La NASA quiere investigar el sexo en el espacio. Para sus astronautas puede significar una cosa: practicarlo

Astronautas sexo.
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El espacio es uno de los lugares más hostiles para la biología humana. Allí, nuestros procesos corporales cambian por completo y, por ende, el sexo en el espacio no funciona igual que en nuestro planeta. Sin embargo, académicos y científicos de la NASA quieren buscar una solución a ello. Quieren ponerse en serio a estudiar cómo podríamos hacerlo en el espacio. Algo que han dejado pasar mucho tiempo.

Sexología espacial. Hace algunos unos años, un equipo de académicos publicó una propuesta en la que se instaba a las principales organizaciones espaciales a "adoptar una nueva disciplina" de estudio. Una que sería esencial a la hora de construir asentamientos humanos en otros planetas: la "sexología espacial". "La ciencia espacial puede llevarnos al espacio exterior. Pero serán las relaciones humanas las que determinen si prosperamos como una civilización espacial", señalaban los autores del estudio.

Necesario para el futuro. Tal y como ya estamos viendo en las maniobras espaciales de algunos países, la hoja de ruta es lograr crear asentamientos fuera de nuestro planeta en 2050. Y hay que tener en cuenta que la intimidad sexual es vital para la salud física y mental de la mayoría de las personas, por lo que los astronautas que pasan meses e incluso años fuera de la Tierra pueden necesitar mantener esa vida sexual en sus largos viajes.

Los problemas. Desde que comenzó la carrera espacial en el siglo XX se ha hecho evidente que los entornos de baja gravedad tienen efectos importantes en el cuerpo humano, como el flujo sanguíneo, la fuerza muscular y esquelética, e incluso el equilibrio hormonal. También que, sin la protección del campo magnético terrestre, las personas en el espacio están expuestas a niveles muy altos de radiación que, con el tiempo, pueden interferir con el cuerpo y el ADN, y conducir a una serie de riesgos que van desde el cáncer a la degeneración nerviosa.

En el pasado, lo único que importaba sobre biología espacial era descubrir cómo mantener vivos a los astronautas en aquel entorno y cómo traerlos de vuelta a la Tierra. Y no había razón para prestar atención al sexo. Pero en la década de 1980, después de que la Unión Soviética lanzara la Mir, una estación espacial para misiones de periodos largos, los científicos empezaron a preocuparse por la salud sexual y reproductiva. Pero no fue hasta que la URSS empezó a realizar misiones mixtas que se reflexionó sobre la posibilidad del sexo en el espacio.

El gran obstáculo: la baja gravedad. Ahora mismo existen cientos de estudios e investigaciones sobre si hacerlo en el espacio podría o no funcionar. E incluso detallan cómo, en entornos de baja gravedad, cualquier empujón puede hacer que dos personas salgan volando una de la otra. O cómo los efectos de la baja gravedad en los niveles hormonales y el flujo sanguíneo pueden afectar el deseo sexual y dificultar la excitación física. Y sí, también cómo los líquidos se acumulan por falta de gravedad, lo que puede conducir a gotas enormes de sudor y semen flotando.

Decenas de investigadores de todo el mundo han ahondado en este punto durante al menos 30 años. Algunos artistas incluso han creado llamativos diseños especulativos y prototipos de artilugios destinados a ayudar a los astronautas.

¿Puede funcionar? La NASA ha cambiado su postura durante los últimos años. Un representante de la agencia explicaba en este reportaje de Mic que ya han "estudiado la ciencia básica de la fisiología reproductiva en varias especies, incluidas moscas de la fruta, gusanos, caracoles, medusas, peces, ranas, pájaros y roedores. También se han completado otros estudios de investigación utilizando esperma de toro y humano".

Sin embargo, algunos críticos argumentaba que los datos de estos experimentos "son escasos, a menudo contradictorios, y no brindan suficiente información". Básicamente porque los datos recopilados de animales pueden no aplicarse a sujetos humanos.

Estadías prolongadas. Las agencias espaciales están ahora llevando a cabo numerosos proyectos de exploración, como Artemis de la NASA, que implicará estadías prolongadas en la luna y luego viajes a Marte. Estas misiones dejarán a pequeños equipos de astronautas en el espacio durante años. Es algo que nos devuelve a este tema: la NASA y otras agencias espaciales han temido durante mucho tiempo que las relaciones íntimas puedan poner en peligro la estabilidad de esas tripulaciones. Por eso tradicionalmente han pedido "abstinencia" en las misiones.

Aunque cada cierto tiempo circulan rumores sobre astronautas que rompen las reglas. En 1992, dos astronautas de la NASA se enamoraron en secreto y se casaron durante el entrenamiento. Se lo contaron a sus superiores cuando ya era demasiado tarde para alterar su misión, lo que provocó cientos de artículos sensacionalistas. ¿Qué hicieron? Lo esperado: negar que alguna vez contemplaran la idea de tener relaciones allí. ¿Lo hicieron? Nunca lo sabremos.

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