Las salas de cine se están convirtiendo en "salas de espectáculos" de todo tipo. El mejor ejemplo: Eurovisión

Las salas de cine se reinventan para tiempos en los que Hollywood ya no es un negocio seguro

nebulossa
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El anuncio de Cinesa de que ha llegado a un acuerdo para retransmitir la final de Eurovisión en sus cines corrobora algo que ya veníamos percibiendo desde prácticamente el final de la pandemia: los cines ya no sirven solo para emitir películas. Hace unas semanas tuvimos el certificado oficial con el éxito mundial del docuconcierto de Taylor Swift. Algo está cambiando en las salas.

Eurovisión en pantalla grande. El próximo 11 de mayo los eurofans tendrán ocasión de acudir a distintas salas de la cadena de cines para disfrutar de la final del evento. Las entradas saldrán a la venta con antelación el 1 de abril, a un precio de 8,90€ para las salas convencionales y de 9,90€ para las salas, e incluirán palomitas y refresco. Cinesa ya llevó a cabo una experiencia similar con el Benidorm Fest, que también se pudo ver en salas de la cadena.

Taylor Swift, la reina del cine. Se trata de uno de los fenómenos más notables de la exhibición en salas en los últimos tiempos. El docuconcierto 'The Eras Tour' arrasó en taquilla con cifras mareantes: más de 260 millones de dólares lleva recaudados, y ha dejado unas cuantas imágenes para el recuerdo, como el de los swifties tomando al asalto los cines y convirtiéndolos en improvisadas pistas de baile.

Records para Taylor. Desde su primer fin de semana, 'The Eras Tour' batió unos cuantos récords: en Reino Unido se hablaba de número uno absoluto de este tipo de producciones en toda la historia. Y en IMAX igual, a nivel global: mejor fin de semana para un estreno de este tipo en toda la historia del formato. Después del bombazo Barbenheimer, se esperaba un octubre de caída de recaudaciones (sobre todo después de que la prevista 'Dune II' se fuera a 2024), y Taylor Swift lo salvó. Pero el mayor viraje de timón fue respecto a la relación del producto con las salas.

El rechazo de las productoras. A la hora de distribuir su película, Swift contactó con algunas majors para llegar a un acuerdo de colaboración y que la película llegara a salas. No consiguió llegar a un acuerdo, así que acudió directamente a las cadenas de cines AMC, Regal y  Cinemark, las tres principales de Estados Unidos, para distribuirla por su cuenta (algo que Swift ha hecho en distintas ocasiones, como cuando retiró toda su música de Spotify y sus entradas de Ticketmaster, demandó a Apple Music y regrabó toda su música al perder el acceso a sus masters). Lo que demostró Taylor Swift con este movimiento fue, por un lado, que existen formas de producción y distribución al margen de Hollywood. Y por otro, que las salas funcionan para exhibir programación al margen del cine.

Una situación post-pandemia. El negocio de las salas se tambaleó a causa del COVID. Presenciamos una situación en la que todas las ramas de la industria tiraban en distintas direcciones, y por ejemplo las productoras se abrazaban a sus plataformas de streaming para puentear el paso por las salas. Estas se tuvieron que reinventar y aunque el número de cines sigue decreciendo, desde hace un tiempo siguen teniendo el cine como su negocio principal, pero no el único.

Beyoncé sigue los pasos de Taylor Swift. Aunque el docuconcierto 'Renaissance: A Film by Beyoncé' no ha igualado la taquilla del de Taylor Swift, consiguió cifras muy respetables: más de 44 millones de dólares, lo que permitió a ambas en conjunto alcanzar un récord muy singular. Fue la primera vez en la historia que dos conciertos distintos, en un mismo año, coronaron la taquilla estadounidense en los fines de semana de sus respectivos estrenos. Por supuestro, no todos los artistas tienen la capacidad para arrastrar a las masas como Swift y Beyoncé, pero es significativo del giro en el negocio de las salas.

Documentales y eventos. Y no solo conciertos. El documental estrenado el pasado mes de octubre 'Vermeer: La mayor exposición de la historia' recorría en formato documental la exposición sobre el pintor que alojó el Rijksmuseum de Ámsterdam. Por supuesto, las salas no son ajenas al estreno de documentales, pero este concretamente es casi una visita virtual a la exposición. Es decir, que la sala de cine se convierte en una puerta a otras actividades culturales, un poco como sucede con Taylor Swift y Beyoncé. Un cambio en las tornas del negocio que ahora refrenda el festival de Eurovisión.

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