Manfred, los programadores que se hicieron reclutadores: "Cuando empezamos, poner el salario en las ofertas era alienígena"

Manfred, los programadores que se hicieron reclutadores: "Cuando empezamos, poner el salario en las ofertas era alienígena"
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Manfred es una agencia de recruiting bastante extraña por varios motivos. Para empezar, porque la mayoría de sus reclutadores no son técnicos de recursos humanos, sino programadores. En segundo lugar, porque todas sus ofertas incluyen la empresa de la vacante y el sueldo. Y en tercer lugar, porque empezaron ofreciendo servicios y ahora han empezado a compaginarlo con el desarrollo de tecnología. Aunque tal vez lo más singular de esta empresa es que su fundador, David Bonilla, en un principio no tenía la más mínima intención de montar una compañía de estas características. A pesar de ello, hoy es un referente en el sector.

Para Bonilla, la clave del éxito de su compañía radica en haber cambiado la mentalidad a la hora de buscar empleados. Aún hoy, opina, muchas empresas realizan procesos de selección como si se tratase de una compra, mientras que él considera que las compañías deberían tomárselo como una venta: deben tratar de convencer al trabajador de que su proyecto es el mejor para su carrera, y por eso tienen que ofrecerle argumentos con sentido y toda la información disponible sobre el puesto, y hacerle llegar propuestas adecuadas para su perfil.

“Cuando empezamos, publicar el nombre de la empresa no era normal, en general te decían que era una compañía joven y dinámica, líder en el sector, etc. Y poner el salario era ya alienígena. Además, los reclutadores se dedicaban a repetir lo que el cliente les pedía sin pararse a analizar si tenía sentido. Como nosotros sí sabemos de tecnología, le podíamos decir a la compañía que las condiciones del puesto o las pruebas técnicas que le habían hecho al candidato no tenían sentido. Era raro, pero creo que lo que hacíamos aportaba valor a todos”, señala Bonilla.

Otro de los aciertos que cree que han hecho escalar a Manfred es filtrar y personalizar las ofertas, para hacer llegar a los profesionales propuestas que encajen con su experiencia y cualificación. “Los candidatos estaban hartos. A mí me ha pasado que, siendo director técnico de Comalatech, me mandaban ofertas de programador junior, sin información sobre salario ni empresa. No tenía sentido. Me llamaban reclutadores que no entendían mi perfil, que no se habían molestado en entender quién soy, qué hago ni de qué manera. Era absurdo”, explica.

Salario y empresa

Por ese motivo, desde el primer momento Manfred pidió a todos sus clientes que publicasen tanto el nombre de la empresa como el salario que iban a ofrecer, y que en la oferta explicase a los candidatos qué iban a hacer, dónde y, de haberlos, que les compartiese datos técnicos. En una búsqueda en la web de la agencia, Xataka ha comprobado que toda esa información aparece en las vacantes que mantienen abiertas.

“No fue fácil para nosotros. Al principio eso no gustaba, y nos llevamos 6 o 7 meses sin facturar nada. Nos llegaban empresas que querían contratarnos y, cuando les decíamos que los salarios siempre tenían que ser públicos, se echaban para atrás. Y lo mismo ocurría cuando les decíamos que no íbamos a pasarles ningún dato de ningún programador hasta que no nos dijesen que estaba realmente interesados, cuando lo habitual era lo contrario, pasar todos los currículos de la gente que controlabas y que ellos decidiesen. Fue duro”, confiesa.

En este sentido, Bonilla asegura que otra cosa que les hacen diferentes es, precisamente, enviar a las empresas sólo unos cuantos candidatos seleccionados, en lugar de compartir con ellas todos los currículos que tienen de un determinado perfil profesional. Las propuestas que Manfred envía a sus clientes sólo llevan tres aspirantes que los técnicos de la agencia consideran que encajan con la posición, así como una serie de datos que justifican la elección de cada uno de ellos.

Cómo han llegado hasta aquí

Todas esas particularidades han llevado a Manfred a crecer enormemente en muy poco tiempo. La agencia fue fundada como tal por Bonilla a mediados de 2018, y en menos cuatro años ha logrado superar el millón y medio de euros de facturación y atraer el interés tanto de los profesionales como de las empresas del sector tecnológico, hasta tal punto que en febrero de 2020 fue comprada por el Grupo Sngular. Aunque la idea de la empresa se empezó a fraguar mucho antes.

