No es ningún secreto que las predicciones meteorológicas se están volviendo cada vez más complicadas. Hace apenas tres meses, las principales agencias del mundo estaban convencidas de que la temporada de huracanes sería especialmente intensa. Entre los dos motivos clave había uno que seguramente escuchaste en los últimos tiempos: el Atlántico está anómalamente cálido. Bien, tres meses después, los expertos han detectado algo sorprendente: el Atlántico se está enfriando.
Bajan las temperaturas. Desde mayo se ha iniciado un extraño cambio de temperaturas, de cálidas a frías, en el océano Atlántico ecuatorial, y lo está haciendo a una velocidad récord. Al parecer, este patrón emergente, una especie de “Niña Atlántica”, se está produciendo justo antes de una transición prevista a una La Niña más fría en el océano Pacífico. Una serie de eventos consecutivos que podría tener efecto dominó en el clima mundial.
Comparando el 2023. “Estamos empezando a ver que las temperaturas medias globales del océano están bajando”, ha explicado Pedro DiNezio de la Universidad de Colorado en Boulder. Según NOAA, las temperaturas globales de la superficie del mar en julio pasado fueron ligeramente más frías que en julio de 2023, lo que pone fin a una racha de 15 meses de temperaturas medias oceánicas récord.
Los vientos alisios, clave. El área en cuestión donde está sucediendo este cambio de temperatura es un corredor estrecho a lo largo del Ecuador cerca de la costa africana. El enfriamiento de estas aguas durante el verano se debe a los vientos alisios que se mueven hacia el oeste y que tienden a aumentar en el verano a medida que una región estrecha de tormentas tropicales migra hacia el norte. La interacción de esos vientos con el agua del océano reduce parte del calor. Dicho esto, la lengua de agua más fría puede ser más o menos significativa en un año determinado.
El año 2024 comenzó con aguas oceánicas muy cálidas en el Atlántico ecuatorial oriental, pero se observó una rápida transición a aguas relativamente más frías desde finales de mayo, junio y julio. De hecho, esta fue la transición más rápida registrada en la historia. “Hemos revisado la lista de posibles mecanismos y hasta ahora nada cumple con los requisitos. Si las temperaturas se mantienen 0,5 °C más frías que el promedio durante al menos otro mes, se considerará oficialmente una “Niña del Atlántico”, cuenta Franz Philip Tuchen, de la Universidad de Miami.
Todavía sin explicación. Curiosamente, el enfriamiento coincidió con un debilitamiento de los vientos alisios, lo que normalmente daría como resultado lo contrario. Esta es una de las razones por la que la comunidad científica no está segura de cómo o por qué está sucediendo esto. De hecho, se necesitarán más investigaciones para comprender el evento.
Cómo afecta al clima. Irremediablemente, estos cambios dramáticos deberían tener algún tipo de incidencia en nuestro clima. Los investigadores indican que es muy probable que los dos posibles fenómenos de La Niña influyan en los patrones climáticos de todo el mundo debido a sus efectos sobre la temperatura y la humedad.
Por un lado, La Niña del Pacífico generalmente se asocia con un clima seco en el oeste de los EEUU y un clima húmedo en el este de África, mientras que una Niña del Atlántico tendería a reducir las precipitaciones en la región del Sahel de África y aumentarlas en partes de Brasil.
Cómo afecta a la temporada de huracanes. Es la otra pata de la mesa a estudiar, sobre todo por la época del año que nos encontramos. La región que podría experimentar la potencial Niña Atlántica, con aguas anormalmente frías, se encuentra a lo largo del Ecuador y, por tanto, no está en los trópicos donde se forman los huracanes. Allí, el agua todavía está bastante cálida. Aun así, la investigación ha demostrado que una Niña Atlántica tiende a reducir las precipitaciones en la región del Golfo de Guinea en África. Esto, a su vez, reduce la cantidad de circulaciones tropicales provenientes de la costa africana, lo que podría limitar la cantidad de ciclones tropicales.
El fenómeno opuesto, el Niño /La Niña del Pacífico, está vinculado a una mayor cantidad de fuerzas tropicales del este de África. Esto aumenta la probabilidad de actividad de huracanes. Dicho de otra forma, el Niño/Niña del Atlántico afecta principalmente al desarrollo de huracanes al regular la cantidad de circulaciones tropicales que empujan la costa africana. Sin embargo, no parece ser un actor importante sobre las fuerzas tropicales que se originan en otros lugares, como el mar Caribe o el golfo de México.
Fenómenos que se influencian. Por tanto, tenemos a La Niña desarrollándose a medida que se acerca la temporada pico de huracanes en 2024, lo que favorecería una temporada activa. Sin embargo, también tenemos una Niña del Atlántico que podría retrasar lo que de otro modo sería esa temporada hiperactiva que tanto se vaticinaba. Eso sí, únicamente si la Niña Atlántica realmente se desarrolla.
Por todo ello, los expertos cuentan que en estos momentos es difícil predecir exactamente cómo, pero hay motivos para pensar que La Niña del Atlántico podría retrasar el desarrollo de La Niña en el Pacífico, ralentizando sus efectos de enfriamiento en todo el clima global. “Podría haber un tira y afloja entre el Pacífico tratando de enfriarse y el Atlántico tratando de calentarse”, zanja Michael McPhaden de la NOAA.
Imagen | NASA Johnson, Franz Philip Tuchen/NOAA/climate.gov
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