¿Por qué no hemos ido todavía a Marte?

¿Por qué no hemos ido todavía a Marte?

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¿Por qué no hemos ido todavía a Marte?

En las últimas semanas, el proyecto Mars One ha acaparado buena parte de la atención de los medios de comunicación. Es una iniciativa privada que pretende enviar a un grupo de personas a colonizar Marte, en un viaje sólo de ida, pero alrededor de la que han surgido dudas sobre la viabilidad tecnológica y económica del proyecto. Una misión tripulada al planeta rojo entraña diversas dificultades que las agencias espaciales, por ejemplo, llevan años investigando e intentando resolver.

Después de las misiones Apolo a la Luna, un vuelo tripulado a Marte es el gran sueño que falta por cumplir en la exploración humana del Sistema Solar. La literatura y el cine de ciencia ficción han sacado petróleo de hipotéticas colonias mineras marcianas, por ejemplo (como en 'Desafío total'), o de la especulación de cómo podrían ser esas pioneras misiones al desértico y helado planeta. Pero para llegar hasta allí, hay que superar primero varios retos y peligros.

Un viaje de seis meses

El principal objetivo de una misión de este estilo es garantizar la seguridad de los astronautas. Cayetano Santana Gil, del Laboratorio para la Experimentación en Espacio y Microgravedad (LEEM), apunta que "los requisitos clave para el diseño de la misión son los relacionados con la seguridad y salud de los astronautas. Disponemos de tecnología para un plan de misión viable en todos los aspectos salvo en la protección de los astronautas, si fijamos un umbral medio-alto".

Entre la Tierra y Marte hay una distancia media de unos 54,7 millones de kilómetros, y una sonda robótica como, por ejemplo, el rover Curiosity, de la NASA, tarda unos nueve meses en recorrerla. Aunque el tiempo del vuelo se redujera hasta los seis meses, sigue siendo un trayecto muy largo para una misión tripulada. En la Estación Espacial Internacional, ese tiempo es el que pasan en órbita sus tripulantes permanentes, pero están a un tiro de piedra, comparativamente, de la Tierra, por lo que pueden regresar a ella si hay algún problema.

Marte 2

Para salvaguardar el estado físico y psicológico óptimo de los astronautas, la NASA ha estudiado la posibilidad de que hibernen durante buena parte del viaje, de manera similar a como hiberna la tripulación de la nave de 'Interstellar'. Es un método que todavía está estudiándose, y que se engloba dentro de las soluciones para los principales retos que representa ir a Marte. Juan Antonio Fernández Moreno, presidente de The Mars Society España, detalla tres de esos retos de la siguiente manera:

1. Técnológicos. Que pueden desarrollarse y mejorarse con I+D+i . Los fallos tecnológicos son imposibles de erradicar, pero se pueden minimizar mediante estudios, pruebas de ensaño y simulaciones.
2. Del entorno. Como el impacto de micrometeoritos durante el viaje de ida o vuelta, la radiación y la falta de gravedad, tanto en el espacio como en la superficie de Marte.
3. Los factores humanos (psicológicos, sociales...), en los que podemos trabajar en la actualidad gracias a las simulaciones. De hecho, se está haciendo desde hace años en estaciones como Concordia (Antártida), FMARS (Isla Devon) o MDRS (desierto de Utah, EE.UU.), en misiones y programas de simulaciones como HI-SEAS o MSM y programas de entrenamiento y estudios como NASA RATS y ESA CAVES. En Europa, destaca la aparición de grupos como el austríaco ÖWF o el español STARS/MSM.

Marte, un planeta hostil

En toda esta preparación hay que tener muy en cuenta las condiciones que los astronautas se encontrarían una vez que llegaran a Marte. Para empezar, su atmósfera es mucho más fina e irregular que la terrestre, lo que ya obliga, por ejemplo, a adoptar otros métodos de aterrizaje y despegue diferentes a los que se emplean en la Tierra. Esa fina atmósfera se une a la inexistencia de una magnetosfera global en el planeta, lo que deja a su superficie más expuesta a la acción de la radiación procedente del viento solar y del espacio.