David Bonilla

El germen de Manfred hay que buscarlo en la Bonilista, la newsletter que Bonilla lanza cada domingo desde 2011 y en la que opina sobre diferentes temas de actualidad del sector tecnológico. Esta lista de correo semanal, poco a poco, fue adquiriendo más relevancia y su creador comenzó a recibir propuestas para patrocinarla. Una de las primeras proposiciones fue de una empresa que quería anunciar una oferta de trabajo, y que estaba dispuesta a poner un dinero importante encima de la mesa para acceder a una lista de difusión en la que había un recurso ya escaso por aquel entonces: profesionales TIC cualificados. Tras esa oferta llegaron muchas otras.

“Empecé a ver que cada vez más empresas estaban interesadas en poner anuncios con ofertas de trabajo TIC en la Bonilista, y llegué a la conclusión de que había un problema en el sector que yo no había sabido ver porque estaba dentro de él. Para mí conseguir trabajadores cualificados era algo trivial, porque conozco a mucha gente de este sector, pero para las compañías era un gran problema. Si estaban dispuestas a pagar por adelantado a una newsletter, que es algo muy de nicho, simplemente porque quieren encontrar gente, es que había algo más”, explica a Xataka Bonilla.

Dado el potencial que parecía haber en las ofertas de trabajo para profesionales del sector tecnológico, Bonilla decidió embarcarse en su primer proyecto puramente relacionado con los recursos humanos y creó Manfred Daily en enero de 2018, un canal de Telegram en el que estableció que iba a compartir cinco ofertas de trabajo al día que se borrarían a las 24 horas, con el objetivo de que los usuarios lo consultasen a diario. Ya aquí pedía que las compañías especificasen el sueldo.

La agencia Manfred está al caer

El canal funcionó tan bien que pronto decidió que se podía hacer mucho más, y empezó a darle vueltas a la posibilidad de montar una agencia de recursos humanos. “Pensé en cómo me habría gustado que lo hiciesen conmigo, y lo que hice fue darle la vuelta: en vez de empezar con el cliente que paga, que es la empresa, y luego ir a por los candidatos, fui a por los candidatos, para lo que me tenía que convertir en una especie de representante de los programadores”, explica el fundador de Manfred.

La idea era los profesionales que utilizasen sus servicios firmasen un contrato por el que le pagarían a Bonilla una comisión si conseguían el trabajo. Los candidatos podían especificar en ese documento que sólo les buscase ofertas en las que la empresa de destino estuviese dispuesta a asumir esa comisión. Pero la cosa no acabo de funcionar.

Así que decidió crear una agencia, Manfred, en la que las compañías siguiesen pagando, pero tratando de mantener la idea de que el candidato tenía que ser más valorado. De ahí que exigiesen a las empresas que, para trabajar con ellos, debían aportar información sobre la compañía, el puesto, las tareas y el sueldo, y que sólo les pasarían tres perfiles seleccionados, y no todos los que tenían en su base de datos.

Manfred como agencia nació en julio de 2018, y en un principio sólo trabaja en ella el propio Bonilla. Pero, según asegura, pronto empezó a tener tal cantidad de trabajo que justo después del verano tuvo que contratar a su primer empleado, aunque no cerró su primer contrato hasta principios de 2019. “La idea inicial era llevarlo yo solo, pero evidentemente me equivoqué muchísimo con la demanda que había en el sector”, señala. En la actualidad la empresa tiene más de 40 trabajadores.

La compra por parte de Sngular

Manfred había nacido, y no iba a tardar en llamar la atención del sector tecnológico. En parte, porque Bonilla ya era conocido y su newsletter había alcanzado para 2018 un alto grado de popularidad, pero también porque la forma en la que la compañía trataba los recursos humanos parecía que funcionaba, y cada vez tenía más clientes y candidatos que recurrían a ellos para que les buscasen un empleo.

Tanto es así que a principios de 2020, año y medio después de fundar la empresa, Bonilla recibió una oferta del Grupo Sngular para adquirir Manfred, que el desarrollador aceptó, entre otras cosas, porque la tecnológica le aseguró que su actividad seguiría siendo independiente y con su propio equipo, clientes, proveedores y cuenta de resultados.

“Ellos enseguida entendieron que éramos peculiares y tuvieron el acierto de darnos autonomía plena. Y esto es algo que a la gente le cuesta creer, que Sngular nos dé tanta autonomía. Sngular sólo sabe lo que hacemos cuando analiza las cuentas a final de año”, asegura Bonilla. Las partes no hicieron pública la cantidad por la que se cerró la transacción.

