Por qué ni siquiera la policía y un príncipe jordano son capaces de echar a Blatter de la FIFA

Por qué ni siquiera la policía y un príncipe jordano son capaces de echar a Blatter de la FIFA
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La FIFA, probablemente una de las organizaciones más corruptas de la historia de la humanidad, sufrió anoche un duro golpe: alrededor de una quincena de altos cargos fueron arrestados en Zúrich por la policía suiza, ejecutando la orden de arresto emitida por el Departamento de Justicia de Estados Unidos. Con todo, es probable que nada de esto afecte al proceso electoral interno de la organización. Este viernes se vota quién será el nuevo mandatario. Y ganará el de siempre.

Las investigaciones han salido a la luz en una semana clave para la FIFA: en dos días elige a su nuevo presidente. El favorito, claro, es Sepp Blatter

Recapitulemos los hechos más recientes. Catorce trabajadores fueron detenidos por la policía suiza ayer martes, a petición de EEUU, quien está llevando a cabo una investigación sobre corrupción en el seno de la FIFA (de 150 millones de dólares). De entre los arrestados, siete son altos cargos. De forma paralela, y en un inaudito giro de los acontecimientos, Suiza (!) está llevando a cabo otra investigación sobre posibles sobornos y corruptelas varias relacionados con...

...la designación de Rusia y Qatar, países sin mácula, como sedes de los dos siguientes Mundiales de Fútbol (2018 y 2022). Las autoridades suizas han detenido a otros diez cargos, entre los que destaca Ángel María Villar, presidente de la FEF. Las investigaciones han salido a la luz en una semana clave para la FIFA: en dos días elige a su nuevo presidente. Sin que pueda sorprender a nadie, se espera que Joseph Blatter, el hombre que ha dominado el fútbol durante las últimas décadas, gane.

Pese a las detenciones, la FIFA quiere seguir adelante con las elecciones. Classic Sepp.

¿Pero tan grave es lo de Blatter?

Fifa Sede

Que Suiza, quizá el país europeo más laxo en lo relativo a corrupción, actúe de propio para frenar la indecente cantidad de dinero que estás malversando, es un buen indicador para resumir la gestión de Sepp Blatter al frente de la FIFA desde que llegara al poder en 1998. Pero no es el único. Veamos qué dice Loretta E. Lynch, fiscal general de Estados Unidos:

La investigación indica que la corrupción es rampante, sistémica y que está profundamente enraizada tanto fuera como dentro de los Estados Unidos. Abarca al menos dos generaciones de altos cargos del fútbol mundial quienes, supuestamente, han abusado de su cargo para adquirir millones de dólares en sobornos.

En el centro de todas las miradas se sitúa Blatter, cabeza pensante de la organización y hombre de incontestable poder en el seno del fútbol mundial. Su popularidad no cotiza al alza. Incluso algunos de sus colegas, como Michel Platini, presidente de la UEFA, han mostrado sus dudas sobre la valía del suizo al frente, una vez más, de la FIFA. Esto opinaba el francés a raíz del nuevo proceso electoral, de las detenciones ocurridas entre ayer y hoy, y de la negativa de Blatter a irse:

Simplemente está asustado del futuro porque ha dado su vida a la institución hasta el punto de que ahora él mismo se identifica plenamente con la FIFA. Entiendo el mido al vacío que el debe tener, es natural, pero si realmente ama a al FIFA debería poner sus intereses al margen de los suyos propios (...) Ante todo, estoy decepcionado por todas las federaciones europeas a las que solicité su apoyo a Blatter en 2011, sobre las promesas que Blatter había hecho en persona. Era algo más que una promesa, era un compromiso real.

Platini, aquí, trata de limpiar su pasado de apoyo explícito y constante tanto a Blatter como a todos sus proyectos, entre los que destacan su voto a favor para organizar el Mundial de 2018 en Rusia y el Mundial de 2022 en Qatar, epicentro de la tormenta que desde hace unos años sacude a Blatter.

Michel Platini

Bueno, pero, eh, al fin y al cabo esas opiniones son interesadas. ¿No deberíamos contar también con las palabras de algún representante de la FIFA, un portavoz, un alto cargo en defensa de la honorabilidad de la organización y de sus compañeros detenidos? Deberíamos, en efecto. Ese hombre es Walter de Gregorio, y, al hilo de los hechos de hoy, opina lo siguiente:

Esto es bueno para la FIFA. No es bueno en términos de imagen o reputación, pero es bueno en términos de limpiar la organización, esto es bueno... No es un día bonito, pero es un buen día. El proceso sigue adelante y estamos expectantes (...) La FIFA aplaude las acciones que puedan contribuir a extirpar cualquier mala práctica dentro del fútbol. Estamos encantados de ver cómo la investigación está siendo llevada a cabo por el bien del fútbol y creemos que ayudará a reforzar las medidas que ya hemos tomado.

Mmmm, vale, quizá no era esta la clase de defensa que estábamos buscando.

Las declaraciones de De Gregorio muestran que la FIFA ni siquiera tiene la más mínima intención de defenderse. La organización está tan corrupta que ni siquiera se molesta en negarlo. Más bien, opta por agachar la cabeza, reconocer su adicción al soborno y a las prácticas ilegales y asumir no tanto su condena como su proceso de rehabilitación. "Nos estamos quitando, lo prometemos", parece decir De Gregorio. Pero el origen del problema es el mismo: ¡Blatter sigue ahí!

¿En qué ha consistido la corrupción?

Antes de responder esta pregunta es conveniente plantar otra: ¿quién es Sepp Blatter y por qué ha llegado a su actual posición sin que nadie le haya tosido durante tantos años de gobierno?

