La ola de calor tiene los días contados. Pero hay una mala noticia, y tiene que ver con dormir

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Ya podemos decir que la primera ola de calor del año es cosa del pasado. En algunos puntos del país, vamos a tardar algunos días en notarlo, pero las tormentas ya han empezado a hacer acto de presencia y el alivio térmico es una realidad.

El problema es que, sinceramente, no va a ser suficiente.

Un pequeño respiro, sí; pero eso: pequeño. A partir del viernes (30 de julio) el 'alivio térmico' ya se habrá apoderado de casi todo el territorio peninsular. Eso se va a notar en las máximas y en las mínimas, sí; pero las noches están tan tan tan cálidas que esa rebaja no va a notar a la hora de dormir.

Al menos, en Extremadura y Andalucía (donde las temperaturas se van a quedar muy por encima de los 20 grados) y en el Mediterráneo (donde pese a que las temperaturas serán más bajas, la sensación de bochorno complicará conciliar el sueño). En Canarias, al menos el viernes, tendremos el pack completo: más de 20 grados y una humedad más que considerable.

El país de los dulces sueños. No superarán los 20 grados la zona de la Meseta Norte, el interior como la Comunidad de Madrid y el norte y el este de Castilla-La Mancha; pero debajo de los 15 solo estarán en la cornisa cantábrica.

¿Qué podemos hacer para dormir mejor? Cuando las temperaturas son muy altas de forma continua (como ocurre en verano en España), los mecanismos hormonales que regulan nuestros ritmos circadianos se acaban descoordinando y las señales químicas que recibimos se vuelven contradictorias. Conciliar el sueño es mucho más difícil.

Y, más aún, cuando se consigue conciliar, el sueño resultante es de muy poca calidad (es fragmentado y poco reparador). La buena noticia es que hay un puñado de medidas físicas, fisiológicas y conductuales que podemos implementar.

Herramientas fáciles y efectivas. Hay un puñado de trucos básicos, pero claves de cara a pasar estos periodos de gran calor. El más evidente es dormir en la habitación más aislada y baja de la vivienda, por un lado; mientras aprovechamos el contraste térmico del día para capturar dentro de la casa aire fresco durante la noche y las primeras horas de la mañana.

Además, puede tener sentido utilizar las duchas y el ejercicio para 'reordenar' esas señales fisiológicas que nos ayudan a dormir o cambiar nuestros hábitos y costumbres (ropa adecuada, no beber alcohol, ni tomar comidas copiosas). Son cosas que tendemos a olvidar pese a ser muy efectivas. Y los vamos a necesitar.

Julio no pinta demasiado bien. Sobre todo, porque siendo julio el año más caluroso y secos del año, los modelos predictivos señalan que va a ser más cálido de lo normal (y tan lluvioso como de costumbre).

Es cierto que, hoy por hoy, estos modelos tienen una escasa utilidad: no podemos detallar si vamos a sufrir más olas de calor o si van a entrar más borrascas atlánticas (o tormentas extratropicalizadas) en el país. Sin embargo, nos ayuda a tener una perspectiva general del mes que vuelve a enfrentarnos a la realidad.

¿Qué realidad? La de que el equilibrio hídrico del país sigue estando en pésimo estado. Solo las cuencas cantábricas y la del Ebro están por encima del 50% de reservas hídricas. Pese a que el anticiclón escandinavo ha jugado a nuestro favor, hablamos de un espejismo.

Si se corta el grifo del agua hasta finales de agosto, la situación se va a complicar muy muy rápido.

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Imagen | ECMWF

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