Teníamos ganas de probar el BYD Han. La compañía china se encuentra en pleno desembarco en España y aunque las matriculaciones, de momento, no terminan de acompañar, la berlina eléctrica es un buen ejemplo de lo que es capaz de hacer BYD. Una piedra de toque antes de la inminente llegada del BYD Dolphin, que debería ser su gran modelo superventas.
La berlina eléctrica ya nos llamó la atención durante el evento de presentación de la marca en España. Y es que en BYD apuntan con este modelo a rivalizar con las grandes berlinas europeas, las premium. Palabras mayores. ¿Estará a la altura?
Ficha técnica del BYD Han
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BYD han |
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TIPO DE CARROCERÍA. |
Berlina de cinco plazas |
MEDIDAS Y PESO. |
4,995 metros de largo, 1,910 metros de ancho, 1,495 metros de alto y 2,920 metros de distancia entre ejes. 2.660 kg de peso. |
MALETERO. |
410 litros. |
POTENCIA MÁXIMA. |
380 kW (517 CV) |
CONSUMO WLTP. |
18,5 kWh/100 km y 521 kmm de autonomía. |
DISTINTIVO AMBIENTAL. |
Cero emisiones |
AYUDAS A LA CONDUCCIÓN (ADAS). |
Control de crucero adaptativo con frenada de emergencia, mantenimiento en el carril, asistencia de cambio del mismo, sensor de ángulo muerto, alerta de tráfico cruzado trasero, reconocimiento de señales, cámara trasera y proyección 360º. |
OTROS. |
Pantalla de 12,3 pulgadas para el cuadro de instrumentos y central de 15,6 pulgadas. Software propio con aplicación de Spotify incluida, tomas USB C y A, toma de tarjeta micro SD, carga inalámbrica del teléfono móvil. Compatibilidad con Android Auto y Apple CarPlay. Cámara interior en el retrovisor central. Pantalla auxiliar de siete pulgadas para las plazas traseras. |
HÍBRIDO ELÉCTRICO. |
No. |
HÍBRIDO ENCHUFABLE. |
No. |
ELÉCTRICO |
Sí. Con dos motores (uno por eje) para sumar 380 kW (517 CV) |
PRECIO Y LANZAMIENTO |
Ya disponible desde 69.990 euros. |
BYD Han, un aviso
Nadie está creciendo al ritmo que lo está haciendo BYD. En 2019 ya contamos que la firma china estaba haciendo méritos para convertirse en un nuevo actor relevante dentro del mercado. No solo en China, donde es el mayor vendedor de vehículos, superando a Volkswagen, también en Europa, un mercado que siempre se le ha resistido al país asiático.
Este mismo mes de mayo supimos que la marca estaba creciendo a un ritmo de un 400%. En agosto confirmaron que preparan la llegada de seis nuevos modelos completamente eléctricos para Europa.
Sus políticos, que lo han apostado todo al coche eléctrico pese a tener la casa a medio construir, empiezan a mirar con recelo a los fabricantes chinos y a quienes se han beneficiado de los favores de su Gobierno, incluidos Tesla, BMW o Renault, entre los occidentales.
Más o menos favorecidos, lo cierto es que BYD está decidida en dar el salto a Europa. No lo hace con modelos que rivalizan por la gama más baja del mercado (aunque se pueden estar guardando cartas para próximas manos), más bien ofrecen vehículos bien construidos y acabados, con buenos y agradables materiales y un buen software a un precio que rivaliza con los europeos. El BYD Atto 3, por ejemplo, brilla por un comportamiento a la altura pero un equipamiento mucho más amplio y completo que el de los rivales.
Con el BYD Han, el fabricante chino quiere hacer algo parecido: rivalizar con las berlinas eléctricas de Mercedes o BMW. Sin complejos pero, sobre todo, con un precio muy inferior al de los rivales.
Tecnologías multimedia: claro, sencillo y completísimo
Si por fuera el BYD Han es un coche llamativo, con sus 4,99 metros de largo, sus 1,95 metros de ancho y, sobre todo, con una estética muy limpia pensada para rebajar al máximo sus consumos, por dentro no lo es menos.
