Ni dodos ni mamuts, la nueva gran promesa de la desextinción son los antibióticos neandertales

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Mientras algunos equipos de biólogos tratan de resucitar especies enteras, otros se conforman con algo algo más asequible pero quizás con mayor impacto sobre nuestro bienestar: recuperar moléculas extinguidas con nuestros antepasados. Es la desextinción molecular, y entre sus primeros objetivos están los antibióticos neandertales.

Homo neanderthalensis y H. denisova (neandertales y denisovanos) son las especies homíninas más cercanas al humano contemporáneo (Homo sapiens). También han sido los protagonistas de un nuevo trabajo que trataba de buscar en la genética de estas especies nuevos antibióticos con los que tratar las infecciones bacterianas que suponen una amenaza creciente por culpa de la aparición de bacterias cada vez más resistentes a los tratamientos.

Los esfuerzos por recuperar especies extinguidas y los de quienes buscan recuperar moléculas parten de comienzos semejantes. Lo primero es recuperar tantos segmentos del ADN de los restos hallados como sea posible.

Puesto que los restos que hallamos pertenecen a individuos que vivieron hace decenas e incluso cientos de miles de años, recuperar genes es muy complicado, pero cuanto más completos sean estas secciones mayor será la probabilidad de extraer información útil.

Aun tratándose de muestras incompletas del mapa genético de los homíninos extintos, la cantidad de información a procesar es vastísima. Los investigadores responsables de este estudio entrenaron un modelo de inteligencia artifical, panCleave, para buscar qué secciones de la cadena de ADN tendrían codificadas qué proteínas, y cuáles de estas moléculas asociadas podrían, potencialmente, servir como antibióticos hoy en día.

Una vez sitnetizadas estas moléculas con potencial antibiótico el siguiente paso fue el de probar la capacidad de las moléculas más prometedoras in vitro e in vivo, utilizando ratones como modelos animales, para confirmar su potencial bactericida y también anticipar posibles efectos indeseados.

Las pruebas empíricas no siempre coincidieron del todo con lo anticipado: algunas de las moléculas no eran capaces de matar las bacterias, mientras que otras requerían dosis muy altas para cumplir esta función. Ahora, los detalles de este proceso han sido publicados en un artículo en un artículo en la revista Cell Host & Microbe.

Detrás de este esfuerzo se encuentra el gallego César de la Fuente, quien encabeza el Molecular Biology Group de la Universidad de Pensilvania. De la Fuente y su equipo son los responsables también de haber dado nombre a este proceso de “desextinción molecular” (‘molecular de-extinction’).

Crear medicamentos es un proceso costoso, largo y sin garantías de éxito, y es en este contexto en el que la desextinción molecular puede jugar un papel determinante. Esta nueva herramienta promete condensar años de investigación y desarrollo en un proceso de dos pasos.

Superbacterias

Las bacterias resistentes a los antibióticos son una de las amenazas que trata de afrontar la medicina moderna para no acabar retornando a la era en la que las enfermedades infecciosas diezmaban las poblaciones de todas las sociedades humanas: la era post-antibióticos.

Se estima que en 2019 las bacterias resistentes a los antibióticos acabaron con la vida de entre 1,2 y 5 millones de personas. A esto hay que añadir numerosas infecciones que no llegan a causar la muerte y el hecho de que si nada cambia la situación irá empeorando progresivamente.

A la desexinción aún le queda camino por recorrer. Aun habiendo sido capaces de sintetizar moléculas partiendo de genes de homíninos extintos, éstos “nuevos” compuestos aún deben pasar por todos los filtros propios de cualquier tratamiento farmacológico. Por ahora los primeros candidatos no han logrado una gran tasa de éxito en laboratorio y aún quedan por comprobar aspectos fundamentales como la facilidad con la que los agentes infecciosos puedan desarrollar también resistencia a estos compuestos.

Otro aspecto que podría traer cola tiene que ver con cómo podría aplicarse la legislación sobre patentes y propiedad intelectual a estos casos. Este es un aspecto que atañe a otras formas de desextinción, como mamuts, dodos o tigres de Tasmania. El consenso presente impide patentar aquellas sustancias que se dan de manera natural en nuestro entorno (aunque existen mecanismos de compensación para que empresas que aprovechan este servicio ecosistémico compensen a los países que protegen los ecosistemas en los que se dan estas sustancias).

La desextinción, sin embargo, es terreno desconocido. Muchos de los esfuerzos en recuperar especies pueden vincularse a este interés en buscar en sus genes formas de sintetizar compuestos “perdidos” para la naturaleza. Si bien la desextinción de animales puede traer dilemas éticos y retos legislativos, centrarse en la recuperación de “simples” moléculas puede hacer más sencillo el proceso.

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