bicicleta" comenzó cuando la ciudad empezó a comprobar que la revolución ciclista setentera también tenía su impacto sobre la movilidad por los canales. La acumulación de bicicletas y otros objetos llego a impedir que los barcos navegaran por los más de 100 kilómetros de agua que se extienden por Ámsterdam.

Los motivos que obligan a esta curiosa pesca son variados pero todo apunta en una misma dirección con dos claros culpables: la bebida y el vandalismo. Se cree que la inmensa mayoría de las bicicletas que acaban en el agua de los canales de la ciudad no lo hacen por un despiste de sus dueños. La mayoría son arrojadas en una noche de borrachera. Nos queda la duda qué motivos están detrás de los 35 coches recuperados cada año y, sobre todo, del centenar de personas que se socorren de media en el agua estancada de la ciudad (siempre y cuando los servicios de emergencia lleguen a tiempo).

Foto | Waternet

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