El interior está claramente dominado por una enorme pantalla táctil de 15,6 pulgadas en la que se recogen todas y cada una de las funciones que podemos aplicar en el vehículo. Una pantalla que en el mercado asiático, se puede rotar y situar en formato vertical, pero que ha dejado esta función a un lado para el europeo. Le acompaña una segunda pantalla para el cuadro de instrumentos, de 12,3 pulgadas, tras el volante.
Si empezamos por la posición del conductor, echamos de menos un poco más de resolución en la pantalla del cuadro de instrumentos aunque la calidad es claramente suficiente. También echo en falta un mayor refinamiento en los gráficos y los imágenes mostradas, un aire más moderno y cuidado en el panel.
Pese a ello, en el cuadro de instrumentos tenemos toda la información que podríamos demandar. Pero, sobre todo, me gusta una interesante solución que se aplica desde el volante. A modo de atajo, uno de los botones lanza una pantalla emergente en la que podemos controlar algunas funciones (como la climatización) para las que sería necesario acudir a la pantalla táctil central, con los inconvenientes que ello tiene en marcha.
Pese a todo, volvemos a echar de menos unos botones físicos para estos controles tan simples pero, al contrario que la mayor parte de los coches que optan por estas configuraciones, es posible variar algunos de estos valores o modos sin la necesidad de pasar obligatoriamente por la pantalla central.
Por encima, el Head-Up Display es grande y muy brillante. De hecho, la cifra de velocidad se muestra con un tamaño tan grande que me resulta excesivo. Con todo, es fácil acostumbrarse al mismo y desde la pantalla central podemos regular bien la altura para situarla con facilidad donde más cómodos nos sentimos.
Pero es en la pantalla principal donde más brilla BYD. El sistema de infoentretenimiento es muy completo y profundo. De momento, no es compatible con Android Auto y Apple CarPlay pero, en mi experiencia de uso, no lo he echado de menos en absoluto y eso siempre es una buena noticia.
Esto lo consigue con la fórmula más sencilla: asemejarse lo máximo posible al funcionamiento de un teléfono móvil. En la pantalla de inicio tenemos acceso a tres enormes widgets para profundizar en su navegador, en las entrañas de Spotify (trae la app ya instalada) o la radio.
En la parte inferior, unos botones nos permiten dividir la pantalla para tener dos apps abiertas al mismo tiempo (el navegador y Spotify, por ejemplo), un acceso rápido al resto de aplicaciones o un atajo para movernos entre las pantallas que hemos ido abriendo y que funcionan en segundo plano. Incluso podemos ir cerrándolas, haciendo un movimiento de descarte, como en una tablet o un smartphone.
Todo el sistema de infoentretenimiento se mueve de forma fluida e instantánea y, en mi experiencia, es fácil recordar los caminos para llegar al menú deseado. En cada pantalla tenemos a mano las funciones básicas que podemos desear y, a partir de ahí, se mueve un enorme abanico de sistemas y funciones secundarias que personalizar.
Por lo demás, el habitáculo está lleno de detalles interesantes. Cuenta con tomas de carga tipo C y tipo A. En las plazas traseras cuenta con una pequeña pantalla, entre los asientos delanteros, para controlar la climatización. Pero es el reposabrazos traseros el que sorprende al desplegarse, dejando al aire una tercera pantalla con la que controlar algunas funciones del vehículo, como la climatización, la posibilidad de aumentar el espacio para las piernas de la plaza trasera derecha (empujando el asiento delantero) o elegir el color ambiental.
Este color ambiental, además, también se refleja en el salpicadero delantero y, por defecto, vibra al ritmo de la música. Una mera curiosidad que sorprende pero que no llega a distraer y que, eso sí, puede convertir el interior del coche en una discoteca a ojos del conductor del coche de al lado. La música se apoya en doce altavoces con subwoofer que ofrecen una calidad de sonido muy buena.
