A Lorca se le caían los poemas de los bolsillos y a Borges no le cabía el talento en el pecho, y de su inmensa producción literaria bebe hoy gran parte de la cultura hispanohablante. Vivieron tiempos extraños, tiempos en los que de haber escrito sus ideas en paredes oscuras nadie jamás les hubiera prestado demasiado atención. Pero, ah, Internet, Internet logra que todo cambie.
Por eso hoy la poesía hispanohablante que más importa puede estar en los libros, como cuando Lorca y Borges, pero también en las calles. En paredes deslavazadas que recogen mensajes de lo más variopintos, en murales exóticos que condensan el ingenio del pueblo llano, en descampados abandonados que representan un lienzo perfecto para volcar la expresividad de todos nosotros, hombres y mujeres anónimos.
Importa porque ahora se puede inmortalizar: el arte efímero ha pasado a ser un arte eterno gracias al potencial del meme y a las maravillas del ecosistema viral. De ahí que una pintada tan maravillosa como "Emosido engañados", supuestamente en Málaga, se haya convertido en una filosofía en sí misma, en un canto a los cuatro vientos de las realidades ordinarias del ser humano.
Esta es una recopilación breve, iniciada por @isaacfcorrales y ajustada de muchas de las genialidades que circulan por nuestras aceras y por la red, de los poemas del siglo XXI que deconstruyen los géneros antiguos y los transforman en alegatos reivindicativos, en un arte aún perseguido y que, sin embargo, simboliza la libertad creativa y expresiva más pura que existe. Un rotulador y mucha mala hostia.