Fernández Moreno señala, no obstante, que "otros factores menos conocidos son considerados por muchos como simples quimeras o miedos. Aquí destacan las temidas tormentas de polvo del planeta o la posible contaminación biológica de retorno", y esos factores pueden ser algunos de los que estén presentes en la superficie marciana. Los rovers y orbitadores que las agencias espaciales enviaron allí han permitido caracterizar con bastante detalle cómo es Marte, desde la presencia de hielo enterrado bajo sus regiones polares, a sus extremas temperaturas o la existencia pasada de ríos y, probablemente, hasta mares, pero lo cierto es que, hasta que los astronautas no pongan un pie allí, no sabrán con seguridad qué van a encontrarse.

Marte Oposicion
Foto: Phil James (Univ. Toledo), Todd Clancy (Space Science Inst., Boulder, CO), Steve Lee (Univ. Colorado), and NASA/ESA

Si la tripulación aterriza sana y salva, su siguiente reto sería conseguir in situ parte de sus provisiones necesarias para sobrevivir, como el oxígeno y el agua. Si se logran esos dos elementos, se puede montar un invernadero con plantas que no sólo sirvan para proporcionar alimento, sino también para producir más oxígeno, y todo esto habría que instalarlo dentro de hábitats presurizados, y teniendo en cuenta que la gravedad marciana es menor que la terrestre.

"Por otra parte, saber qué queremos hacer en Marte una vez lleguemos allí y cuánto tiempo vamos a estar, determinarán qué tipo de misión hacer, qué recursos y logística utilizar y cómo llegar, es decir, qué tipo de misión realizar", apunta Fernández Moreno, y esa determinación de lo que va a hacerse en Marte una vez aterrice la primera misión tripulada es, en gran parte, la culpable de que ninguna agencia espacial tenga un proyecto claro y firme al respecto.

Es cierto que, tecnológicamente, hay todavía obstáculos que salvar. Los ingenieros tiene que determinar, por ejemplo, un modo de que la nave lleve el combustible suficiente para su viaje, y para una estancia inicial en el planeta rojo, sin que su peso suba tanto, que el lanzamiento cueste una fortuna (incluso con los nuevos métodos low cost, que podrían no aplicarse a una misión a Marte), y también se tiene que diseñar un modo seguro de que la nave aterrice sana y salva. En un reportaje para Wired, Bobby Braun, profesor del Instituto de Tecnología de Georgia, señalaba que "estamos hablando de aterrizar quizás una casa de dos plantas, y luego otra casa de dos plantas con combustible y provisiones justo al lado. Es un fantástico desafío".

Una cuestión de voluntad

Al final, no obstante, enviar una misión tripulada a Marte puede ser, simplemente, cuestión de querer hacerlo. Las misiones Apolo llegaron a la Luna porque existía la voluntad de conseguirlo y, en el marco de la Guerra Fría y la carrera espacial con la URSS, la NASA hizo todo lo necesario para que tuvieran éxito. Fernández Moreno afirma lo siguiente:

"En mi opinión, el principal obstáculo para ir a Marte es la falta de resolución. A diferencia de lo que la mayoría de la gente piensa, el principal obstáculo no es económico o tecnológico, sino más bien de voluntad. Desde cierto punto de vista, y salvando las diferencias, podemos compararlo con erradicar el hambre en todo el mundo. No se trata de dinero. Si todas las naciones desarrolladas del planeta contribuyen económicamente, y adquieren un compromiso con un programa de vuelos tripulados a Marte, sería posible abordar ese desafío en los próximos años".

La preparación científica y técnica de cara a una misión al planeta rojo es mejor que la que había en los 60 antes de que el Apolo XI llegara a la Luna, en parte también por la gran cantidad de misiones robóticas que llevan estudiando Marte exhaustivamente desde la década de los 70. La cooperación internacional necesaria para sacar adelante una empresa así se aprecia, por ejemplo, en la Estación Espacial Internacional, y el principal inconveniente está en la falta de una dirección y un objetivo claro para la NASA.

