Todas esas cajas enormes del delivery son en realidad un agujero económico. Y la industria quiere solucionarlo

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Quizás te haya pasado alguna vez. Suena el timbre de casa, te levantas, abres la puerta y te encuentras ante ti, en el descansillo, con un repartidor que te extiende un enorme sobre de cartón tamaño surtido Cuétara de Navidad, lo suficientemente grande —piensas— como para contener una táblet o una ensaladera familiar. Ni lo uno ni lo otro. Al cogerla y comprobar lo ligero que es el paquete recuerdas qué habías comprado en realidad: un libro de bolsillo. Tal vez una pulsera o unos pendientes. Nada desde luego que justifique semejante dispendio de cartón.

La industria del delivery ha llegado a una conclusión similar y se ha puesto ya manos a la obra para solucionar uno de sus grandes desafíos: las cajas XXL.

Mejor los trajes a medida. Trajes o —dado el caso— sobres y cajas de cartón. Ese parece ser el objetivo de algunas de las grandes compañías de delivery que ya han movido ficha para adaptar los paquetes a su contenido. El objetivo: acabar con desajustes que acarrean tanto un coste económico como medioambiental.

Y todo, por supuesto, a medida que el comercio online gana peso y pone en circulación la enorme variedad de mercancías disponibles en Internet. No se trata de planes de futuro u objetivos fijados a largo plazo. Dos de las grandes empresas del sector en EEUU, Amazon y Walmart, se han puesto manos a la obra.

De la teoría, a la práctica. Un ejemplo claro lo deja el gigante del comercio minorista Walmart, con sede en Arkansas, EEUU. The Wall Street Journal detalla que la compañía ha instalado ya máquinas para el ensamblaje de cajas a medida en 12 de sus centros de logísticos y planea ya llevarlas a otras instalaciones. Hace solo unas semanas Packsize presentó su Ultra5, una máquina dedicada a la producción de cajas "del tamaño correcto" que se fabricará de forma exclusiva para Walmart.

Amazon ha avanzado en una línea similar. En otoño de 2021 la multinacional anunció que su programa The Climate Pledge Fund —dotado de una inversión millonaria para "apoyar tecnologías y servicios sostenibles"— respaldaría a CMC Machinery, firma italiana dedicada a la fabricación de cajas a medida. Su objetivo era muy concreto: llegar a finales de 2022 en condiciones de reducir el volumen de cada caja en un 24% y ahorrarse 1.000 millones de almohadas plásticas de aire.

Un objetivo que se mide en dólares. Los datos desgranados por Amazon en 2021 dan una pista de que la lucha contra las grandes cajas es también una lucha contra los sobrecostes. Pat Lindner, directivo de la multinacional, detallaba hace poco a The Wall Street Journal cómo el uso de cajas fabricadas a medida, junto a otros esfuerzos encaminados a reducir el consumo de cartón, han permitido recortar el peso medio de los envases de los envíos en un 38% desde 2015.

"Al ajustar el tamaño, la tecnología minimiza costes y el impacto ambiental de las cajas de cartón corrugado superfluas e innecesarias. También mejora la logística de paquetería, lo que permite a los minoristas colocar hasta un 33% más de cajas en los transportes de carga y entrega y, en última instancia, hacer llegar diariamente más pedidos a los clientes", reivindica Packsize. Según sus cálculos, la máquina Ultra5, fabricada para Walmart, es capaz de producir hasta 600 cajas cada hora.

Packsize Maquinaria de Packsize, fabricante de material y sistemas de embalaje.

… Y en impacto medioambiental. He ahí otra clave. Al anunciar el respaldo de The Climate Pledge Fund a CMC Machinery, Amazon destacaba que en cuestión de un año esperaba que la nueva tecnología le permitiera reducir en cerca de un 24% el volumen de cada caja y evitar el uso de 1.000 millones de almohadas plásticas como las que suelen incluirse en los paquetes para proteger las mercancías.

Al destacar las bondades de su nueva máquina de empaquetado, Packsize reivindica también su mayor rendimiento, lo que le permite —asegura— un menor balance de desechos e incluso emisiones contaminantes. "Reduce los residuos de embalaje causados por cajas de gran tamaño, evita el relleno de huecos con almohadillas plásticas y reduce las emisiones de los envíos", señala.

La importancia del contexto. La decisión de las multinacionales del delivery llega en un momento crucial que se entiende bien con la ayuda de  un par de datos. El primero muestra el alza del comercio online, que registró una expansión notable durante la pandemia. TWSJ recuerda que el segundo trimestre de 2022 representó el 14,7% de las ventas minoristas de EEUU. En el caso de España, la CNMC calcula que durante ese primer trimestre superó los 15.600 millones de euros, un 25,3% más que en 2021. De cumplirse las previsiones de Statista, para 2025 el 24,5% de las ventas minoristas se desarrollarán en el comercio electrónico.

El segundo dato tiene que ver con la generación de residuos, muy ligada a su vez con el "boom" del comercio online. En 2019 un estudio elaborado por la asociación de fabricantes y distribuidores (AECOC), junto con la vasca Ihobe, concluyó que el empaquetado del comercio electrónico genera el doble de impacto ambiental que el tradicional. Sus estimaciones, eso sí, dejaban una lectura esperanzadora: el 80% de esa huella podría reducirse en la fase de diseño con un modelo más sostenible.

Imagen de portada: Maarten van den Heuvel (Unplash)

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