Absorber CO2 es el negocio medioambiental del futuro. Y los inversores ya se han dado cuenta

Cnlaim
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La última Cumbre del Clima celebrada el pasado mes de noviembre terminó sin un acuerdo que vinculase a los países a cumplir con los compromisos ambientales adscritos al Acuerdo de París. En un contexto donde todavía no hay una hoja de ruta clara para reducir las emisiones contaminantes, cada vez cobran más protagonismo las empresas que se dedican a absorber todo ese CO2 que industria y transporte no dejan de emitir a la atmósfera.

76 millones euros. Esta es la cantidad total que ha logrado recaudar la empresa suiza especializada en la succión de CO2, Climeworks AG, en su última ronda de financiación. Según ha informado la propia compañía a Bloomberg, esta recaudación marca un antes y un después ya que se trata de la mayor inversión privada realizada en una empresa de este tipo hasta la fecha.

Nueva planta. Parte de la financiación obtenida irá destinada a ampliar y mejorar la tecnología utilizada hasta ahora. El objetivo principal pasa por construir una nueva planta capaz de almacenar 100.000 toneladas de CO2 para el año 2022. De esta forma, al poder capturar más cantidad de gas, podrán ofrecer sus servicios a un mayor número de clientes y, así, abaratar los costes del proceso.

Para hacernos una idea, actualmente, capturar una tonelada del CO2 disuelto en el aire, le cuesta a la empresa alrededor de 220 euros. Sumado los gastos derivados del procedimiento en sí, a un cliente particular le saldría por unos 900 euros.

¿Cómo funciona? Las máquinas succionadoras de Climeworks aspiran el aire a través de tres contenedores gigantes que incluyen un total de seis filtros en su interior. El aire atraviesa estos filtros que son capaces de capturar las partículas de CO2 para, posteriormente, devolver el aire exento de éstas a la atmósfera. El dióxido de carbono interceptado no se elimina, sino que se almacena para posteriormente ser puesto a la venta.

Negocio. La viabilidad económica de la empresa no sólo radica en capturar y acopiar el CO2, sino también en venderlo después como producto de utilidad para otros sectores. Hasta ahora, han trabajado con empresas de bebidas refrescantes como Coca Cola que necesitan del CO2 para carbonatar sus bebidas. De esta forma, además de incorporar el gas requerido, utilizan uno procedente de fuentes sostenibles que no generan impacto ambiental.

Igualmente, también han trabajado con explotaciones agrícolas que utilizan el dióxido de carbono para acelerar el crecimiento de sus cultivos en el invernadero.

Oportunidad. El incremento de los niveles de CO2 en la atmósfera y la aceleración de las consecuencias del Efecto Invernadero en el clima hace que la agenda climática esté, cada vez más, sobre la mesa. Las negativas previsiones medioambientales junto al compromiso de reducir a cero las emisiones para 2050 colocan a este tipo de empresas como parte de la solución o, al menos, hasta que la hoja de ruta internacional implique directamente a los estados miembro en la descarbonización de la economía.

Imagen: Climeworks/Facebook

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