Por último, es interesante todo lo relativo a sus cámaras. Éstas ofrecen multitud de posiciones, se pueden visualizar en marcha, las recreaciones en 3D del entorno son muy acertadas y, como en Tesla, nos muestra en centímetros el espacio que nos queda antes de chocar con un obstáculo. La definición de todas ellas, además, es realmente buena.
Tecnologías de conducción: lo mejor y lo peor del BYD Han
Durante la puesta de largo de BYD en España ensalzamos la buena calidad de los materiales interiores, lo bien ajustado que estaba todo y su buen tacto. Fue una de las comidillas entre los compañeros del sector durante el evento. El reto para BYD es trasladar esas mismas sensaciones a la propia marcha del vehículo.
Y con nosotros a los manos (ahora explicaré por qué), el reto está más que superado. El BYD Han es un vehículo bien asentado, que tiene mucho aplomo en carretera y que está muy bien aislado. El confort es muy bueno y se podrían hacer viajes largos con la tranquilidad de que saldremos descansados.
El nivel de ruido interior solo depende de la calidad del asfalto, que hará llegar un rumor al interior más o menos perceptible. Pero ese es su verdadero mérito, el ruido se queda en rumor. Las suspensiones, además, están ajustadas a la perfección y la marcha es realmente cómoda, si bien en carreteras reviradas se deja notar su enorme peso de 2.660 kg, penalizado por una dirección que no es especialmente rápida.
Todo en el BYD Han se ha pensado para maximizar la comodidad durante la marcha. La dirección está muy filtrada, el acelerador es progresivo en su primer recorrido y lo mismo ocurre con el pedal del freno que, para mi gusto, llega a ser demasiado esponjoso. Un mal casi endémico de las mecánicas eléctricas.
Pero si prefieres más contundencia y sacarle todo el partido a los 511 CV (sí, 511 CV) se puede seleccionar el modo deportivo que retoca el comportamiento del acelerador (haciéndolo más inmediato) y del freno (más contundente). Si le sumamos que calzamos unos Michelin Pilot Sport 4, el rendimiento a alta velocidad está asegurado.
Sin embargo, lo que más me ha sorprendido es la capacidad del coche para bajar a tierra la enorme potencia. En ningún momento he sentido que perdiera tracción y que tuviera que cortar el chorro de potencia. La gestión del par es absolutamente increíble, llevando siempre al suelo la cantidad esperada. El coche, a cambio, no es tan divertido o nervioso como puede ser un Mustang Mach-E pero entendemos que no es lo que buscan en BYD y que el objetivo es otro.
La cara negativa, y esto sí me ha parecido lo peor del coche, ha sido su control de crucero adaptativo. Tanto que, de no contar con una actualización que lo mejore, no recomiendo su uso. El coche peca de frenar con fuerza cuando se acerca a otro vehículo y le cuesta entender que tiene que acelerar si nos cambiamos de carril y no tenemos a nadie por delante. Además, las aceleraciones, como las frenadas, son excesivamente bruscas.
En los kilómetros que he tenido activo el control de crucero adaptativo, el coche ha confundido a algunos camiones que circulaban por el carril derecho con vehículos que lo hacían por el izquierdo, especialmente en las curvas. Esto, que también le sucede a otros modelos, podía llegar a provocar alguna situación de riesgo pues, como decimos, la frenada es demasiado seca. Además, también utiliza datos del navegador para reducir la velocidad si se va a tomar una curva más cerrada de lo habitual y, de nuevo, la deceleración volvía a ser más acusada de lo que debería.
Una auténtica pena pues donde más brilla el comportamiento del coche es en autopista y autovía y, aquí, es donde más partido se le puede sacar al control de crucero adaptativo. De hecho, yo mismo empiezo a abusar de él cuando el comportamiento es bueno y la carretera está más o menos despejada, por lo que echo de menos un mejor desempeño en un coche que, dinámicamente, se comporta muy bien.
Tecnologías de carga: presa de su potencia
Uno de los éxitos de BYD ha sido la integración vertical. La compañía es una de las mayores productoras de baterías del mundo y aprovecha su propia tecnología para montar sus acumuladores de energía, sus semiconductores y su propio software. Todo ello le permite ahorrar costes y tener un control absoluto para sacar el mayor rendimiento posible a sus productos.