Otro dato que habla del buen funcionamiento de Manfred en tan poco tiempo es la facturación que alcanzaron en menos de cuatro años: cerraron 2021 con unos ingresos de alrededor de 1,5 millones de euros, y planean aumentar esa cifra a tres millones de euros en 2022.

La buena marcha del negocio, junto con el músculo económico que les ha dado pasar a formar parte del Grupo Sngular, les ha llevado a abordar recientemente el más ambicioso, y arriesgado, de sus proyectos: desarrollar una herramienta con la que los profesionales tienen la posibilidad crear un currículo open source que se puede sincronizar con múltiples plataformas de empleo desde un archivo en formato JSON alojado en el repositorio del usuario en GitHub.

“Es el primer paso para convertirnos en un single source of truth (modelo por el que cada elemento se domina o edita desde un solo lugar) de datos profesionales. A mí me taladra mucho tener que subir mis datos a cada sitio, porque además la mayoría de las condiciones de uso de esas webs me impiden sacarlos, porque su modelo de negocio se basa en captar esos datos y en tratar de que no salgan jamás. Nosotros vamos a hacer lo contrario”, señala Bonilla sobre este reciente proyecto.

Stack Overflow

Manfred llevaba tiempo pensando en abordar este proyecto, y habían decidido desarrollarlo a lo largo de 2022. La idea era, y sigue siendo, atraer a más usuarios a su plataforma a través de una herramienta open source que pueda serles de utilidad. Pero el anuncio del cierre de la división de Talent & Jobs de Stack Overflow a partir del 31 de marzo de 2022, que supuso la eliminación de los currículos en línea de unos 4,7 millones de desarrolladores de todo el mundo que tenían sus perfiles públicos en esa web, aceleró las cosas.

Stack Overflow señaló que iba a permitir a sus usuarios exportar sus currículos hasta el citado 31 de marzo, por lo que Manfred vio la oportunidad de pescar en río revuelto y enfocó la fase de lanzamiento de su currículo digital en atraer a los usuarios de la web de desarrolladores. Así, creó una herramienta para que los profesionales con perfil en la web norteamericana pudiesen exportar su CV a formato JSON con sólo copiar y pegar su URL en la página que los españoles han creado para ello. Esta aplicación fue lanzada el 24 de mayo, una semana antes del cierre de Stack Overflow.

Algunas semanas después de aquello, Bonilla explicaba a Xataka que el lanzamiento “había sido un éxito porque todo había funcionado bien”, sin problemas técnicos. Desde que se pusiese en funcionamiento, Manfred ha registrado casi 3.100 usuarios nuevos, una cifra importante para la empresa pero que, en perspectiva, es modesta si tenemos en cuenta que Stack Overflow tenía currículos online de 4,7 millones de desarrolladores.

El futuro

Aquel lanzamiento de marzo supuso el punto de partida para el nuevo proyecto de Manfred, que no es otro que crear una herramienta de currículos que sea una single source of truth que se pueda conectar con todas las plataformas de empleo y, al mismo tiempo, extender sus servicios a otros países.

“Lo que hemos aprendido de todo esto es que tenemos una presencia muy fuerte en España, pero fuera, sin marketing, sin presencia constante y continua, no somos nada. Salir fuera es muy costoso. Hemos cambiado todo, las ventas van para arriba, todo funciona, pero nos queda mucho para ser internacionales, esa va a ser la piedra de toque, ahora hay que ver si podemos hacerlo bien fuera. Además, el producto ahora mismo está al 30% de su potencial. Lo que tenemos en mente nunca se ha hecho, y es muy grande. La mitad de la inversión irá al producto, y la otra mitad a darnos a conocer”, señala.

Para conseguir la financiación que necesitan, Bonilla explica que Manfred va a recurrir a financiación externa con el beneplácito de su empresa matriz: “Sngular nos ha dado este año un millón y medio de euros para crear la plataforma, pero se han dado cuenta de que con eso no tenemos ni para empezar, por lo que se han abierto a que busquemos financiación fuera”.

El desarrollador considera que, sólo para empezar a hacer lo que quieren en el extranjero y continuar desarrollando la herramienta, van a necesitar entre ocho y 10 millones de euros. Buscar esa financiación es el principal objetivo de Manfred a corto plazo. ¿A largo? Conseguir que una empresa de servicios acabe haciendo tecnología y logre llevar ambos negocios adelante con éxito.

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