El gobierno de Tokio sigue guardando datos en disquetes, y no es hasta ahora que los abandonarán

floppy disk
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En Tokio quieren ponerse al día digitalizando los datos que gestiona su gobierno, y por lo tanto van a dejar atrás soportes de datos físicos que aún utilizaban. ¿Qué soportes? Pues los discos floppy o 'disquetes' de 3,5 pulgadas. No, no es una noticia de hace veinte años: está ocurriendo en pleno otoño de 2021.

La resistencia a adoptar nuevos soportes, nivel Dios

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El centro de Tokio, en Japón. La ciudad es tan grande que cuenta con regiones y gobiernos especiales.

El cambio está siendo gradual y varía entre las regiones especiales de la ciudad (lo equivalente a nuestros distritos). La región de Minato empezó a hacerlo en 2019, pero la región de Chiyoda lo está haciendo durante estos meses y quiere terminar antes de 2022.

Esto no está pasando ahora por un puro tema de modernizarse: se hace a regañadientes por que ya no hay más discos floppy disponibles. Sony era el principal proveedor de estos discos y dejó de fabricarlos hace diez años, pero las administraciones de la metrópolis tenían una buena reserva y no dejaban de reutilizarlos.

El coste de migrar a sistemas más modernos hacía que la decisión se aplazase, y el personal está tan acostumbrado a usar esos discos que ahora se enfrentan a un cambio abismal. Pero no tienen más remedio: ahora mantener los disquetes implicaba pagar tasas de unos 380 euros mensuales a ciertos bancos, que tienen que recibir y gestionar los datos de esos discos por su cuenta.

Migrar hacia ser plenamente digitales también ahorrará muchos trámites que dependían de informes en papel fisico, algo que sigue muy presente en la burocracia japonesa. Algunas regiones especiales de Tokio tienen como fecha 2026 para ser plenamente digitales y confiar en sistemas más modernos: habrá que ver si lo consiguen. Quizás puedan pedir consejo a los Estados Unidos, que hasta hace dos años utilizaba los disquetes de 8 pulgadas para su arsenal nuclear. O a Boeing, que aún los usa para actualizar sus 747.

Imágenes | Fernando Lavin y Ryo Yoshitake

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