Al contrario que otros fabricantes, que en sus modelos más caros optan por baterías NMC o NCA, BYD monta una batería LFP también en su Han. La teoría dice que estas baterías no consiguen acumular tanta energía ni pueden asimilar tanta potencia en la carga como sus rivales pero sí son mucho más duraderas a largo plazo, con una degradación inferior.
Lo cierto es que en este BYD Han ni se echa en falta potencia ni se echa en falta autonomía. Su tamaño es de 85,4 kWh y admite una potencia de hasta 120 kW de carga. En mi experiencia, conectado a enchufes de 150 kW, esta berlina eléctrica ha recuperado a su máxima potencia más allá del 50% de la batería. Superado el 60%, más o menos, la potencia fue cayendo progresivamente pero los datos dicen que es posible pasar del 30 al 80% de la capacidad en 30 minutos y del 10 al 80% en 48 minutos.
En cuanto al consumo, mis datos dicen que circulando en los límites legales en autopista y autovía se sitúa en unos 22 kWh/100 kilómetros. Es una cifra aproximada, pues la infografía del coche solo muestra los datos de los últimos 50 kilómetros o desde que el vehículo comenzó a rodar hace miles de kilómetros.
Esto quiere decir que en vías rápidas nos moveremos más cerca de los 350 kilómetros de autonomía real que de los 400 kilómetros. Es una cifra justa para un coche que presume de un buen coeficiente aerodinámico (0,233 Cx) pero que, sin duda, es presa de un motor al que le sobra potencia. Me gustaría saber el consumo de esta berlina con la mitad de potencia, con unos 250 CV. Estoy convencido de que sería mucho mejor y, al tiempo, mantendríamos la agilidad en carretera y la seguridad de saber que tenemos potencia para adelantar con suficiencia.
Por último, en el navegador se pueden planificar las rutas pero no muestra el porcentaje de carga con el que deberíamos llegar a cada enchufe. Sí muestra en pantalla el rango de acción que tiene disponible dependiendo de la electricidad con la que contamos en nuestra batería.
La conclusión de Xataka
BYD apunta a las berlinas tradicionales europeas y, si bien el sorpasso está complicado, parece que puede infundirlas algo de miedo.
Su BYD Han sólo tiene dos configuraciones, que apenas añade cambios en la opción superior. La más barata cuesta 69.990 euros y no tiene extras disponibles, todo llega de serie. La opción superior se desliza hasta los 73.620 euros y añade un color especial.
Para encontrar rivales premium, que en estos tamaños ya son de lujo, con potencias similares nos tenemos que ir a un BMW i5 de M60 xDrive (114.250 euros), un Mercedes EQE AMG 43 (108.888 euros) o un Tesla Model S (94.990 euros).
Sin embargo, no creo que BYD rasque ventas a ninguno de estos modelos. Quien está dispuesto a gastarse 70.000 euros o más en un coche lo hace valorando un aura del que BYD todavía carece en Europa. Esa imagen de marca que todavía tiene que labrarse en nuestro continente..
Pese a ello, sí puede sacar dos cosas positivas. Aunque complicado, es posible que rasque ventas en clientes que buscan una berlina potente, muy equipada y con detalles propios de berlinas muy muy superiores (como la pantalla auxiliar en la parte trasera) que comprueben con aprensión que las firmas europeas les dan mucho menos equipamiento por el mismo dinero. Por potencia, tecnología y comportamiento no será (lástima ese control de crucero adaptativo).
Pero, sobre todo, BYD tiene en el Han una demostración de lo que es capaz de hacer. Porque su software y la gestión que hace de la potencia en esta berlina es fácilmente replicable en modelos inferiores. Y, ahí, con su integración vertical y unos consumos que con motores más modestos deberían ser más ajustados, pueden hacer mucho daño, pues el equipamiento es superior al de la media del mercado.
Fotos | Xataka
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