"El tiempo demostrará que nuestra posición es la correcta": Toyota sigue teniendo clarísimo su rechazo al coche eléctrico

  • El presidente de Toyota no cree que el coche eléctrico pase de una cuota del 30% en las ventas

  • El nuevo CEO se ha acercado al ascua del coche eléctrico pero está lejos de quemarse

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La apuesta es arriesgada y los resultados los empezaremos a conocer muy pronto. Toyota no cree en el coche eléctrico. Está segura de que el híbrido (enchufable o no) es una pieza clave no sólo en una transición al coche eléctrico, también en el futuro a largo plazo. La primera víctima de esta decisión fue el Toyota bZ4x, su primer coche eléctrico.

Muy probablemente, no será la única.

Un parto complicado. El nacimiento del Toyota bZ4x fue realmente complicado. Su primer coche eléctrico también sirvió para desarrollar otros dos modelos hermanos: el Lexus RZ 450e y el Subaru Solterra. Cada uno con su propia forma de ser. El Lexus, más lujoso. El Subaru, más campero. El Toyota, el coche de masas.

Pero desde su anuncio oficial a finales de 2021 y desde que comenzaran las entregas, el Toyota bZ4x se ha convertido en un dolor de cabeza continuo para la marca. Una jaqueca que se ha ido incrementando con una llamada masiva a revisión por graves problemas con sus ruedas (podían llegar a desprenderse en frenadas de emergencia) y estudios que apuntan a una autonomía muy lejana a la esperada en condiciones reales de conducción.

1.200 unidades. Todo esto ha provocado que Toyota apenas matricular 1.200 unidades en 2022, su año de lanzamiento. De ellas, casi mil llegaron al mercado en el último trimestre. A nuestro país llegaron, literalmente, cuatro unidades. En España, además, el Toyota bZ4x comenzó su andadura, exclusivamente, bajo la fórmula de renting.

Los números, por tanto, son muy flojos para el mayor fabricante de vehículos del mundo. Sólo en 2022, Toyota vendió más de medio millón de vehículos electrificados. Entre ellos, el Toyota Mirai, su apuesta por el hidrógeno y la pila de combustible, consiguió sumar 2.000 unidades pese a los inconvenientes que tiene intrínsecos este modelo.

10.000 unidades. La situación es tal que la compañía puso techo a sus ventas en estados Unidos, según recogía Car and Driver: 10.000 unidades. Una cifra muy baja para el fabricante que más coches vende en el país. Entre los eléctricos, el Tesla Model 3 vendió allí casi 200.000 unidades, en 2022. Le sigue el Tesla Model Y. En tercera posición, el Ford Mustang Mach-E vendió más de 60.000 unidades.

Para tener una mejor fotografía, Car and Driver destacaba que un coche tan de nicho como el Toyota GR Yaris había roto la barrera de las 12.000 unidades. O que, por entonces, el Volkswagen ID.4 ya había conseguido poner en el mercado más de 20.000 unidades.

¡El futuro es híbrido! Para justificar esta decisión, Toyota ha puesto un ejemplo muy visual: con cada batería de 100 kWh de capacidad, el fabricante puede producir 90 Toyota Prius híbridos eléctricos y seis Toyota RAV4 híbridos enchufables. Es decir, Toyota sigue prefiriendo vender a volumen en lugar de menos unidades a un mayor precio, como sí anunció Volkswagen.

"El tiempo está de nuestro lado. Esta escasez, no sólo de materiales para baterías, sino también de infraestructura de recarga, dejará muy claro que no hay una solución única para todos, y que la mejor respuesta es, en realidad, una mezcla de distintos tipos de vehículos", aseguraba Gill Pratt, jefe científico de Toyota a Automotive News.

A vueltas con el coche eléctrico. Las declaraciones están en consonancia con las expectativas que la marca tiene puestas en las tecnologías del futuro. En Toyota se han cansado de decir por activa y por pasiva que no creen en el coche eléctrico como alternativa única a los motores de combustión.

La firma hace tiempo que busca soluciones debajo de las piedras al coche eléctrico. Desde una apuesta firme por la hibridación (enchufable o no) hasta los usos más inesperados del hidrógeno, desde la pila de combustible hasta cartuchos, pasando por su quema en motores de combustión.

