Un buque ruinoso y abandonado con 1,1 millones de barriles de petróleo ha hecho saltar las alarmas de la ONU. Su objetivo: evitar otro Prestige

Un buque ruinoso y abandonado con 1,1 millones de barriles de petróleo ha hecho saltar las alarmas de la ONU. Su objetivo: evitar otro  Prestige
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Quizás su nombre no te diga gran cosa, pero si nada lo evita es probable que el FSO Safer acabe sumándose al Odyssey, Prestige o Exxon Valdez en el largo e infausto listado de petroleros que han protagonizado graves vertidos de fuel. Bazas no le faltan desde luego para repetir cualquiera de esas catástrofes y liberar toneladas de crudo en los océanos. Tan peligroso resulta que la ONU lo ve como una “bomba de relojería” en pleno Mar Rojo y coordina un plan para neutralizar su amenaza.

Ahora está buscando 80 millones de dólares para activarlo.

¿Qué es el FSO Safer? Básicamente, un navío ruinoso repleto de toneladas de petróleo que amenaza ahora el Mar Rojo. Claro está, no siempre fue un peligro. Su historia se remonta a hace casi medio siglo, a 1976, cuando salió de los astilleros de Japón para operar como un buque para el transporte de crudo (ULCC). Diez años después, sin embargo, sus propietarios decidieron darle un nuevo uso y se reconvirtió en una unidad flotante de almacenamiento y descarga (FSO).

Desde 1988 ha estado amarrado en Ras Isa, en la costa de Yemen, bañado por las aguas del Mar Rojo. El convulso escenario político del país le ha afectado de lleno, sin embargo, y desde 2015 no ha pasado inspecciones ni se ha mantenido. El problema: sigue cargado de petróleo.

¿De cuánto petróleo hablamos? La International Maritime Organization (IMO), una agencia de la ONU, calcula que quedan a bordo 150.000 TM de petróleo, el equivalente a 1,1 millones de barriles. Serían, más o menos, cuatro veces la cantidad derramada durante la tragedia del Exxon Valdez en 1989 y que ocasionó uno de los mayores desastres medioambientales en la historia de EEUU. Esa ingente cantidad de crudo se sitúa a día de hoy a unas 4,8 millas náuticas —alrededor de 8,9 kilómetros— al suroeste de la península de Ras Issa, en la costa de Yemen.

¿Y cuál es el estado del barco? No demasiado bueno. Hay expertos que incluso se refieren a él como una “bomba de relojería”. El barco opera como FSO en la zona desde finales de los años 80 y, hasta que la escalada del conflicto yemení complicó su futuro, almacenaba crudo de los yacimientos petrolíferos de Marib. El problema es que durante los últimos años su conservación ha sido nula. La propia IMO no oculta sus “serias preocupaciones sobre la integridad” del buque y, si bien apunta que a día de hoy no hay constancia de fugas, insiste en su mensaje: “Se considera que el riesgo de un derrame del FSO Safer está aumentando a medida que sus equipos siguen deteriorándose”.

“Los riesgos asociados con el FSO son la posible falla estructural de la unidad por la falta de mantenimiento, lo que podría resultar en una figa de los tanques de almacenamiento debido a una fractura en el casco o una gran liberación debido a una explosión de la estructura”, reflexiona la agencia internacional. En marzo una misión encabezada por la ONU en la península de Ras Isa pudo confirmar de hecho que el superpetrolero, de 45 años, se está deteriorando con rapidez: “Está en riesgo inminente de derramar una cantidad masiva de petróleo por fugas o explosión”.

¿Qué pasaría si se cumplen los peores vaticinios? No es fácil concretarlo. El alcance de la “huella negra” del Safer dependería mucho de factores como la cantidad de petróleo filtrado, la meteorología o el estado del mar. IMO ha analizado ya varios escenarios para valorar cómo afectaría; pero algo sí tiene claro como punto de partida: “Sería un gran desastre humanitario y ambiental”.

La agencia señala que un hipotético derrame podría afectar a las islas yemeníes en el Mar Rojo, especialmente a Kamara. Tampoco descarta la posibilidad de que el buque acabe desplazándose y afecte a otros países del entorno, como Djibouti, Eritrea y Arabia Saudí. Su impacto se dejaría sentir en un área con ecosistemas vulnerables entre los que se incluyen manglares y arrecifes de coral.

Además de ese mazazo medioambiental, el despliegue de chapapote podría acarrear graves consecuencias a nivel social y económico. A su paso, el crudo encontraría plantas desalinizadoras y puertos, incluido el de Hudaydah, estratégico. Por supuesto, las comunidades de pescadores del Mar Rojo acabarían seriamente afectadas: más de 200.000 pescadores perderían sus empleos.

¿Cuál es el plan de la ONU? Sus técnicos plantean una estrategia con dos líneas de actuación. La primera consiste en una "operación de emergencia" para transferir el petróleo del Safer a otro buque, un emplazamiento temporal y seguro durante cuatro meses. Con ese primer paso —argumenta IMO— se eliminaría la “amenaza inmediata” que representa el FSO. La siguiente fase pasaría por preparar un buque en el que el crudo pueda permanecer ya de forma permanente.

Completado ese cronograma, que la ONU traza en un período de 18 meses, el navío temporal se retiraría y el Safer se remolcaría a un depósito, se vendería y reciclaría. El coste total del plan ronda los 80 millones de dólares. Como precisa The Guardian, el organismo internacional ha activado ya la maquinaría para lograr los fondos. Puede parecer mucho, pero se queda en calderilla cuando se compara con los 20.000 millones que, se calcula, exigirían las labores de limpieza.

“Eso no cuenta el costo del daño ambiental en el Mar Rojo o los miles de millones que podrían perderse debido a interrupciones en el transporte marítimo a través del Estrecho de Bab al-Mandab, que también es un pasaje hacia el Canal de Suez”, señala David Gressly, de Naciones Unidas.

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Simulación que muestra la concentración de petróleo en caso de derrame

Un contexto complicado. Si el delicado estado del FSO Safer no fuese ya de por sí un reto, la situación política de Yemen no ayuda. El país está inmerso en un enfrentamiento armado desde 2014 y los expertos se ha encontrado con problemas a la hora de afrontar el reto. “El conflicto en curso y la inestabilidad resultante en la región tienen un impacto significativo en el trabajo de planificación de contingencia. Existen desafíos en la recopilación de información completa y actualizada. La situación también afectaría a la capacidad de montar una respuesta en caso de un derrame”, señala IMO.

A pesar de ese contexto, la agencia internacional asegura que el plan ha recibido el apoyo del Gobierno yemení, con sede en Adén, y también ha firmado un "memorándum de entendimiento" con las autoridades de facto de la capita, Sanaá. Su papel es clave, ya que controlan la zona en la que se ubica el FSO Safer. El objetivo del acuerdo sería establecer un "marco de cooperación".

Al explicar su plan la ONU no concreta qué ocurrirá con el petróleo una vez retirado, pero The Guardian precisa que su contenedor final seguirá en la zona y el nuevo buque brindará a los Houthis la seguridad de que, una vez terminada la guerra, podrían operar una industria de exportación de petróleo. El tiempo para neutralizar la amenaza del Safer corre. “Necesitamos terminar esta operación a fines de septiembre para evitar los vientos turbulentos que comienzan en la última parte del año… lo que aumenta el riesgo de una ruptura y al realizar cualquier operación” , incide Gressly.

Imágenes | Stéphane M. Grueso (Flickr) y Wikimedia

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