El Fierljeppen es una práctica deportiva holandesa que, aunque bien puede recordar a cualquiera de las pruebas del Grand Prix del verano, en realidad nace de la necesidad de los ganaderos de los Países Bajos por cruzar los ríos que se interponían entre sus tierras de cultivo. El bajo nivel de la tierra que caracteriza a la región Frisiosajona (norte de Holanda, norte de Alemania y sur de Dinamarca) provoca que parte de las tierras estén inundadas. De hecho, tal es la cantidad de cauces que deja la geografía holandesa que sale más rentable saltarlos con varas de madera que construir un puente entre cada salto de agua.
Ante esta situación y con el objetivo de poder desplazarse de un punto a otro del campo, los agricultores y ganaderos de la zona idearon un sistema que les permitía sortear las zonas inundadas. ¿Cómo? Clavando un largo palo de madera en el agua, haciendo uso de toda la potencia muscular que tuviesen y rezando para que (si la distancia a recorrer era muy larga) el aterrizaje no fuese demasiado brusco.
Como la finalidad era evitar las zonas inundadas, los granjeros de la época no saltaban las distancias astronómicas a las que se enfrentan, hoy en día, los profesionales de este deporte que pueden llegar a saltar hasta 20 metros.
En 1767, la localidad de Braad (provincia de Frisia) acogió el primer torneo oficial de Fierljeppen, donde las reglas y las dinámicas comenzaban a transformar la práctica original. Y es que, para convertir la idea de los ganaderos en un deporte competitivo, era necesario añadir un punto de espectacularidad. ¿Cómo? Aumentando las distancias de salto y, por consiguiente, la longitud de la vara.
Como es lógico, la distancia de salto es la que determina finalmente que vara se utiliza en cada competición. No es lo mismo saltar 7 metros que saltar 18. Así, en 1930 y tras varias décadas de practicar este deporte en entornos informales, se construyó la primera arena profesional. Sin embargo, otras normas como la distancia de la vara no fueron regularizadas oficialmente hasta que en 1975 se profesionalizó esta práctica como deporte.
Este marco teórico sostiene que los deportistas deben correr sobre una pasarela elevada situada a uno de los márgenes del río. Una vez que lleguen al borde de ésta, saltan hacia la vara que está clavada en mitad del agua y rápidamente comienzan a trepar sobre ella. De esta forma, cuanto más alto puedan llegar, mayor será la fuerza que ejercerá el peso de su cuerpo para trasladarles a la otra orilla.
La tradición está tan presente en las normas del Fierljeppen que no fue hasta 2006 cuando por fin el reglamento decidió asumir que la vara de madera (utilizada desde los orígenes) tal vez resultaba demasiado pesada para la práctica competitiva. Por ello, decidieron dar el cambio y apostar por materiales más flexibles y ligeros como la fibra de carbono, presente hoy en casi todos los torneos.
Actualmente, la liga profesional se extiende de mayo a septiembre, concentrando el grueso de las competiciones en los meses de verano debido a las condiciones climatológicas. Tal ha sido el boom de este deporte durante los últimos años, que a principios de la actual década, Red Bull ejerció como patrocinador en varias competiciones como ésta celebrada en la localidad de Breda o esta otra en Utrecht.
Pero el auge de su popularidad no se queda ahí. En 2012, la UNESCO reconoció como Patrimonio Inmaterial el conjunto de tradiciones culturales de la región Frisosajona, incluyendo entre ellas la práctica del Fierljeppen. Además, gracias a la difusión del contenido a través de internet y las redes sociales, esta práctica cada vez es más conocida fuera de Holanda. Lo mismo un día en Twitter la mencionan como si fuese un meme más, que al otro sin saber muy bien por qué, la pestaña de explorar de Instagram te muestra el salto más espectacular de uno de los equipos más populares.
Imagen: Peter Werkman/Flickr
