La revisión por pares se ha convertido en un pilar fundamental de la ciencia moderna. Sin embargo se trata de un mecanismo que ha sido objeto de escasas revisiones. Ahora muchos investigadores quieren adaptarlo al siglo XXI.
Para entender los pormenores de la revisión por pares (peer review) conviene estar familiarizados con el proceso. La revisión por pares es una forma de control de calidad a la que se someten los artículos científicos (los textos en los que los científicos dan a conocer los procesos y resultados de sus investigaciones), los que aparecen en revistas como Nature, Science, PNAS, y un larguísimo etcétera de publicaciones.
¿Cómo es exactamente este proceso? Cuando se realiza un hallazgo científico el equipo de investigadores envía el texto del artículo (y tanta información adicional como sea precisa a la revista en la que desea publicar. Un editor revisa el manuscrito y, si considera que el texto se ajusta a los requerimientos de su revista, lo envía a un grupo de revisores (normalmente tres, aunque pueden ser más).
Estos revisores analizan el texto y emiten su veredicto: pueden aceptarlo de entrada, pueden aceptarlo con condiciones (que los autores revisen algunos aspectos) o pueden rechazarlo. En el segundo caso, se abre un intercambio de revisiones y recomendaciones que puede dilatarse durante meses. Las últimas revisiones las realiza la propia revista pero son ortotipográficas, no técnicas.
Y he ahí uno de los grandes problemas de este mecanismo: su lentitud. Los revisores pueden ralentizar y hasta parar el proceso (dependiendo también de los protocolos propios de las revistas, algunas de las cuales limitan los plazos de respuesta a autores y revisores).
La mayor parte de los artículos científicos no requieren urgencia, pero existe un coste en términos asociado a los atrasos que agrava las restricciones presupuestarias de las instituciones. A esto hay que añadir que ni revisores ni autores cobran por publicación, es más, algunas publicaciones cobran a autores, que suelen contar con presupuestos dedicados a tal efecto.
Pero a veces la ciencia sí debe ser urgente. Casos como la pandemia hicieron necesario cambiar las reglas de juego para agilizar los procesos sin sacrificar la calidad de la investigación. Cosa que no siempre se logró.
En contextos como este, brillaron los repositorios abiertos como ArXiv, BioRxiv o MedRxiv, portales donde los autores pueden publicar manuscritos sin revisar. Muy a menudo en estos repositorios se publican manuscritos que han sido enviados a alguna revista y están en algún punto del proceso de revisión por pares.
Por la revisión, el artículo final introducirá algunos cambios en el manuscrito, pero científicos de todo el mundo pueden empezar a considerar si el trabajo que están leyendo puede influir de alguna manera al suyo propio.
Errar es humano y muy a menudo una mirada externa es el mejor remedio, pero por si los errores fueran poco, también existe la malicia. Ya sea por la búsqueda de gloria o precisamente por señalar las carencias del ecosistema de las publicaciones científicas, muchos investigadores han enviado artículos falsos a revistas, algunos de ellos logrando ser publicados.
La revisión del trabajo científico no acaba en la revisión por pares. La metodología es un apartado clave en los estudios científicos y una de sus funciones es permitir que otros científicos repliquen los experimentos para validar o falsar los resultados. Este es un proceso diferente que no debe confundirse con el de la revisión por pares, pero si cabe aún más fundamental para la ciencia.
Hay alternativa
Decir que el proceso de revisión por pares ha permanecido inamovible en las últimas décadas sería inexacto, y prueba de ello es la aparición de mecanismos alternativos o complementarios. Algunos en los márgenes y otros ya asentados en lo que podríamos catalogar como el mainstream de la ciencia.
Un ejemplo de esta frontera entre lo alternativo y lo asentado son los repositorios como los antes mencionados (ArXiv, BioRxiv o MedRxiv) o portales como ResearchGate, a caballo entre repositorio y red social para investigadores.
El divulgador Richard Sprague proponía en un artículo en la revista Neo.life que el gremio de la ciencia tomara nota de las empresas tecnológicas, mucho más rápidas en publicar sus avances en forma de productos.
Compara el proceso de revisión por pares de la ciencia con sistema de versiones alfa y beta, en la que versiones inacabadas de un software son publicadas para un número limitado de usuarios que ofrecen su feedback.
“¿Qué pasaría si la ciencia tuviera su propio sistema de evaluación, de abajo hacia arriba, no solo para los grandes descubrimientos finales sino para todo lo que los investigadores generan? Esa es la idea detrás de algunos nuevos sistemas de revisión por pares propuestos”, explica Sprague.
Sprague cita algunos de estos nuevos sistemas alternativos, siendo el primero el “open peer” de la revista eLife. La revista comenzó a publicar los manuscritos de los artículos en proceso de revisión para que la comunidad pudiera aportar su “granito de arena” al proceso. Hace unos meses anunció que prescindiría de los revisores a la hora de decidir si un artículo sería publicado para centrarse en este “open peer review”.
El entorno blockchain también tiene un papel en este proceso para algunas plataformas. Un ejemplo de esto, también incluido por Sprague en su artículo, es el de The Longevity Decentralized Review (TLDR). Esta plataforma, destinada a la publicación de contenido relacionado con la longevidad, pretende utilizar un sistema de comentarios abiertos que pueden ser asimismo evaluados positiva o negativamente.
Una plataforma semejante ya que combina las aportaciones de usuarios y blockchain es ResearchHub. A partir de la utilidad de los comentarios, TLDR y ResearchHub ofrecen sus tokens a los usuarios como forma de compensarlos por su trabajo. Trabajo que hoy en día, recordemos, no suele ser remunerado.
No se trata de sistemas a prueba de fallos, admite Sprague: “las personas hipercompetitivas encontrarán la forma de hacer trampas, pero en la transparencia radical del blockchain, es difícil”. La “revision maliciosa” también es en teoría possible, con poco que perder, “salvo la reputación”.
En contraste a la descentralización que implica el blockchain, existen también propuestas que tienden a lo contrario, la recentralización. En otro artículo, la divulgadora Gemma Goldie proponía como ejemplo el uso de plataformas centralizadas, que permitirían encontrar a investigadores con la disponibilidad y experiencia para realizar revisiones. “Esto es importante porque la falta de tiempo o de experiencia son las dos principales razones que los investigadores citan para negarse a revisar la investigación”.
El proceso de evaluación de la ciencia está cambiando, pero los márgenes siempre avanzan más rápido que el consenso. Habrá que esperar a ver qué mecanismos acaban imponiéndose. El ecosistema de las revistas está dominado por grandes empresas que controlan decenas de cabeceras, desde las generalistas a las destinadas a un nicho científico particular y limitado. Serán probablemente estas las empresas que tengan la última palabra en cómo se evalúan los logros científicos.
Imágenes | Monstera / Mikhail Nilov / Sigmund
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