La cerveza es una bebida habitual en la vida de muchas personas. Hay miles de variedades, tiene propiedades nutritivas y es la bebida social por excelencia. Si rebobinamos miles de años, la cerveza tenía otro sabor, pero también otra finalidad: la de sostener civilizaciones enteras. El motivo es que se usaba en rituales, era un punto de unión entre comunidades, aportaba calorías y suponía una fuente de agua potable segura.
Para los antiguos romanos, la cerveza no era algo ajeno. De hecho, un grupo de investigadores de Oxford ha encontrado vestigios de las megaindustrias romanas en Britania, dedicadas a la fabricación de cerámicas, sal y mucha, mucha cerveza.
A por Britania. Extasiados por la idea de conquistar todo el territorio posible y proyectar su poder, los romanos tenían un ojo puesto en Britania. Conquistar las islas permitiría tener un punto fuerte en el Atlántico nororiental y César realizó un intento de invasión en el 54 y 55 a.C. Fue un amago de lo que ocurriría casi un siglo más tarde, cuando Roma lanzó una campaña del 43 al 84 d.C para conquistar casi todo el territorio de una Britania desunida gobernada por tribus.
Necesitamos cerveza. Pese a que cada tribu iba por su lado la mayoría de las ocasiones, los invasores romanos no lo tuvieron fácil y algo que necesitaba un ejército de tal magnitud era una cantidad considerable de víveres. Ahí es donde la cerveza jugó un papel fundamental debido al rápido aporte nutricional para los soldados, y esa necesidad de abastecimiento se tradujo en el desarrollo de un tejido industrial.
Las villas. Con el paso de los años, fueron floreciendo las villas que, más allá de servir como núcleo urbano, tenía una función industrial. En BBC, el arqueólogo Edward Biddulph comenta que la necesidad de abastecer al ejército fue un factor clave para los centros urbanos, por lo que se produjo un rápido desarrollo industrial. A lo largo de los años, diferentes investigaciones han sugerido que la cerveza fue importante para los soldados, pero gracias a recientes investigaciones el puzle se ha ido completando.
En una de estas villas -ubicada en North Fleet-, los arqueólogos encontraron evidencias de la elaboración de cerveza a nivel industrial. Hallaron hornos de piedra y tanques revestidos de madera para mojar el grano que antes se creía que sólo se usaban para secar maíz, pero que ahora saben que eran "hornos de malteado, utilizados para calentar granos parcialmente germinados para producir malta", como comenta Biddulph.
Otra pista: la cerámica. El arqueólogo continúa afirmando que "tendemos a pensar que el mundo romano es un lugar en el que predominaba el vino, pero, en realidad, gran parte de la población de la Britania romana bebía cerveza. Lo vemos en la cerámica que utilizaban: vasos grandes del mismo tamaño que los vasos de pinta modernos".
Y la cerámica también tuvo su importancia en esta industria romana durante la invasión. Productos como el aceite de oliva o el vino eran transportados a Britania utilizando ánforas de cerámica, pero Biddulph asegura que los romano-británicos "producían sus propias jarras" tanto para la cerveza como para el transporte. Un ejemplo es Horningsea, una excavación que dejó ver que la zona era una importante zona de producción de cerámica.
Focos industriales. Las villas romanas en Gran Bretaña siguieron floreciendo con los años, llegando a su cenit en los siglos III y IV. Una excavación en Northamptonshire llevada a cabo en 2020 reveló que esos núcleos tenían una zona dedicada a la industria. En la mencionada, los investigadores descubrieron evidencias no sólo de cerámica y material de construcción como ladrillos y cal, sino también un horno de tejas y algo fundamental: una carretera construida por el ejército.
No había fuerte cerca de la villa, por lo que la carretera supone una vía de conexión con otras zonas, quizá para el comercio. Y, más allá de la industria cervecera y cerámica, en las villas también se producía sal a escala industrial. Una excavación en la Reserva Natural de Stanford Wharf en 2009 reveló que la sal se había extraído allí desde la Edad de Hierro, pero que fue durante los siglos III y IV cuando la producción aumentó significativamente.
Con las recientes investigaciones, los arqueólogos tienen claro que las villas evolucionaron para tener sus propios polígonos industriales para abastecer al ejército y a Londinium (Londres) con cerveza, pero también para elaborar sal, hierro en la zona de Wealden y una gran producción de carne salada y salsa de pescado.
Imágenes | Oxford Archaeology, Oxford Archaelology IG
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