Las altísimas temperaturas del Atlántico tienen un riesgo para España: los huracanes son ahora más probables

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En los próximos 7 días, hay un 50% de posibilidades de que una tormenta subtropical cercana a las Azores se transforme en un ciclón. Se llamaría Don y es curioso porque el Atlántico, pese a su escandalosa temperatura, lleva mucho tiempo demasiado tranquilo.

Pese a que hemos visto un par de intentonas, como explica Martín León, la irrupción de polvo africano en el pasillo entre Cabo Verde y el Caribe ha hecho que la convección se diluya y, con ella, la formación de tormentas tropicales.

Sin embargo, eso ha empezado a cambiar. Ahora mismo, el Centro Nacional de Huracanes de EEUU está monitorizando un sistema de bajas presiones al oeste de las Azores que "podría convertirse en una depresión subtropical o tropical durante los próximos días" mientras avanza hacia el este.

¿Hay riesgo de que nos afecte? Es pronto para decirlo, pero no estamos hablando de esta baja subtropical por eso. Estamos hablando de "Don" porque, pase lo que pase con ella, su aparición en las 'cercanías' de las Azores es una de las piezas de un puzle que empieza dibujar una situación inédita.

Lo explicaba con mucho detalle Víctor González de Meteored: el hecho de que "el Atlántico esté más caliente hace que aumenten considerablemente las opciones de que [lleguen huracanes a la Península]. Antes el riesgo era mínimo, pero ahora la posibilidad ha pasado de ser remota a baja, pero significativa". Es decir, "ahora entra dentro de lo posible".

"Más que extremo". Así es como definía lo que ha pasado en el último mes Leon Simons, uno de los mayores expertos en la situación del Atlántico Norte. Y no es para menos: porque, aunque ahora mismo la superficie del océano está en récords históricos, no hay que perder de vista un detalle clave. Que el anterior récord se produjo en septiembre de 2015, justo durante el pico relacionado con el superNiño de ese año.

La pregunta, pues, es sencilla... ¿qué va a pasar en los próximos meses?

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Y como estamos en un momento excepcional, no tenemos ni idea. González dejaba bastante claro que la llegada de huracanes era algo posible, sí; pero no probable. Al fin y al cabo, el agua caliente es solo uno de los factores que ayudan a la organización de sistemas en tormentas tropicales. El aire húmedo, por ejemplo, es clave y nuestra región es sensiblemente menos húmeda que el Caribe.

Al menos de momento, claro. Porque, en el fondo, que el agua esté caliente solo significa que hay más energía disponible. Es decir, que si se dan las condiciones meteorológicas para la formación de un huracán, la tormenta tendrá más energía disponible. Pero (y esto es clave) las 'condiciones meteorológicas' tienen que darse.

Más allá de los huracanes. Esto es importante porque hay mucha tela que cortas más allá de los huracanes. Si la situación en el Atlántico sigue así hay muchas otras cosas que pueden pasar. La peor, al menos ahora que seguimos en plena ola de calor, es que "pueden darse más entradas de aire cálido, ya que al tener  más temperatura el mar pierde la capacidad de refrigerar y esas masas  de aire no se enfriarían tanto".

Además, podríamos encontrarnos de frente con más tormentas y granizo: "un mar más cálido tiene más energía  y evapora más humedad" y eso puede provocar tormentas mucho más intensas. Algo que, en cuanto emboquemos hacia septiembre, puede ser el 'impulso' clave para que el otoño sea una sucesión de inundaciones.

En Xataka | Tres gráficos que explican por qué está pasando algo  "extremadamente anómalo" en el Atlántico (y por qué vamos a notar las  consecuencias)

Imagen | ECMWF

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