Mientras otras partes de Europa contemplan con asombro y algo de fascinación la aparición puntual de esas nubes de polvo del Sahara que parecen teñirlo todo de naranja, la calima en Canarias parece haberse instalado en el archipiélago para quedarse la mayor parte del año. ¿Qué hay detrás de este fenómeno que parece que, lejos de amainar, se ha ido intensificando en los últimos años en las islas?
Polvo sahariano. Viene siendo habitual en muchas de las islas levantarse por la mañana, mirar por la ventana, y no poder ver ese infinito cristalino que siempre se daba a través del Atlántico. “Otro día con calima”, se escucha con frecuencia desde hace varios meses. Con ello, nos referimos a la presencia de polvo en suspensión que llega del continente africano (en gran medida de los desiertos del Sahara y Sahel).
Con todo, el cuadro pictórico que se forma con la calima no es agradable: estas invasiones de aire caliente traen altas temperaturas, sequedad y enturbiamiento del aire junto a perdida de visibilidad. La calima, además, no afecta por igual. Sus efectos son más notables a cierta altura (a partir de los 500 metros) que en la superficie. Esto se debe a la influencia de las aguas frías, que tiende a mantener una capa delgada de aire más o menos fresca sobre el mar, en cualquier caso, imposible de remover por el polvo, que se ve obligado a remontar por encima de las aguas.
Origen y proceso de formación. La cercanía de las islas con el continente africano es clave, pero siendo más exactos, el origen proviene de hace millones de años y se debe a las partículas minerales (cuarzo, carbonatos, feldespatos, óxidos de hierro en diferentes formas, illita, kaolinita, fosfatos) que provienen de los ríos africanos, hoy extremadamente secos y con gran cantidad de limos y arcillas en su lecho. Entre los enclaves que distribuyen más polvo se encuentran la región de Bodelé (en los alrededores del Lago Chad), o las cuencas mineras de Guelb Rhein (al norte de Mauritania).
Se inicia cuando los sedimentos comienzan el “vuelo” tras una pequeña brisa (o simplemente por los procesos convectivos de aire), generados, muy importante, por la temperatura elevada del suelo que actúa como una especie de aspiradora que crea un flujo del aire, de abajo a arriba, que arrastra con ello los materiales. Curiosamente, ese polvo que en muchas ocasiones viene de algunos de los enclaves más desolados del planeta, acaba proporcionando fertilizante esencial incluso al Amazonas.
Por qué esta calima no es la de siempre. Aunque la población canaria tenga la idea de vivir más tiempo con calima que sin ella, siempre se ha convivido con ella. Sí es cierto que se ha dado un cambio en los últimos años. Los registros geológicos indican que el aporte eólico ha aumentado en los períodos más fríos (glaciares a escala global). El delegado de Aemet en Canarias, David Suárez, contaba que desde 2020 se había notado un incremento en la actividad de la suspensión en las islas. El dato se daba pese a que desde la década de 1980 se apreciara una línea descendente en la cantidad de calima que afecta a canarias.
Al parecer, estos picos han coincidido en las últimas décadas con períodos de sequía extrema y prolongada en el norte de África, provocando que la humedad del suelo sea más baja y que el polvo esté más disponible. Además, los vientos intensos han ayudado a las condiciones. El tercer elemento clave es el anticiclón de las Azores, el mismo que envía al archipiélago los vientos Alisios que atemperan su clima, y que se encuentra desplazado más hacia el este de lo normal con una actividad más intensa de lo habitual en los inviernos.
La calima, ¿es mala? La contaminación por gases y partículas de combustión de ciudades e industrias, al ser de menor tamaño, se consideran más dañinas que las de calima, pero el fenómeno no es del todo inocuo. Por ejemplo, un estudio de la Universidad de la Laguna explicaba que la llegada del polvo sahariano es habitual e inevitable, que predominan las partículas gruesas (limos), menos dañinas que las finas (arcillas), y que aunque las cantidades no suelen afectar a la calidad del aire, afecta a personas especialmente sensibles como aquellas con enfermedades coronarias, "hasta un 2% más de personas fallecen por cardiopatías los dos días siguientes a la calima y hay más igresos por insuficiencia cardíaca aguda. Además, el asma agudiza sus síntomas y los cuadros de EPOC empeoran ante la exposición".
En 2020, un estudio rastreó los efectos de las nubes de polvo que salían de la depresión de Bodèle, en Chad, examinando 15 años de registros sobre las repercusiones del polvo en la calidad del aire en comunidades del continente africano que se encontraban en la dirección del viento. Descubrieron que la densidad de polvo en el aire estaba íntimamente relacionada a si un bebé recién nacido podría sobrevivir un año. Si el polvo espesaba el aire aproximadamente un 25 por , la probabilidad de que ese bebé sobreviviera disminuía un 18%.
¿Influye el cambio climático? A este respecto, desde Aemet se admite que puede tener incidencia por el aumento de temperaturas y pocas precipitaciones que contribuyen a bajar la humedad del suelo y la desertificación desde las tierras africanas, pero no se cree que sea influencia directa del mayor número de eventos de polvo.
La calima enriquece los suelos. Por último, destacar dos estudios que han tenido lugar hace poco tiempo donde se indica que el polvo sahariano enriquece los suelos con isótopos de 137Cs y plutonio. Trabajos en ambos casos pioneros que contribuyen a documentar y comprender la interacción entre los aerosoles minerales y el medio ambiente.
Imagen | El Coleccionista de Instantes, II, Francisco Javier Toledo Ravelo
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