Han llovido nanodiamantes, pero en un laboratorio y para estudiar cómo se forman en Urano y Neptuno

Han llovido nanodiamantes, pero en un laboratorio y para estudiar cómo se forman en Urano y Neptuno
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Las características del carbono hacen que convivamos con él de distintas formas, desde la tan común unida al oxígeno que exhalamos o una tan valiosa como el diamante. Al menos en la Tierra no son fáciles de conseguir, pero parece que en Urano y Neptuno la formación de diamantes es distinta y los científicos no han parado hasta que han logrado reproducir una lluvia de diamantes que la emule, eso sí, en laboratorio.

Por el proceso de formación de los diamantes, y por el hecho de que ya "nos han llovido" anteriormente (se han encontrado en meteoritos) se sabe que hay formación de estas preciadas rocas en determinadas localizaciones más allá de nuestro planeta. En el caso de Neptuno y Urano se calcula que éstos se forman debido a la enorme presión en sus atmósferas, y ahora un equipo de la Universidad de Stanford (California) ha conseguido crear una lluvia de diamantes bajo condiciones controladas.

Para esta lluvia no queremos paraguas

A modo de breve recordatorio, un diamante es una roca compuesta de átomos puros de carbono organizados en una estructura cristalina cúbica, siendo la segunda forma más estable de este elemento después del grafito. Para que quede así ha de haber condiciones de temperatura y presión extremas, que en la Tierra existen a profundidades entre 140 y 190 kilómetros, pero en el caso de Uranio y Neptuno se postula desde hace unos años que se forman a partir de mares de carbón líquido bajo sus atmósferas con altísimas presiones.

De ahí que se haya intentado anteriormente ya reproducir estas condiciones en laboratorio, pudiendo crear un mar diamante líquido al aplicar electricidad y presiones a niveles altos. De este modo se intentó simular las condiciones de Neptuno y forzar la formación diamantes sólidos tal y como se planteaban que ocurría en ese mar.

Urano Voyager
Urano, capturado por la Voyager II.

Ahora, según reportan en The Telegraph el equipo dirigido por Dominik Kraus (investigador del Centro Helmholtz Zentrum de Dresden-Rossendorf) ha logrado crear una lluvia de nanodiamantes en el SLAC National Accelerator Laboratory, disparando un rayo láser libre de electrones (el Linac Coherent Light Source, LCLS) a un conjunto de átomos de carbono en una lámina de poliestireno. De esta manera han intentado recrear la alta presión que hay en estos dos planetas.

La lámina de polistireno con átomos de carbono simula las cadenas de hidrocarburos con metano que hay en las atmósferas de Urano y Neptuno

El poliestireno simula el metano que se halla de manera abundante en estos planetas (es de hecho parte de lo que da el color azul a Neptuno). El metano en esas atmósferas no está suelto, sino que forma cadenas de hidrocarburos (es decir, se asocia con átomos de carbono e hidrógeno), y se cree que son estas cadenas las que tras sufrir las altas presiones dan lugar a los diamantes.

Una pequeña lluvia en la Tierra, unas rocas tremendas en otros planetas

Los diamantes en este caso son muy pequeños (con un ancho de unos nanómetros), pero los científicos estiman que en Urano y Neptuno esto ocurre a mayor escala y se crean diamantes mucho mayores, apuntando incluso a rocas de millones de quilates. Lo que consideran también es que con los años los diamantes se hundan en las capas de hielo que forman estos planetas y que pasen a formar parte de una capa gruesa de diamante alrededor del núcleo de éstos.

Diamante

Lo que resulta imposible de momento es pensar en visitar estos planetas para comprobarlo in situ, aunque tras anteriores misiones como New Horizons hemos llegado a ver de cerca a Plutón, aún más alejado que Neptuno y Urano, y con observaciones es posible determinar datos de la composición y los procesos atmosféricos de los planetas (sin necesidad de adentrarse). Por ahora esta lluvia de diamantes sirve para reforzar las teorías de los científicos, y lo de crear lluvia de diamantes (aunque nanométricos) no deja de ser curioso, además de útil para algunas industrias como la médica.

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