Bitcoin no tiene la culpa de que un lago glaciar se haya convertido en un "jacuzzi caliente". Aún

Seneca Lake.
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A las orillas del lago Seneca, el más grande de los lagos glaciares en el estado de Nueva York (EEUU), se encuentran las instalaciones de la firma de capital privado Atlas Holdings, operada por Greenidge Generation LLC. Desde hace más de un año, esta empresa ha aumentado la producción de energía eléctrica en su planta de gas y utiliza gran parte de la energía de combustibles fósiles. Y no precisamente para mantener las luces encendidas en las ciudades circundantes, sino para la "minería" de Bitcoin.

Durante las últimas semanas, varios medios y diferentes voces en las redes sociales llevan afirmando que esta planta para extraer Bitcoin está convirtiendo el lago glaciar en una "bañera caliente". Pero la realidad es muy distinta.

La polémica. Digamos que todo apunta a que sí. Pero no. En Greenidge, los ordenadores funcionan las 24 horas del día, los 7 días de la semana, quemando una cantidad asombrosa de energía. La planta de Greenidge alberga al menos 8.000 de estos equipos y está buscando instalar más. Podría decirse que el Bitcoin ha mantenido la planta en funcionamiento. Estaba al borde de la desaparición cuando fue suspendida en 2011 después de 74 años de servicio como una planta de carbón, pero las firmas de capital privado intervinieron y la convirtieron en una planta de gas natural en 2017 e implementaron un sector de minería de Bitcoin el año pasado.

Todo el revuelo comenzó cuando un artículo reciente de NBC citaba al propietario de una casa de Seneca Lake, diciendo que "el lago se ha vuelto tan cálido que te sientes como si estuvieras en un jacuzzi". Varios artículos ensalzaron las palabras de este lugareño sobre el "jacuzzi" y las llevaron aún más lejos. Un titular decía que la minería de Bitcoin convirtió el lago en una “bañera gigante", y otro titular clamaba que se estaba "convirtiendo un lago glaciar de 12.000 años en una piscina".

La contrapartida. Y claro, cómo no, los titulares también levantaron ampollas en los defensores de Bitcoin, que llevan meses minimizando el impacto ambiental de la criptomoneda impulsada por electricidad. Un debate que hemos tratado en Magnet y que se ha convertido en una acalorada disputa entre los defensores del medio ambiente y aquellos que simplemente piensan que Bitcoin hace mal uso de los recursos.

"Una afirmación ridícula", señalaban desde Bitcoin Compass Mining. Otros defensores de las criptomonedas argumentaban que se necesitarían más que los pocos miles de mineros de Greenidge para transformar un lago glaciar que se repone con más de un millón de litros de agua de manantial subterránea cada minuto en una “bañera”.

La realidad. Con esta contienda emergiendo, una investigación para aclarar la situación se hacía cada vez más necesaria. Así que el Consorcio de Investigación de los Grandes Lagos decidió intervenir. Gregory Boyer, director de la organización, lo resumía todo en una frase: “La afirmación de que el lago se haya convertido en un jacuzzi es exagerada”. La evidencia sobre el agua sobrecalentada de las centrales eléctricas muestra que el agua se enfría en unos pocos cientos de metros. Las plantas de energía como Greenidge extraen agua del lago con tuberías de admisión y la usan para generar energía, y luego expulsan el agua caliente de regreso al lago.

Mientras que la tubería de Greenidge bombea agua a 42 grados, Hobart y William Smith College registran la temperatura media de todo el lago durante el último mes en 20 grados. Esto no es algo muy alejado de los registros de verano en el lago tomadas durante los últimos años, según USGS. Es decir, los investigadores han descubierto que el lago, en términos generales, se ha estado calentando a lo largo de los años. John Halfman, profesor de hidrogeoquímica en Hobart and Smith, atribuye esto al calentamiento global, más que a Greenidge específicamente.

¿Qué sucede entonces? Eso significa que si la “bañera” está a unos 40 grados, sería justo decir que sólo el agua al lado de la tubería de salida está a esa temperatura, y no el resto del lago. "Claro, puedes sentir la diferencia en la temperatura", explicaba Boyer en este reportaje de Vice, pero "no vas a sentir que sube a 40 grados". Después de todo, una "bañera" de 100 kilómetros cuadrados sería inimaginable. Halfman lo explicaba de otro modo: “Es como dejar caer un dedal de agua muy caliente en un baño frío".

Posibles efectos. Con todo, puede que Seneca Lake no sea el “jacuzzi gigante” que muchos afirman, pero eso no significa que la compañía esté libre de responsabilidades medioambientales. Diferentes investigaciones a lo largo de los años hacen cada vez más evidente los efectos nocivos de las plantas de energía en las vías fluviales y la vida silvestre. Por ejemplo, las tuberías de entrada pueden ser perjudiciales para los peces, o el agua caliente durante todo el año puede crear las condiciones para la proliferación de algas nocivas en las cercanías. Estas flores envenenan el agua, lo que podría resultar fatal para quien la bebe o habita en su interior.

No, el Bitcoin no era el culpable de que un lago glaciar se haya convertido en una especie de "piscina caliente", pero las preocupaciones fundadas sobre los efectos de la generación de energía a lo largo del lago y sobre el uso de combustibles fósiles para ese propósito ya han llevado a los investigadores a afirmar que podría conllevar a problemas medioambientales graves con un uso más extendido en el futuro.

Imagen: Flickr

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