Ciencia ficción pura y el mejor Spielberg se dan cita en un clásico moderno del género que acaba de llegar a Netflix

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A principios de siglo, Steven Spielberg aún tenía un prestigio como director de ciencia ficción imprescindible, fama ganada gracias a clásicos básicos del género como 'Encuentros en la tercera fase', 'E.T. el extraterrestre' o 'Jurassic Park'. No es que ahora no la tenga, pero prácticamente después de esta 'I.A: Inteligencia artificial' (y que acaba de llegar a Netflix) y a la inmediatamente posterior y también sensacional 'Minority Report', las películas de Spielberg de género (la no tan brillante 'La guerra de los mundos' y la directamente flojísima 'Ready Player One') no han sido tan memorables.

Pero 'I.A.' es otro cantar. Basada en un relato breve pero magistral del maestro Brian Aldiss, 'Los superjuguetes duran todo el verano', la película fue inicialmente planteada como un proyecto que Stanley Kubrick quiso desarrollar en los setenta. Nunca llegó a avanzarlo porque quería un niño creado por ordenador y los efectos especiales aún no podían llegar a ese grado de realismo, así que tras probar con guiones del propio Aldiss y muchos otros, lo cedió a Spielberg en 1995. Fue tras la muerte del director en 1999 cuando Spielberg lo retomó en homenaje al maestro.

El guión escogido fue el de Ian Watson, prestigioso novelista de género cuyo único guión en su carrera es el de esta película, y fue un acierto, ya que el film respira una sensibilidad, sobre todo en su arranque, muy literaria. En el film se nos cuentan las peripecias de un niño robot muy avanzado en un mundo futuro, donde los humanos conviven con criaturas artificiales, los Mecas, que son incapaces de sentir. David, nuestro protagonista, será el primer de ellos que experimente sentimientos e intentará recuperar el amor de su madre humana.

Una historia altamente emotiva y que no discurre de forma absolutamente perfecta (comparado con el extraordinario arranque, su segunda mitad y sus secuencias submarinas carecen del curioso magnetismo del robótico arranque), pero que aún así, es una muestra del mejor Spielberg en estado puro. Nunca dejaremos de preguntarnos qué habría hecho Kubrick con una película tan aparentemente alejada del resto de su cine, pero mientras tanto, tenemos este clásico de Spielberg para imaginarlo.

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