En lo último que piensa uno sobre la Estación Espacial Internacional y los astronautas que habitan en ella posiblemente sea en cómo hacen estos sus deposiciones. Con dificultades y a gravedad cero, por eso necesitan inodoros especiales. Y claro, cuando se dañan, pueden generarse auténticos dramas. Pero los tripulantes de la EEI están de enhorabuena, la próxima semana estrenarán un nuevo inodoro, uno que ha costado nada más y nada menos que 23 millones de dólares.
Según ha anunciado la NASA, la próxima semana enviarán a la Estación Espacial Internacional, que está orbitando la Tierra, un nuevo inodoro. La idea es probarlo en condiciones de gravedad cero para que luego pueda ser utilizado en misiones más lejanas a la Luna o a Marte. Abandonará la Tierra el 29 de septiembre a bordo de una cápsula de carga de Northrop Grumman Cygnus que llevará suministros a los astronautas y material de investigación.
Serán Chris Cassidy e Ivan Vagner los encargados de estrenar y poner a prueba la última obra de ingeniería de la NASA. Se trata de los dos astronautas actuales de la Estación Espacial Internacional. Todo ello después de capturar la cápsula, anclarla, sacar el inodoro e instalarlo en la Estación Espacial Internacional. Luego finalmente el retrete podrá pasar su prueba de fuego.
Un retrete espacial y especial
El inodoro tiene nombre propio, Universal Waste Management System. Como ya indica, es a fin de cuentas un sistema para gestionar las deposiciones. Es un 65% más pequeño que los anteriores y hasta un 40% más ligero. Esto es esencial en un lugar que busca optimizar al máximo el volumen y la energía consumida. Los ingenieros de la NASA se han tomado esto como si de una nave se tratase, buscando aprovechar al máximo el espacio ocupado y el consumo de energía. Según un portavoz de la agencia espacial, "son componentes muy importantes del diseño de una nave espacial".
Ahora bien, ¿qué tiene de especial? Está repleto de tecnología, aunque no como la de los inodoros japoneses o el de la Universidad de Stanford que reconoce el ano. En este caso tiene más que ver con conseguir atrapar las deposiciones y la orina en un lugar donde la gravedad no hace su trabajo.
El retrete incluye un embudo para la orina y también un separador de doble ventilador. Este separador especial consigue crear un flujo de aire que atrapa las deposiciones aunque no haya gravedad suficiente. Gestionar los desechos es relevante al ser un espacio tan reducido el de la Estación Espacial Internacional. Además, la orina posteriormente se recicla para obtener agua, de ahí que vaya por un embudo separado.
Se astronauta al final nos sólo flotar en el espacio, sino que también tiene sus dificultades para tareas mundanas (nunca mejor dicho). Afortunadamente para los futuros astronautas, la NASA se ha encargado de gastarse millones de dólares para facilitares la vida en aspectos como ir al baño.
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