Japón ha decidido apostar por una tecnología centenaria para su exploración espacial: el vapor de agua

Japón ha decidido apostar por una tecnología centenaria para su exploración espacial: el vapor de agua
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Fue un elemento clave en las máquinas que impulsaron la Primera Revolución Industrial y ahora ocupa su lugar en la era de la exploración espacial. La agencia japonesa, JAXA, acaba de utilizar con éxito un sistema de propulsión basado en vapor de agua. Sí, en sustancia aquel mismo recurso del que tanto provecho sacó hace ya unos cuantos siglos James Watt e impulsó las factorías.

El hito lo ha celebrado la propia agencia asiática, JAXA, a través de un comunicado en el que anuncia cómo se han completado pruebas de verificación para el CubeSat EQUULEUS, lanzado por la misión Artemis 1 de la NASA a mediados de noviembre. Los técnicos nipones confirman que, como resultado del control de las maniobras orbitales, el sobrevuelo lunar se completó según lo previsto y EQUULEUS continúa en la órbita prevista hacia el segundo punto de Lagrange.

“Se trata del primer control orbital con éxito del mundo más allá de la órbita terrestre baja utilizando un sistema de propulsión de agua”, inciden los responsables de la agencia japonesa.

Una travesía de año y medio

A partir de ahora, precisan desde la JAXA, el EQUULEUS pasará a la fase de operación normal y continuará su travesía. Los técnicos calculan que alcanzará el punto de Lagrange en un año y medio. “Estoy orgulloso del equipo de operaciones, que pudo completar de forma inmediata el control orbital necesario para el sobrevuelo lunar, justo después de la operación de comprobación”, celebra el profesor Funase Ryu, de la JAXA. El organismo recalca la complejidad de la operación.

EQUULEUS es el acrónimo de EQUilibrUm Lunar-Earth point 6U Spacecraft y a grandes rasgos consiste en un nanosatélite 6U CubeSat para el espacio profundo. Uno de sus cometidos principales es probar tecnologías para controlar trayectorias hacia los puntos de Lagrange, que por su ubicación permiten que un objeto pueda permanecer “estacionado” entre otros dos mayores, un fenómeno útil para una satélite o telescopio espacial. El James Web llegó de hecho en enero al L2.

La agencia destaca en concreto el EML2, un “candidato a lugar de construcción de un puerto para la exploración del espacio profundo”. Sus peculiaridades facilitan que, pese a que el CubeSat es muy pequeño, EQUULEUS pueda volar hacia EML2 usando sobrevuelos lunares y la gravedad solar.

No será la única misión de EQUULEUS, que —como precisa Interesting Engineering— realizará algunas investigaciones científicos, incluidas pruebas del entorno de radiación que nos ayudarán a saber qué precauciones deberían adoptar los astronautas que en el futuro se lancen a la exploración del espacio profundo. Una vez en EML2 analizará también fenómenos causados por perturbaciones electromagnéticas en el viento solar u observará objetos cercanos a nuestro planeta, entre otras tareas. La pequeña nave viajó en la misión Orion, que acaba de marcar un récord.

Una de las grandes peculiaridades de EQUULEUS es el empleo del sistema AQUARIUS, un mecanismo de propulsión AQUA ResIstojet, en la que el agua juega un papel clave.

La nave japonesa —detalla The Register— aprovecha el calor residual de su equipo de comunicaciones para calentar el líquido y convertirlo en un vapor que más tarde expulsa para beneficiarse de su empuje. Que sus creadores hayan optado por el agua no es casualidad: resulta mucho más fácil de almacenar y manejar que otros combustibles potenciales, lo que la convierte en una opción interesante para pequeños satélites. Otra de las ventajas de AQUARIUS es que requiere poca potencia para ponerse en marcha, lo que implica también una baja potencia.

Imagen de portada: JAXA

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