La industria del coche europeo llevaba años pidiendo medidas proteccionistas. Francia ha recogido el guante

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El coche eléctrico está poniendo patas arriba la industria del automóvil. Y en un mercado absolutamente globalizado, una nueva corriente se está levantando: el proteccionismo. Los fabricantes europeos hace tiempo que levantan la voz. Estados Unidos se ha decidido a atraer inversión. Y, en Europa, Francia ya trata de encajar sus propias medidas proteccionistas.

El coche eléctrico como cambio. El coche eléctrico está cambiando por completo la producción tradicional de los automóviles. Empresas como Tesla, que han nacido con él en sus genes, han conseguido una rentabilidad pocas veces vista, produciendo automóviles con costes fijos muy bajos y a una altísima velocidad.

Los fabricantes europeos y occidentales tradicionales tratan de achicar agua a marchas forzadas. Los directivos hace tiempo que avisan de miles de despidos que, además, ya se están ejecutando. De momento, para rentabilizar el producto sigue siendo necesario vender el coche eléctrico muchísimo más caro que el de combustión.

China se levanta. Y con Tesla empujando a la industria y la Unión Europea apostando sin reservas por el coche eléctrico, China parece haber encontrado su lugar. Desde hace años trabajan para mantener la cadena de suministro bajo su control. Con una mano de obra mucho más barata que en Europa (y regulación menos exigente), los precios a los que venden sus vehículos son muy inferiores.

Su industria está, incluso, luchando por sobrevivir, dada la guerra comercial que se ha abierto dentro del país. Aiways podría estar cerca de la bancarrota y empresas como NIO o XPeng pierden miles de dólares con cada coche eléctrico vendido, según Reuters. Las ventas de coches eléctricos se han disparado y, de momento, los fabricantes chinos son los más beneficiados.

Avisos continuos. Todo esto ha provocado que los fabricantes occidentales (y especialmente los europeos) se hayan mostrado reacios al coche eléctrico. Y aunque Toyota tampoco está conforme con un camino que conduzca solo ha esta tecnología, son los europeos los que más han batallado por alternativas.

Fabricantes como Renault alegan que debemos saltarnos Euro 7 pues China ya se encuentra inmersa en la tecnología del coche eléctrico y poner unos límites más estrictos a los modelos de combustión solo encarecerá los costes y pondrá a los europeos en desventaja. Carlos Tavares, CEO de Stellantis, ha sido el que más veces ha levantado la voz con un mensaje muy concreto: imponer barreras a los fabricantes chinos.

EEUU. Al mismo tiempo, Estados Unidos se ha afanado por atraer inversiones y talento para fabricar vehículos eléctricos en su territorio. Con beneficios fiscales muy atractivos para los fabricantes, Joe Biden ha impulsado la Ley de Reducción de la Inflación.

De momento, Ford no ha dudado en centrar el mantenimiento de su plantilla en Estados Unidos. Volkswagen ya se plantea seguir invirtiendo en Estados Unidos o Canadá en detrimento de Europa y Tesla busca producir sus baterías en México. Si una firma fabrica coches eléctricos, baterías o recicla materiales en cualquiera de estos países podrá acogerse a las medidas fiscales impulsadas por Biden.

Francia da el paso. Uno de los países que más presiones ha recibido por establecer medidas proteccionistas es Francia. Sintiendo las continuas quejas de Stellantis y Renault, Emmanuel Macron ha anunciado que el próximo paquete de ayudas a la compra de coches eléctricos discriminará a los modelos en función de su origen.

Las medidas concretas todavía tienen que especificarse pero todo apunta a que sólo podrán acogerse al nuevo plan de ayudas aquellos automóviles que hayan sido fabricados en suelo europeo. El motivo esgrimido es la huella de carbono. Según el presidente, se premiará a los vehículos y baterías fabricados en Europa, porque "su huella de carbono es buena", mientras que países como China obtienen la energía quemando carbón.

Todo en el aire. De momento, todo indica que se trata de una medida proteccionista con la que poner coto a fabricantes como BYD, que ya dominan la tabla de los coches eléctricos más vendidos del mundo y están aumentando significativamente su presencia en Europa.

De momento se habla de una puntuación que excluirá a los vehículos más contaminantes durante su proceso de producción. Sin embargo, el propio Macron ha sido el encargado de presentar las nuevas plantas de baterías que se asentarán en el país y que tienen en China el origen de sus inversiones.

Pero la mayor duda es qué pasará con algunos de los modelos más vendidos en el país. El Dacia Spring, el coche eléctrico más vendido de Francia, llega desde China y podría quedarse sin las ayudas. El Tesla Model Y, sin embargo, llega desde China y desde Berlín, ¿cómo se discriminará a ambos modelos? Pronto conoceremos todos los detalles del plan y sus posibles implicaciones.

Imagen | Unsplash

En Xataka | La industria del coche eléctrico chino quiere tomar Europa. Y SVolt tiene claro cómo: con fábricas de baterías

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