Malditos requisitos hardware: el caos con Windows 11 no es nuevo, y ya vivimos lo mismo con Windows XP y Windows Vista

Windows 11
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En Microsoft se han metido en un pequeño cenagal. Al anunciar el lanzamiento de Windows 11 apenas hablaron de requisitos hardware, pero poco después los datos que teníamos parecían señalar que millones de usuarios con PCs bastante recientes no podrían instalar Windows 11.

Eso ha provocado una situación caótica y muchas críticas que ahora Microsoft está tratando de aliviar. Lo curioso es que parece que ya no nos acordamos de que cuando salieron Windows XP, Windows Vista o Windows 7 pasó algo muy similar.

¿Os acordáis de Windows XP? Yo sí

Octubre de 2001. Microsoft acababa de lanzar a bombo y platillo Windows XP, un sistema operativo que acabaría siendo el más longevo de su historia y que aún hoy sigue siendo teniendo una cuota de mercado mínima pero sorprendente.

Con Windows XP llegó una nueva interfaz visual, un fondo de pantalla especialmente reconocible y la inclusión de aquel Internet Explorer 6 que con los años se acabaría convertiendo en toda una pesadilla para desarrolladores web.

Pero todo aquello llegó acompañado de un debate importante: el de los requisitos hardware. Para poder instalar y usar Windows XP necesitabas al menos un Pentium a 233 MHz, 64 MB de RAM y 1,5 GB de disco.

Ahora son cifras ridículas, pero para muchos aquello era demasiado. En uno de los primeros análisis los editores de FiringSquad lo dejaban claro: "Muchos usuarios se acobardarán ante las especificaciones mínimas para ejecutar el sistema operativo con comodidad".

Windows 7 Javipas
Windows 7 en todo su esplendor.

Los comienzos fueron difíciles: la compatibilidad hardware y software era muy discutible, y también la seguridad de un sistema que acabó convirtiéndose probablemente en el más amado de la historia de Microsoft tras sus sucesivos —y casi legendarios— Service Packs.

Con Windows Vista, un sistema operativo del que no se suele guardar muy buen recuerdo, pasó algo similar. Los cambios en áreas como las comunicaciones, el almacenamiento o la seguridad —con un UAC que no paraba de molestar— quedaron casi en segundo plano.

¿Por qué? Pues por los cambios visuales: aquella interfaz gráfica tan innovadora se lo ponía muy difícil al hardware existente. La nueva arquitectura de controladores no alivió un problema que acabó dando muchos quebraderos de cabeza, y muchos usuarios criticaron un desarrollo que de hecho acabó siendo reemplazado apenas dos años y medio después con Windows 7, que en realidad algunos considerábamos casi como un Service Pack de Windows Vista.

En Ars Technica lo recordaban al analizar Windows 7, y de hecho ya destacaban entonces cómo el problema de los requisitos hardware venía de antiguo:

"Vista también trajo consigo mayores exigencias de hardware que hicieron que muchos retrocedieran horrorizados. No se trata de un fenómeno nuevo, por supuesto; Windows XP y Windows 2000 tuvieron el mismo efecto. Tan grande, tan hinchado, tan lento... son críticas tradicionales que se hacen a cualquier nuevo lanzamiento de Windows, y Vista no fue una excepción. En realidad, los requisitos de hardware de Vista no eran atroces; el problema era que, en comparación con los antiguos requisitos de XP, de hace cinco años, los requisitos de Vista representaban un gran avance, especialmente en el área del hardware de vídeo".
Vista Capable
Eso de abajo equivalía a un "Mejor no instales Vista aquí".

Hasta en The New York Times, poco dados a hablar de tecnología en aquella época, dedicaban una columna para hablar de los exigentes requisitos hardware de Vista, que acabaron haciendo que existieran dos pegatinas: "Vista Ready" y "Vista Capable". Si un equipo llevaba esa segunda etiqueta, era mejor cruzar los dedos si uno quería trabajar con el sistema operativo.

La (vieja) historia se repite

Años después pocos se acuerdan de cómo Microsoft convertía de repente nuestros PCs casi en objetos de museo con el lanzamiento de aquellos sistemas operativos.

Lo ha hecho una y otra vez, y de hecho la presentación de las nuevas versiones de Windows siempre ha sido la excusa perfecta para que fabricantes de PCs y portátiles renueven sus catálogos y saquen pecho afirmando que sus equipos sí son "compatibles con Windows [ponga aquí su versión]".

Con Windows 11 parece que estamos asistiendo a una nueva reedición de ese fenómeno. Uno que hace que muchos pongan el grito en el cielo por la necesidad de contar con soporte TPM o por esa teórica obligación de contar con procesadores muy recientes.

El caos provocado por esa situación inicial ha acabado provocando una aclaración de Microsoft, que por ejemplo rediseñará y volverá a publicar la aplicación PC Health Check con la que es posible comprobar si nuestro sistema soporta o no Windows 11.

Win11 Pc Health Check
Igual no es mala idea tomarse esto con un poco de humor.

Esa pequeña utilidad se ha convertido por derecho propio en todo un meme, y en redes sociales han sido frecuentes las bromas con los equipos que no iban a ser capaces de correr el nuevo sistema operativo de Microsoft.

Lo cierto es que Microsoft no ha tomado la decisión de obligar a tener un chip TPM de forma arbitraria: el nivel de protección hardware que ofrecen estos componentes puede marcar la diferencia entre que los ciberataques del futuro tengan o no éxito, y en Redmond han decidido que eso era demasiado importante.

Es una decisión complicada que puede hacer que la base de usuarios reaccione como lo está haciendo, pero el argumento parece válido sobre todo cuando ataques como los de ransomware —que estos chips podrían aliviar en gran medida— no paran de afectar a más y más empresas.

Windows 1

En el horizonte, por cierto, está esa especie de evolución de los chips TPM que se llama Microsoft Pluton y que seguramente sea parte de esa estrategia como el chip Apple T1 lo fue del de los de Cupertino.

Es curioso cómo a estos últimos no les tiembla apenas el pulso cuando quieren eliminar cosas (la disquetera, los puertos a excepción del USB-C, el minijack, los binarios de 32 bits) digan lo que digan sus usuarios.

A Microsoft sí que le tiembla un poco, pero claro, como indican en Microsoft Windows es un sistema operativo con más de 1.300 millones de usuarios en todo el mundo: es normal que parte de ellos se resistan al cambio.

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