La industria de los chips se enfrenta a una crisis aún más grande: una guerra en Taiwán y la caída de TSMC

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Venimos de una crisis que ha atenazado a la industria de los semiconductores durante casi dos años y medio, y que en gran medida continúa haciéndolo. Y, sorprendentemente, esta etapa parecerá una broma, una de mal gusto, si finalmente el conflicto entre China y Taiwán se recrudece y llegan a las manos.

Como os contamos hace dos días, Mark Liu, el director general de TSMC, ha asegurado durante una entrevista de la cadena estadounidense CNN que la compañía que dirige se vería obligada a paralizar sus fábricas (al menos las que tiene en suelo taiwanés) debido a la más que probable dificultad que tendría para acceder a las materias primas, los elementos químicos, los componentes de hardware y las herramientas de ingeniería que necesita para sostener la producción.

No obstante, esto no es todo. Durante su conversación con el periodista de CNN, Liu aseguró que la paralización de las plantas de producción de semiconductores de TSMC representaría un revés del que a la industria de los semiconductores le costaría mucho recuperarse.

Puede parecer exagerado y previsible viniendo de alguien con responsabilidad ejecutiva en esta compañía, pero, en realidad, no lo es. Y no lo es debido al rol privilegiado que esta empresa ocupa en la industria global de los chips.

Si TSMC cae la industria de los semiconductores se tambaleará

De una cosa podemos estar seguros: los mensajes que China, Taiwán y Estados Unidos están lanzando desde que se ha acentuado este conflicto coincidiendo con la visita a la República de China de Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, tienen unos intereses políticos muy marcados. Y el discurso de Mark Liu obedece a una estrategia que persigue ejercer presión internacional para activar los mecanismos que frenen la invasión de Taiwán por parte de China.

En cualquier caso, lo que es indudable es que TSMC actualmente es el motor de la industria de los circuitos integrados. Los tres factores que explican su relevancia son la cuota de mercado que tiene actualmente, su cartera de clientes, y, por último, su capacidad tecnológica. En lo que se refiere a su presencia en el mercado de los semiconductores ejerce un dominio aplastante frente a todos sus competidores.

Y es que, según Visual Capitalist acapara nada menos que el 54% del mercado. A mucha distancia de TSMC se sostiene Samsung, con un 17%, e Intel pisando los talones a esta compañía surcoreana. Y más rezagadas se erigen la taiwanesa UMC y la estadounidense GlobalFoundries, ambas con un 7% de cuota de mercado, y la china SMIC, con un 5%.

TSMC acapara nada menos que el 54% del mercado de los semiconductores. Y ninguna otra compañía la intimida, al menos por ahora

En lo que se refiere al porfolio de clientes que tiene actualmente TSMC nos interesa no pasar por alto que fabrica circuitos integrados para algunas de las mayores tecnológicas del planeta, como, por ejemplo, Apple, NVIDIA o Qualcomm. Incluso produce chips para otros fabricantes de semiconductores, entre los que se encuentra Intel. En cualquier caso, esta es solo una pequeñísima muestra de una amplia cartera de clientes que ya querría para sí cualquiera de sus competidores.

El tercer factor es posiblemente el más importante de los tres: la capacidad tecnológica de TSMC. Y es que sin ella con toda seguridad esta compañía no tendría ni la cartera de clientes que tiene ni ostentaría la cuota de mercado que mantiene desde hace muchos años. A mediados del pasado mes de junio esta empresa anunció que en 2025 su nodo fotolitográfico de 2 nm iniciará la producción de circuitos integrados a gran escala.

Este proceso de integración nos promete chips un 30% más eficientes que los producidos en el nodo N3E, que aún no han llegado al mercado. Suena muy bien. Y podemos estar seguros de que la capacidad de innovación de TSMC no llegará a su cénit ahí.

Si echamos la vista atrás por un momento comprobaremos que el ritmo de desarrollo tecnológico de esta empresa es trepidante, y nada nos invita a prever que vaya a detenerse. Solo un hipotético conflicto bélico entre China y Taiwán daría al traste con todo este esfuerzo. Crucemos los dedos para que no se produzca ni ahora ni nunca.

Imagen de portada: TSMC

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