El 30%. Las declaraciones de Pratt las comparte gente muy importante dentro de la marca. Tan importantes como Akio Toyoda, presidente de Toyota Motor Company quien sigue insistiendo en que el coche eléctrico no triunfará como solución única.

"Da igual lo que mejore el coche eléctrico, no pasará del 30%", dijo refiriéndose a su cuota de mercado", señaló hace unos pocos días Toyoda en una charla con empresarios.  Allí también dejó claro que el crecimiento del coche eléctrico no deben imponerlo "ni las regulaciones ni los políticos" y que debe ser el cliente el único que escoja qué tecnología reinará en el futuro.

Una batalla interna. Pero la gran duda es si todos están remando a una dentro de Toyota. El fracaso del lanzamiento del Toyota bZ4x ha hecho que la compañía se esté replanteando cambiar por completo su hoja de ruta. En 2021 anunciaron que lanzarían hasta 30 modelos con diferentes tamaños de batería antes de 2030. Según Reuters, todo ha quedado en papel mojado. La firma trabaja en una nueva plataforma, con una inversión de 38.000 millones de dólares mediante.

En abril del año pasado, Akido Toyoda, cedió su puesto como CEO de la compañía para posicionarse como presidente de Toyota Motor Company. Desde 2009, el nieto del fundador de la compañía ha basado su gestión en dos líneas maestras: dotar a Toyota de una pátina deportiva perdida en los años anteriores a su entrada y el hidrógeno como energía salvadora.

La batería de estado sólido. De momento, los planes para asentar un futuro donde el coche eléctrico sea clave siguen adelante. En 2023, Toyota presentó su plan para la llegada progresiva de las baterías de estado sólido, un tipo de acumulador de energía que debería acabar con los problemas de autonomía y tiempos de recarga.

Sumándose a esta carrera de la batería de estado sólido, Toyota no sólo quiere demostrar que puede ser relevante en el futuro, también le servía para respaldar su estrategia de apostar todo tipo de tecnologías y actuar como contrapeso de las declaraciones de algunos de sus máximos dirigentes. Una forma, en definitiva, de tranquilizar a inversores dudosos y acallar voces críticas.

Europa, la excepción. Lo que Toyota lleva años retrasando es una apuesta única y exclusiva por el motor eléctrico, como sí están haciendo otros fabricantes. Su argumento tiene sentido: priorizar tecnologías en función del mercado al que el vehículo va dirigido.

En Europa, por ejemplo, sí quieren enfocarse en el coche eléctrico. Aunque Toyoda no comparta el rumbo tomado por las políticas europeas, de momento se mantiene la prohibición de vender coches con motores de combustión "que no sean neutros en CO2".

Esto mismo da un respiro a Toyota. El cambio de rumbo respecto a Euro 7 y el cambio en la redacción de la normativa para 2035 (antes se hablaba de "coches neutros en emisiones") permite a Toyota seguir adelante con el desarrollo de motores de hidrógeno y de pila de combustible.

Una tecnología por cada mercado. Si bien en Europa Toyota irá acercándose (lo quiera o no) al coche eléctrico, parece decidida a seguir impulsando el desarrollo de motores híbridos, tanto enchufables como no enchufables.

Hay que tener en cuenta que Japón sigue cerrándose a la compra de coches eléctricos. Los híbridos han sido su opción favorita desde hace décadas y el mercado sigue reacio a cambiar. Estados Unidos, por su parte, sigue siendo un mercado difícil de electrificar en sus áreas más despobladas, por lo que el crecimiento del coche eléctrico se espera que sea lento en algunos estados.

Para un gigante como Toyota, repartir los huevos en lugar de ponerlos en una sola cesta es la opción más conservadora y, parece, lógica. La duda es si están llegando tarde al coche eléctrico y si los rivales están cogiendo demasiada ventaja. Solo el tiempo dirá y, en Toyota, parecen tener claro que les dará la razón.

Imagen |  Toyota

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*Una versión anterior de este artículo se publicó en febrero de 2023

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