Este nuevo cristal es el más duro del mundo: es capaz de rayar la superficie de un diamante

Diamante
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Su nombre es muy poco atractivo. Se llama AM-III, pero este nuevo material tiene una peculiaridad singular: se ha convertido en el cristal más fuerte y duro de nuestro planeta.

Científicos chinos que trabajan desde hace tiempo en este proyecto han creado este material y han demostrado que es tan duro que es capaz de rayar la superficie de un diamante. Y atención porque a eso se le une otra interesante propiedad: puede actuar como un semiconductor.

Amorfo pero sorprendente

Aunque el AM-III tiene muchos paralelismos con los diamantes, hay también diferencias relevantes. Así, mientras que los diamantes presentan una disposición de átomos y moléculas en una estructura reticular perfecta, el AM-III presenta una estructura más desorganizada en la que los átomos y las moléculas están desalineados, un tipo de material conocido como amorfo.

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Los materiales amorfos (también conocidos como sólidos no cristalinos) engloban a materiales como los plásticos, los geles y por supuesto los cristales, pero estos últimos no suelen ser especialmente resistentes.

Precisamente lo que hicieron los investigadores chinos es probar combinación tras combinación de átomos y moléculas. Recurrían a moléculas de carbono con forma de balón de fútbol, llamadas fullerenos, y se dieron cuenta de que podrían ser un buen punto de partida para materiales amorfos con gran dureza.

Al aplicar calor y presión a estos fullerenos e ir probando esas combinaciones acabaron  dando con el AM-III, que tiene una dureza de 113 GPa en la prueba de dureza de Vickers. Nada mal, teniendo en cuenta que el acero dulce (con un bajo porcentaje de carbono) tiene una dureza de 9 GPa y los diamantes naturales suelen rondar los 70-100 GPa. Hay por supuesto compuestos distintos que tratan de superar al diamante en dureza.

Eso permite al AM-III rayar incluso la superficie de un diamante natural o artificial —cada vez proliferan más—, pero además los científicos descubrieron que ese material podía comportarse como un semiconductor en la línea del silicio amorfo. Eso podría plantear aplicaciones fotovoltaicas interesantes para un material que desde luego llama la atención.

Imagen | Thomas Evans

Vía | SCMP

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