"Sangre, sudor y lágrimas" con el aceite de oliva: ya vemos la luz al final del túnel, pero los próximos meses van a ser muy largos

Las salidas del mes de agosto son buenas noticias para el sector, pero malas para el mercado en su conjunto.

Zorka Ostojic Espinoza
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Ha llegado uno de esos momentos clave de la campaña.  La Agencia de Información y Control Alimentarios acaba de publicar los primeros datos provisionales del mercado del aceite de agosto y estamos justo en el punto en el que no queríamos estar.

Los datos son muy buenos para el sector. Es decir, tenemos un problema.

Los datos. Empecemos con ellos porque nos ayudan a entender la situación en la que estamos. Pese el sector solo ha operado tres semanas han salido más de 71.500 toneladas de las bodegas nacionales (sin incluir las importaciones que rondan las 20.000).

Esto es una buena noticia... Porque, como explican en Olimerca, estas salidas refuerzan "el dinamismo de las empresas aceiteras españolas" tras un par de años muy duros. No hay que olvidar que el aceite que tienen en sus bodegas almazaras y envasadoras es un aceite muy caro: que los actores del sector puedan colocar las reservas antes de que los precios bajen garantizan la sostenibilidad del ecosistema.

...y, sin embargo, es una mala noticia. Porque, recapitulemos, eso significa que a 31 de agosto quedaban unas 139.000 toneladas en las almazaras y unas 132.000 en las envasadoras. vamos con un poco de margen, pero las expectativas son malas. El aceite nuevo no va a llegar hasta finales de octubre (o, más probablemente, mediados de noviembre) y los países de nuestro entorno (Italia, Marruecos) lo están pasando mal.

Es decir, septiembre va a ser clave. Porque si agosto suele ser un mes flojo, septiembre nos tiene acostumbrados a tener salidas parecidas a junio y julio: si hacemos caso a las tendencias históricas, estarían más cerca de las 100.000 que de las 70.000.

No obstante, esto no siempre ocurre así. El año pasado, por ejemplo, las salidas se situaron en 62.500 toneladas. Y menos mal: incluso con esta ralentización en la puesta en el mercado, estuvimos relativamente cerca del 'enlace cero'; esto es, del desabastecimiento.

¿Podemos llegar este año al 'enlace cero'? Incentivos no faltan, como explicaba. Quedarse con aceite almacenado es casi sinónimo de perder dinero. Eso es cierto. Tan cierto como que comprar aceite ahora es perder dinero. Durante las próximas semanas, el sector aceitero va a vivir una pugna constante que puede causar mucho rudo (e incluso un caos más que generalizado). "Sangre, sudor y lágrimas", dicen desde Olimerca.

Pero, si todo va bien, serán problemas que no durarán demasiado. A falta de ver cómo se porta la meteorología estas semanas, ya vemos la luz al final del túnel. Solo queda ver lo agónica que se nos va a hacer camino hasta la salida.

Imagen | Zorka Ostojic Espinoza

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