Japón es el último país desarrollado que aún utiliza disquetes. Ahora les acaba de declarar la guerra

Japón es el último país desarrollado que aún utiliza disquetes. Ahora les acaba de declarar la guerra
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Ironías de la administración nipona. Cuando hace cuatro años a los vecinos de Tama, en Tokio, les tocó acudir a las urnas para elegir a su nuevo representante se encontraron con un panorama digno de una peli de ciencia ficción: entre los candidatos había un robot, una IA que pretendía acabar con la corrupción. No gano, pero tampoco quedó malparada. Curiosamente esas mismas instituciones que se codean con IA y dirigen la vida de los vecinos de Tama y el resto de Japón sigue en ciertos aspectos anclada en el siglo XX, con prácticas tan trasnochadas como el uso de disquetes.

Ahora el gobierno quiere decirles adiós.

En un tuit publicado el miércoles Taro Kono, ministro de Asuntos Digitales de Japón, le declaraba “la guerra” —la expresión es literal— a una tecnología tan anacrónica, tan propia de otros tiempos pasados, que chirría de mala forma en la gobernanza del tercer países más rico del mundo.

El dirigente explica que, en pleno 2022, en Japón sigue habiendo cerca de 1.900 procedimientos gubernamentales que exigen el manejo de soportes difíciles ya de ver en otros contextos, como los disquetes, CD o minidiscos. Tan presentes están que a las empresas que quieren entregar ciertos formularios o solicitudes no les queda otra que pasar por el aro y desempolvar sus floppy disk.

Hora de renovarse

“Revisaremos estas prácticas pronto”, garantizó Kono. La responsabilidad, precisa Bloomberg, recaerá sobre un grupo de trabajo que deberá redactar propuestas para acercar la administración al siglo XXI. El propio ministro ha señalado ya que el camino pasa por revisar la regulación para que las gestiones engorrosas que ahora requieren el uso de CD o disquetes puedan despacharse online.

No es la primera vez que Japón muestra su deseo de dejar atrás de una tecnología desfasada.

En otoño Nikkei revelaba que las autoridades locales de Tokio empezaban a mover ficha para, precisamente, decir adiós a los viejos disquetes. En Meguro planeaban que a lo largo del año fiscal 2021 las operaciones que hasta entonces requerían soportes físicos, como CD o floppy, estuviesen disponibles online, un paso similar al que planteaba dar Chiyoda en los próximos años. En el caso de Minato, otro de los distritos, el salto del sistema de pagos se había realizado ya en 2019.

No deja de ser irónico que el cambio llegue tan tarde en Japón, cuna de grandes multinacionales tecnológicas como Toyota, Mitsubishi, Panasonic, Honda, Nintendo, Canon, Komatsu o Sony, en su día, por cierto, uno de los grandes proveedores de disquetes de 3,5. La compañía hoy liderada por Kenichiro Yoshida dejó de vender su floppy hace ya más de una década, en marzo de 2011, ante la caída de ventas y el empuje de otras opciones de almacenamiento, como el USB.

Una de las claves de que el formato siguiese utilizándose en la administración nipona es que los disquetes son reutilizables. En el caso de Meguro ese factor, sumado a su elevado stock y los costes que implicaría un cambio de tecnología, llevó a que el sistema siguiera años vigente, aun después de que Sony hubiese dejado de fabricar disquetes. El cambio lo alentó en gran medida Mizuho Bank al advertir al distrito que empezaría a cobrarle por los medios de almacenamiento físico.

Ahora el empeño por "jubilar" la tecnología obsoleta parte de más arriba, del Ejecutivo central, decidido a modernizar la burocracia. Para lograrlo tendrá que afrontar los obstáculos legales que complican la adopción de nuevas tecnologías y la propia tradición —en Japón aún se utiliza el hanko, un sello que sigue requiriendo para ciertos trámites oficiales—; pero al fin y al cabo, como bromeaba hace poco el ministro de Asuntos Digitales: “¿Dónde se compra un disquete en estos días?”

Imagen de portada | Fernando Lavin (Unsplash)

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