El prodigio que nos enseñó el futuro de los patinetes eléctricos se llamaba Autoped y ya se usaba en 1915

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En 1915 ni siquiera había semáforos en Estados Unidos. Aún quedaban 15 años para que comenzaran a usarse, pero ya por encontes estaba ahí el Autoped, un singular patinente con motor de combustión que se adelantó a su tiempo y ha demostrado ser un prodigioso antecesor de los patinetes eléctricos actuales.

Este patinete se creó ese año en Nueva York. Su éxito fue notable e incluso acabó usándose por celebridades de entonces como la sufragista Lady Norman, que lo utilizaba para ir ala oficina. No fue la única: hasta la famosa piloto Amelia Earhart acabaría probándolo años más tarde.

Un siglo adelantado a su tiempo

Como señalaban en la Smithsonian Magazine, la patente del "vehículo autopropulsado" se concedió a Hugo Cecil Gibson, aunque el diseñador Joseph F. Merkel, creador de la motocicleta Flying Merkel, contribuyó de forma significativa en el desarrollo final del producto final.

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Ese producto, creado por Autoped Company of America —fundada en 1913— fue el patinete con motor de combustión llamado Autoped, que debutó en 1915 y fue calificado por algunos medios como "un vehículo raro".

Este patinete contaba con un motor de combustión de cuatro tiempos y 155 cc que estaba colocado cerca de la rueda delantera y además se incluía un faro delantero y trasero y una bocina. Alcanzaba los 32 km/h, una velocidad asombrosa que de hecho supera a los 25 km/h que es la norma en los patinetes eléctricos actuales.

Aquel invento se publicitó como un singular medio de transporte para las clases altas, y en 1916 una ilustración en la revista Puck mostraba una imagen que realmente parecía adelantada a su tiempo. Los artículos en los que aparece su singular revolución siguen conservándose, y muestran por ejemplo a actrices como Shirley Kellogg utilizándolo en Hyde Park en 1917.

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Fuente: Online Bicycle Museum.

Aquella imagen del Autoped acabó funcionando, y el Autoped tuvo cierto éxito entre las clases altas. Lo demuestra el hecho de que Lady Florence Norman, una famosa sufragista, lo usaba ya en 1916 para ir a su oficina del centro de Londres. La imagen que encabeza este artículo —tomada por Paul Thompson— precisamente muestra a Lady Norman en un Autoped.

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Amelia Earhart con un Autoped. A la derecha, con su pupila, la actriz June Travis.

No fue la única celebridad en usar este vehículo. Aunque el Autoped dejó de producirse en 1921, se acabó usando varios años más tarde, como demuestra el hecho de que la célebre Amelia Earhart también aparece montada en uno en 1935.

El Autoped también se acabó utilizándose en otros escenarios, como señalan en Online Bicycle Museum. El Servicio Postal de Nueva York lo utilizó para llevar el correo y también se uso por la policía de tráfico. Curiosamente algunos delincuentes acabaron utilizando estos vehículos para escapar en sus delitos.

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Aún así, el uso más común de los Autoped fue recreativo, y su éxito llegó a lograr que apareciese en países europeos como Portugal, donde hay también imágenes como la que acompaña a este párrafo y en la que se ve a una mujer y un hombre con sendos Autopeds.

Lamentablemente el Autoped no logró ser rentable. Los expertos señalan que probablemente no compensaba: era más caro que una bicicleta y no ofrecía el confort que planteaban las motocicletas que ya entonces también comenzaban a surgir y permitían ir sentado.

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El Autoped, por cierto, era plegable. Ya que te adelantas a tu tiempo, lo haces a lo bestia.
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Tras la Gran Depresión de 1929 la empresa Cushman cogió el testigo y creó el Auto-Glide, una especie de scooter, pero la regulación de tráfico de la época perjudicó aquellas motos y favoreció el auge del automóvil.

Lo cierto es que aquella moto fue otra adelantada a su tiempo en cierta medida, pero nuestro protagonista, el Autoped, mostró cómo podía ser el futuro del transporte personal. Curioso que durante casi un siglo quedara prácticamente en el olvido y fuera rescatado solo para demostrar que en algunos casos lo viejo vuelve a ser nuevo.

Imagen: Commons

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