Europa y EEUU tienen planes para ser una potencia de baterías eléctricas. Problema: China tiene capacidad de veto

Europa y EEUU tienen planes para ser una potencia de baterías eléctricas. Problema: China tiene capacidad de veto
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Fabricar baterías para dominar el mercado del coche eléctrico. Ese es el objetivo que Europa, India y Estados Unidos tienen entre ceja y ceja. Pero, al realidad es testaruda: China va un paso por delante. Y la dependencia de este mercado no parece que vaya a reducirse.

Dominar la fabricación de las baterías o, al menos, ser competitivos en el mercado, es clave para reducir los costes del coche eléctrico. Este componente sigue siendo decisivo a la hora de fijar el precio de los nuevos lanzamientos y no es de extrañar que los coches eléctricos más baratos provengan de China, como el MG 4 Electric o el BYD Seagull.

A falta de datos que recojan la producción de baterías en 2022, de los 10 mayores productores de baterías para coches eléctricos del mundo, China conseguía meter en la lista a cinco empresas en 2021, con CATL como fabricante destacado.

El Gobierno chino hace años que está apostando fuertemente por esta tecnología y, ahora, los fabricantes de Europa y Estados Unidos tienen que plegarse a los componentes chinos en sus baterías y entrar en una cruenta guerra por garantizarse una cadena de suministro segura que les permita seguir fabricando intentando reducir el aumento de costes lo máximo posible.

El problema es enorme para Estados Unidos y Europa. Su demanda de litio para las baterías no deja de crecer y la explotación de este mineral está viviendo unos cuellos de botella que anticipan una escasez de 270 GWh en 2030, Benchmark Mineral Intelligence. Tal y como recogen en Bloomberg, India, el cuarto mercado mundial del automóvil, también quiere su parte del pastel. Como en todos los casos anteriores, China es el verdadero problema.

El problema no es fabricar baterías

El verdadero escollo que se está encontrando cualquier país es el suministro de minerales para la producción de este componente. Y es que China tiene un dominio tal de la cadena de suministro que está manteniendo a raya al resto de competidores.

Joe Biden, presidente de Estados Unidos, ha apostado a unos atractivos incentivos para fabricar baterías y producir y vender coches eléctricos en el país. El objetivo es claro: limitar la dependencia de China y que todo se quede en casa. Hay un plan económico sobre la mesa con 13.000 millones de dólares para producir vehículos y otros 24.000 millones de dólares para fabricar baterías.

Con Europa decidida a saltar al coche eléctrico como única alternativa, pasando por el híbrido enchufable por el camino, la European Battery Alliance (EBA, por sus siglas en inglés, que da cobijo a 800 empresas) ha cifrado en 100.000 millones de euros el esfuerzo que Europa tiene que hacer si quiere ser competitiva en la producción de baterías.

En India, conscientes del potencial mercado que los fabricantes se están perdiendo, numerosas empresas están realizando importantes inversiones, incluida una inversión de 100.000 millones de rupias (unos 1.131 millones de euros) de Suzuki o los 2.300 millones de dólares con los que contará Rajesh Exports para su refinería en el país, según Bloomberg.

Pero hay un obstáculo que puede llevarse oír delante a buena parte de las inversiones. Abrirse un hueco en el mercado es aceptar precios altísimos en la compra de litio y tierras raras. Queda muy poco mercado disponible. Tan poco mercado que algunos fabricantes de coches se están asociando con minerías para poder garantizarse su disponibilidad.

Se calcula que China tiene bajo su control entre el 50 y el 60% de la cuota de mercado de la minería y, sobre todo, procesa el 80% de la capacidad mundial, según East Asia Forum. El mejor ejemplo de su fortaleza en la cadena de suministro está en la capacidad que ha tenido China para acaparar el 90% del litio que llega desde Australia (el país que más mina el oro blanco).

Y la producción china de estos componentes sólo aspira a ir a más. De los 562 GWh, que se calculaba que producirían a finales de 2022, se quiere pasar a 2,2TWh en 2030.

Buscando alternativas

Para tener una mejor idea del escollo que supone entrar en la producción de baterías, Manikaran Power Ltd asegura que en 2019, la tonelada de litio se podía comprar a 500 dólares, mientras que en estos momentos los precios rondan los 5.000 dólares por tonelada.

Parte de la solución, por tanto, parece estar en alternativas al litio. El reciclaje de baterías se postula como indispensable para huir de la dependencia china pero también encontrar nuevos productos que sean competitivos en costes y eficiencia con los llegados desde aquel país.

Las baterías de estado sólido, donde el silicio se postula como el elemento indispensable es una de las posibilidades para finales de esta década. Y desde Estados Unidos, la empresa 6K Inc. asegura que puede utilizar maquinaria de plasma para forjar los materias de una batería funcional, asegurando que su enfoque requiere de un menor consumo de agua y menores costes que la importación de baterías de Asia.

Y al mismo tiempo que Estados Unidos e India están ofreciendo atractivos incentivos económicos o levantando aranceles a vehículos llegados del extranjero, Europa ha llegado a un acuerdo con Chile para el suministro de litio para las baterías asentadas en su suelo. El proyecto VECTOR es el otro gran plan que las instituciones tienen en marcha para reducir la dependencia china en su producción de baterías.

Foto | Audi

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