Dinamarca quiere que todos sus vuelos domésticos sean neutros en carbono en 2030: un plan para el que falta desarrollo tecnológico

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Mette Frederiksen, primera ministra de Dinamarca, habló del cambio climático en su discurso de Año Nuevo, avisando de la introducción de un impuesto al carbono (una idea que ya planteó en verano la Unión Europea) y también de la idea de lograr, en un contexto de aumento de las temperaturas, que todos los vuelos nacionales sean neutros en carbono para el año 2030: "Tenemos que ser capaces de que nuestros vuelos domésticos sean completamente ecológicos".

"Colectivamente, debemos ser tan impacientes como el planeta necesita que lo seamos. El aumento de las temperaturas lo está destruyendo. Este año decidiremos sobre un nuevo y ambicioso impuesto sobre el CO2 para asegurar que las empresas que contaminan paguen por sí mismas sus emisiones. Esto también aplica al tráfico aéreo. Viajar es vivir, y por eso volamos, pero al mismo tiempo es perjudicial para nuestro clima. [...] Tenemos que hacer ecológico volar", dijo la primera ministra.

Plan quinquenal y medidas por desvelar

Aunque el impuesto el carbono será manejado este mismo año, la idea de Frederiksen es que para 2025 haya al menos una ruta nacional neutra en emisiones, y para 2030 todos los vuelos nacionales sean "completamente ecológicos" en este sentido.

La ministra ha anunciado la intención, pero no las medidas concretas: el estado de la tecnología de absorción de CO2 será clave

La forma concreta de lograrlo todavía no ha sido anunciada, pero hay algunas medidas que podrían formar parte del plan de lograr vuelos neutros en carbono. Por ejemplo, el uso de aviones eléctricos, que si bien todavía están en fase de desarrollo y prototipado, para la segunda mitad de la década bien podrían ser opciones reales para trayectos cortos, algo idóneo en un país de 43.000 km² como Dinamarca. Por dar contexto, la superficie de España es de más de 500.000 km².

Los aviones eléctricos supondrían directamente itinerarios libres de emisiones, pero si no podemos fiarlo todo a ellos, queda la opción pura de emisiones neutras, que es un concepto sencillo: uno puede generar tantas emisiones como sea capaz de absorber. Lo complejo suele ser llevarlo a cabo, por lo que una de las primeras medidas suele ser empezar a bajar al máximo posible esas emisiones, para luego plantear medidas orientadas a absorber las que queden.

De la reforestación a los árboles mecánicos pasando por reducir emisiones

Esas medidas de absorción de CO2 que compensen lo emitido pasan por algunas como la reforestación tradicional, haciendo un cálculo exacto de la cantidad de CO2 para ver hasta qué punto se compensan los vuelos de cada compañía, pero también hay otras donde entra en juego la tecnología. Por ejemplo, con extractores de CO2 atmosférico, algo a lo que Bill Gates se refirió —hablando en futuro—  como "uno de los mayores avances del mundo". Es costoso e ineficiente a día de hoy, pero posible.

También existen ideas como los árboles mecánicos, nacidos al calor de un auge de las investigaciones en esta materia desde hace cuatro años que, de entrada, han logrado que la idea de absorber CO2 pueda ser hasta mínimamente rentable. Sigue siendo más que complicado, pero al menos ya no parece tan descabellado como hace muy poco. De hecho, Frederiksen habló del trabajo en curso de investigadores y empresa privada como parte del desarrollo de las soluciones que harán posible ese objetivo.

De fondo, un cambio de paradigma: tras años viendo un boom en la aviación y recibiendo con los brazos abiertos a las aerolíneas low cost que han permitido a varias generaciones viajar tanto como las anteriores no podían ni soñar, pasamos a una "vergüenza a volar" tan residual como incipiente, especialmente cuando se trata de vuelos domésticos con alternativas como la ferroviaria. Ya en 2019 la Unión Europea anunció a través de su presidenta Ursula von der Leyen la llegada de tarifas para las aerolíneas que encarecerían los vuelos en el marco de un plan de lucha contra las emisiones.

Suecia anunció un plan similar para 2030 y desde el 1 de enero de este 2022 discrimina las tarifas a las aerolíneas en función del impacto climático del modelo de avión que haga cada trayecto.

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