"Ninguna medida de adaptación realista puede hacer frente a cambios de temperatura tan rápidos bajo un colapso" de la Corriente del Golfo. Durante las últimas semanas hemos discutido mucho sobre el debilitamiento de la AMOC y sobre las consecuencias que, especialmente para Europa, podría tener todo esto.
Y, sin embargo, hemos prestado muy poca atención a esa frase del estudio que devolvió el viejo temor de los investigadores a la palestra: la que dice que, hagamos lo que hagamos, el fin de la AMOC sería una catástrofe de proporciones insospechadas.
Todo ocurrirá demasiado rápido. La AMOC es el flujo oceánico que recorre de norte a sur en la cuenca del Atlántico norte. El proceso se inicia con hundimiento hasta el fondo de agua fría del mar frente a Groenlandia y el movimiento de esta hacia el sur. La sustitución de ese agua por una más cálida (que fluye en la superficie hacia el norte) permite transferir calor desde el Golfo de México a Europa.
El problema es que la importancia de esa corriente en Europa es capital. Sin ella, tanto Europa occidental como el este de América del norte se enfriarían muy significativamente. Veríamos cómo se produciría un "enfriamiento generalizado en todo el Atlántico norte y hemisferio norte en general" que derrumbaría la temperatura en Europa, cómo se fortalecerían "de las borrascas de invierno, con más y más potentes ciclogénesis explosivas" y una nevaría mucho más (sacando muchísimas tierras productivas del mercado en cuestión de años).
El cambio sería (será) brutal y lo sabemos de buena tinta.
La Historia está llena de ejemplos. La Pequeña Edad de Hielo fue, según la NASA un periodo que comenzó alrededor de 1550 y consistió en tres picos fríos (en torno a 1650, 1770 y 1850) intercalados con intervalos relativamente cálidos. Aquellos picos fueron extremadamente duros y son detonantes claves de tres de los grandes conflictos geopolíticos del continente: las Guerras de Religión, la Revolución francesa (y el Bonapartismo) y las revoluciones en torno a 1848. Pero también la caída de la dinastía Ming en China.
Estos años están llenos de anécdotas, desde las tropas suecas atravesando el mar congelado en la Guerra Sueco-Danesa hasta la sospecha de que el frío fue el factor calve que hizo que la madera de los Stradivarius sea más densa de lo habitual.
Hambre, dolor y sufrimiento. En National Geographic publicó en su día un pequeño resumen de testimonios históricos donde se puede comprobar que "aldeanos alpinos [sobrevivían] a base de pan hecho con cáscaras de nueces molidas mezcladas con harina de cebada y avena", los "gritos y lágrimas de los pobres, que profesan que están casi a punto de morir de hambre" y "murieron personas en todo el país, al igual que bestias, aves y peces. Se suspendieron los entierros porque el suelo estaba demasiado duro para excavar. Los árboles se partieron y las plantas perecieron".
No estamos en el 1600, claro. Y eso se nata, especialmente, en nuestra capacidad para 'adaptarnos' y para utilizar las redes internacionalista para 'amortiguar' los cambios locales o regionales. nadie puede discutir que, en las últimas décadas, nuestros sistemas han mejorado: más allá de nuestra valoración, Andalucía tiene ahora el doble de regadíos que en los años 90 en circunstancias climáticas similares.
Sin embargo, como dicen los autores, es muy difícil imaginar algún escenario en el que un cambio climático de ese calado no desemboque en una profunda crisis económica, política y social a lo largo y ancho de todo el continente.
Y ese, por supuesto, es el peor problema de todos. Ahora mismo, toda Europa se prepara a toda prisa para un clima más cálido, para que el Sáhara se extienda hacia el norte, para que las lluvias y la nieve se vuelvan más raras. En el momento en que la Corriente de Golfo se frene (y cada vez está más claro que se frenará) iremos de cabeza a una la situación contraria. pero sin tiempo para reaccionar.
Como decía la vieja (y probablemente apócrifa) maldición china, parecemos destinados a vivir tiempos interesantes.
Imagen | Juanedc
En Xataka | En el año 536 el Sol comenzó a brillar menos que la Luna. Acto seguido comenzó la pequeña Edad de Hielo
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