Ascender las numerosas e imperantes montañas de Nepal es una hazaña considerable. Ahora, subirlas cargados de recursos médicos para atender a los enfermos de Covid es una empresa ya digna de admiración. Nepal, con 28 millones de habitantes y donde un tercio de la población vive cerca del umbral de la pobreza, ha sido uno de los países más afectados de Asia meridional. Más de 8.000 muertes han sido causadas por el virus, la mayoría de ellas en las zonas rurales, al pie del Everest, donde hay poca o ninguna infraestructura de atención médica.
Para que os hagáis una idea: se necesitan 14 horas y una voluntad de hierro para llevar los suministros de Covid desde el hospital más cercano a Manang, una ubicación remota en Nepal a 4.000 metros de altura. Allí, el terreno es prácticamente imposible de conducir y propenso a los deslizamientos de tierra, lo que ha hecho que la escasez de oxígeno sea un gran problema. Un vídeo de TikTok muestra cómo es esa misión. Y es, simplemente, alucinante.
El vídeo. Cuatro hombres con un paisaje de fondo aparecen en escena. Lo que vemos detrás son algunos de los picos más altos del mundo. Caminan atravesando una salvaje cascada y se balancean delicadamente sobre un poste que han habilitado a modo de puente. Todo esto mientras cargan bombonas de oxígeno a sus espaldas. Lo que se asemeja más a una película de aventuras del estilo de La Comunidad del Anillo son en realidad unas imágenes grabadas por una enfermera en el Himalaya.
El vídeo se hizo rápidamente viral en TikTok, acumulando más de un millón de visualizaciones y de comentarios felicitando a esos trabajadores en primera línea que luchan contra un brote de coronavirus brutal. Su perfil en la red social es un buen resumen de un sistema sanitario derrumbado y con pocos recursos, que hace logísticamente casi imposible llevar atención médica a las aldeas más remotas del territorio.
Crisis sanitaria. La pandemia está colapsando su ya exiguo sistema de salud. Millones de personas cruzan la frontera entre India y Nepal y muchos de ellos portan el coronavirus que se está produciendo en el país vecino. Los dos países están cerca física y culturalmente. Millones de nepalíes trabajan en India, y muchos de ellos viajaron a su hogar en Nepal esta primavera, huyendo de las restricciones municipales de cierre durante la propia crisis en India. Los casos no tardaron en llegar a las aldeas más remotas del país, donde apenas existen hospitales.
Incluso antes de que llegara el coronavirus, las zonas rurales de Nepal en particular tenían poco acceso a la atención médica. Una comparativa lo dice todo: En los Estados Unidos, hay aproximadamente un médico por cada 385 personas, según datos del Banco Mundial. En Nepal, la proporción es de un médico por cada 1.430 personas. Pero es que la mayoría de los trabajadores sanitarios de Nepal tienen su sede en la capital, Katmandú, y el valle que la rodea, lo que deja enormes franjas del país sin ningún médico. Entonces, en las zonas rurales de Nepal, el acceso a la atención médica es casi insignificante: la proporción podría ser de un médico por cada 150.000 personas, según revelan algunas encuestas.
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Sin vacunas. A principios de este año, cuando los casos de coronavirus eran relativamente bajos en el sur de Asia, India donó un millón de dosis de la vacuna COVID-19 de AstraZeneca a su vecino del norte. El gobierno nepalí también adquirió más dosis del programa COVAX de la Organización Mundial de la Salud. Ordenó al menos un millón de dosis adicionales al Serum Institute of India, el mayor productor mundial, y las pagó.
Pero en marzo, cuando la carga de casos de coronavirus de la India comenzó a aumentar, el gobierno detuvo las exportaciones. Nepal nunca recibió el resto de su pedido. Muchos residentes que habían recibido una primera dosis de AstraZeneca no pudieron recibir su segunda inyección. Hace unas semanas, China donó a Nepal otro millón de dosis de su vacuna Sinopharm, que el gobierno ya las está asignando a residentes mayores de 60 años. Hasta ahora se han administrado menos de 3 millones de vacunas: apenas el 3% de los residentes ha recibido ambas dosis.
Covid en la cima del mundo. Pero es que el brote de coronavirus de Nepal se ha extendido incluso al punto más alto de la tierra: el monte Everest. Los guías de senderismo dicen que al menos 100 personas, escaladores y guías, han dado positivo en el campamento base del Everest, aunque el gobierno de Nepal lo ha negado. "Para ellos, el Everest representa una fuente de ingresos. Pero hay muchos turistas y guías de escalada locales que ya están enfermos", explicaba un epidemiólogo nepalí en este reportaje de NPR.
Mientras que China prohibió a los escaladores extranjeros de su lado de la montaña durante la pandemia, Nepal reabrió su lado del Everest a todos este año, extranjeros y locales, después de que se cancelara su temporada de montañismo en 2020. El problema es que si bien los escaladores extranjeros pueden permitirse el transporte aéreo a Katmandú si se enferman en el Everest, muchos de sus miembros del personal de apoyo local no pueden hacerlo.
Sin oxígeno. Los medios llevan semanas haciéndose eco de la falta de oxigeno que existe en los hospitales de la región. Mientras los centros médicos se esfuerzan por hacer frente a uno de los brotes de coronavirus de más rápido crecimiento en el mundo, se ha tenido incluso que pedir a los escaladores que entreguen sus bombonas de oxígeno usadas para que puedan ser rellenadas para los pacientes contagiados.
Una situación que refleja la extraña dualidad en Nepal: mientras cientos de escaladores extranjeros intentan costosas expediciones a las cumbres del Monte Everest y otros picos, las empobrecidas aldeas de abajo enfrentan una urgente escasez de camas de hospital, oxígeno médico, kits de prueba de coronavirus y otros suministros.