En palabras de Fernández Moreno, "las malas decisiones de la NASA en los últimos 35 años a este respecto (comenzando con el programa del Shuttle), con la posterior puesta en marcha del programa Constellation y su posterior cancelación, las continuos planes de misiones a Marte (que no suelen pasar de una presentación en Power Point o algún que otro documento más o menos detallado), son un buen ejemplo de los que NO hay que hacer. Y aún en la actualidad, la NASA sigue el mismo camino respecto a los vuelos tripulados, pensando y desarrollando tecnologías nuevas para luego ver dónde y cómo puede usarlas".

¿Qué pasa con Mars One?

Viking
Marte visto desde el aterrizador Viking, en 1976.

En este panorama, la iniciativa Mars One parecía, a priori, un revulsivo para animar a la NASA, principalmente, a establecer un curso de acción más centrado y coherente en su estrategia de vuelos espaciales tripulados, pero con el paso del tiempo, el proyecto ha generado también su ración de dudas. Cayetano Santana Gil explica que "Mars One nunca tuvo un plan de misión bien definido, ni basado en recursos ya existentes. Por las personas que lo han promovido, dudo que sea una estafa, pero es lo primero que habría que verificar. En cualquier caso, personalmente prefiero a los que hacen (con buenas intenciones), aunque gestionen mal (que tampoco me parece bien), que lo que se limitan a criticar iniciativas ajenas. Me refiero a que tampoco es buena la parálisis por análisis. Hace falta mayor participación de iniciativa privada coordinada".

Mars One parecía una gran oportunidad para ir finalmente a Marte, pero ahora le llueven las acusaciones de ser una estafa

El auténtico escándalo alrededor de Mars One llegó hace unas semanas, cuando uno de los candidatos a participar en la misión, el astrofísico del Trinity College de Dublín, Joseph Roche, desvelaba a Medium la cortina de humo detrás del proyecto, con peticiones de donaciones monetarias a los candidatos y sin un plan claro de actuación ni siquiera para seleccionarlos. José Vicente Díaz, uno de los dos españoles seleccionados como posibles futuros astronautas, declaraba a El País que “una vez estás dentro te lo vas creyendo, te lo quieres creer, pero después te llega un golpe de realidad y te sientes medio engañado”.

Juan Antonio Fernández Moreno, por su parte, señala que "lo acogí (Mars One) con entusiasmo, que ha ido en declive con el tiempo y a medida que he ido conociendo algo más del proyecto y observando algunas incoherencias. Tras haber suspendido la misión robótica planeada para 2018, todo lo veo bastante mal (por desgracia para los apasionados por Marte). Hace más de un año, ya comenté con Cayetano y compañía que sería un experimento sociológico y psicológico muy interesante si hicieran creer a los viajeros que realmente van y visitan Marte, aunque muchos de los voluntarios tienen bastante formación, y no sé cómo les convencerían de algunos aspectos, como los cambios de gravedad".

Mars One perdió el contrato con Endemol (la productora de 'Gran Hermano') para emitir un reality que mostrara el proceso de selección y entrenamiento de los tripulantes, y hasta parte de su viaje al planeta rojo, y un informe del Instituto Tecnológico de Massachusetts, en 2014, desmontó también parte de los planes de la compañía para garantizar la superviviencia de la colonia marciana, indicando que las plantas de los invernaderos podían terminar produciendo niveles peligrosos de oxígeno o que, conforme la colonia estuviera más asentada, más del 60% de los vuelos desde la Tierra tendrían que dedicarse simplemente a llevar piezas de repuesto. Da la sensación de que aún habrá que esperar para que se reproduzca en Marte una imagen similar a la de Neil Armstrong caminando por la Luna.

Fotos | NASA

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