Blatter entró en la FIFA en 1975, y, desde entonces, la suya ha sido la historia del hombre-hecho-a-sí-mismo de meteórica ascensión en el seno de la organización. A principios de los '80 se convirtió en el Secretario General de la misma, y trabajó codo a codo con João Havelange, su más inmediato antecesor. Cuando Havelange se retiró en 1998, fue Blatter, su pupilo, quien tomó las riedas de la FIFA. En su día ya fue acusado de corrupción y sobornos para obtener el cargo.

Joseph Blatter Havelage

Pese a todo, la joya de la corona son los sobornos varios que la organización utilizó (supuestamente) para beneficiar a Qatar en la lucha por el Mundial de Fútbol de 2022

La carrera de Blatter desde que preside la FIFA ha estado asociada de forma permanente a la palabra corrupción, pero su situación empeoró cuando se destaparon sobornos a antiguos altos cargos de la institución, entre ellos el propio João Havelange. Durante la presidencia de Havelange, los derechos televisivos de los mundiales se vendían a cambio de comisiones. Un clásico. La FIFA, Blatter incluido, trató de encubrirlo, pero se vio judicialmente obligada a desvelarlo en 2012.

Pese a todo, la joya de la corona son los sobornos varios que la organización utilizó (supuestamente) para beneficiar a Qatar en la lucha por el Mundial de 2022. Nótese que la investigación sigue en curso, pero al margen de la corrupción, hay al menos dos motivos para criticar su apoyo a Qatar: el primero, las altas temperaturas, que hacen inviable cualquier práctica deportiva; el segundo, que el país que perdió ante Qatar fue... Estados Unidos.

Como bien apuntaba The Economist el pasado verano, con motivo del inicio del Mundial de Fútbol de Brasil, la FIFA perdió una oportunidad de oro para impulsar de forma definitiva este deporte en el país norteamericano. Con la MLS cada vez más asentada, un creciente interés en el deporte rey como espectáculo y millones de niños practicando fútbol diariamente, elegir Qatar frente a un potencial mercado de 300 millones de personas es por sí mismo un acto de deliberada necedad.

Hay más, claro, desde insultar abiertamente a las futbolistas profesionales hasta otros diversos, varios escándalos de corrupción, soborno y reprochable comportamiento. Por no mencionar su inmovilismo en lo relativo a modificar normas de juego o aplicar tecnología al arbitraje.

Entonces, ¿por qué no le echan de una vez?

Porque no pueden.

Aunque ahora tienen una oportunidad. El viernes los delegados de las distintas federaciones podrán elegir entre Sepp Blatter y el príncipe jordano Ali bin Hussein, vicepresidente de FIFA Asia desde 2011. Tanto Platini como otras federaciones, entre ellas la inglesa, la más antigua del mundo, han mostrado su apoyo público al real candidato. En el camino ha quedado Figo. Pese a todo, y aunque parezca increíble, el máximo favorito sigue siendo Sepp Blatter.

Todo ello si la elección, como reclama Greg Dyke, de la FA, no se retrasa.

Hussein ha articulado discurso en torno a la necesidad de regenerar las prácticas y usos de la FIFA, de limpiar la institución, de acabar con los sobornos y la corrupción generalizada y de dar un nuevo rumbo al fútbol mundial, en definitiva. Es un buen discurso, más aún dadas las circunstancias.

Sólo hay un problema: nada de esto afecta directamente a Blatter. Sí, por más surrealista que suene, Blatter ha salido más o menos indemne de todos los casos de corrupción

Sólo hay un problema: nada de esto afecta directamente a Blatter. Sí, por más surrealista que suene, Blatter ha salido más o menos indemne de todos y cada uno de los casos de corrupción que han atravesado el corazón de la FIFA. Está limpio, técnicamente, aunque su gestión sea poco defendible. Todos sus cargos inferiores se han visto salpicados por las investigaciones de esta semana, pero él, como de forma recurrente apunta el New York Times, continúa inmaculado.

Joseph Blatter Ii
Internamente, Blatter ha cimentado su poder sobre todos los estamentos de la FIFA durante décadas, y de su gestión depende hoy una golosa cantidad de dinero

Blatter, de hecho, ha insistido en que la FIFA se está reformando, al igual que De Gregorio hoy. Pero hay más razones que explican la capacidad de resistencia de Blatter, quien aspira a ganar su quinta reeleción. Como apuntaba Jorge Galindo en un artículo publicado el año pasado poco antes del Mundial, la FIFA es una organización opaca y monopolística. Si no cambia es porque no tiene incentivos para hacerlo. Nadie, externamente, le puede presionar.

Internamente, Blatter ha cimentado su poder sobre todos los estamentos de la FIFA durante décadas. La FIFA, y por ende Blatter, son muy influyentes en numerosos países, porque sus inversiones (las de los patrocinadores que acuden detrás del fútbol) se observan no tanto como un maná, pero sí como una forma de ganar mucho dinero. Para muchas federaciones, acceder a esos recursos depende de que Blatter continúe gestionando como hasta ahora los asuntos de la FIFA.

¿Conocidas prácticas, verdad? Por eso da igual que la UEFA, la organización que engloba a las federaciones y a los clubes más poderosos del planeta, esté en una guerra abierta contra Blatter. El resto del mundo, mucho más numeroso, aún le apoya. Y si internamente nadie puede acabar con Blatter, es evidente que externamente tampoco. Aunque esta vez casi lo hayan conseguido.

De modo que el viernes, si nada cambia, asistiremos a una nueva reelección del suizo como presidente de la FIFA, con todo lo que ello implica. Es posible que las nuevas investigaciones permitan echar a Blatter del poder, pero entre tanto la elección se celebrará y, entre tanto, Blatter gozará de la posición de poder que ha mantenido desde 1998. Un muy goloso botín.

Imagen | Αλέξης

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