Oscar ya tiene posibilidades de convertirse en un huracán. Es la primera vez que pasa tan cerca de España en junio

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Hablemos de Oscar. Es decir, hablemos de una de las borrascas más extrañas que hemos visto en los últimos años. No solo porque es un tipo de sistema que no debería de existir durante los meses de verano, sino porque durante los próximos días va a dar pasos para convertirse en un ciclón subtropical.

No va a llegar a serlo. Pero la probabilidad es lo suficientemente alta como para que el Centro Nacional de Huracanes de EEUU lo empiece a monitorizar. Algo que nunca había pasado.

¿Por qué la está monitorizando el NHC? Según el NHC, ahora mismo Oscar es "un área no tropical de baja presión localizada cerca del este de las Azores [que] está produciendo aguaceros y tormentas eléctricas desorganizadas con vientos con fuerza". No es algo normal para esta época del año, pero eso ya lo sabíamos. El problema es que la cosa no queda ahí.

Lo realmente raro es que, según los modelos, el área puede "adquirir algunas características subtropicales durante los próximos días". Nadie está muy alarmado porque la dinámica posterior (que moverá a la borrasca hacia el noroeste internándolo en aguas más frías) frenará el proceso. No obstante, no debemos llevarnos a engaño: esto no dice nada bueno.

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NHC

¿Por qué no dice nada bueno? El asunto central aquí es que todo esto no es una casualidad. Oscar puede presentar algunos signos de subtropicalización organizada porque el Atlántico norte está extremadamente caliente

Como hemos explicado en otras ocasiones, la temperatura del mar no produce más eventos meteorológicos intensos. Sin embargo, sí que hace que cuando esos eventos se den... haya mucha más energía disponible.

Y eso es lo que ha pasado. En condiciones normales, Oscar no debería existir. Durante estos meses, habitualmente, se extiende un enorme anticiclón sobre las Azores que bloque la aparición de tormentas atlánticas y es uno de los principales causantes de los veranos estables, cálidos y secos en España.

Ahora mismo, el anticiclón atlántico está sobre las islas Británicas y eso ha permitido que se formen dos cosas (que se retroalimentan): un río atmosférico cargado de humedad y la organización de Oscar como una borrasca de entidad. Si tenemos la chispa, el calor de la superficie oceánica actúa esencialmente como gasolina.

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Leon Simons

Una cosa indescifrable llamada futuro. Eso, en realidad, es lo que más preocupa a los expertos. Tras años con temperaturas en la parte de arriba de la tabla histórica, 2023 está presentando unos datos altísimos. Es decir, está entrando en un "territorio desconocido" en tiempos modernos y, por eso mismo, no sabemos cómo va a afectar a la dinámica atmosférica.

Y, por si faltaba algo, El Niño. Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM)  hay una probabilidad del 80% de que El Niño esté con nosotros antes de que acabe el verano. Habitualmente, no tiene efectos muy concretos sobre España; sin embargo, tenemos claro que sí los tiene sobre la temperatura media del planeta.

Ahí es donde aparece el vértigo: “Acabamos de vivir los ocho años más cálidos de los que se tiene  constancia, a pesar de que durante los tres últimos años el episodio de La Niña ha ejercido un efecto de enfriamiento que ha ralentizado  transitoriamente el incremento de la temperatura mundial”, señalaba Petteri Taalas, Secretario General de la OMM.

¿Es Oscar un aviso de lo que está por venir? No lo sabemos. Esa es la verdad. El Atlántico está enseñando los dientes, sí; pero bien podría pasar que durante los próximos 50 años, el anticiclón de las Azores siga bloqueando las tormentas de este estilo. El problema, en realidad, es que bien podría pasar todo lo contrario y, para ninguna de las dos cosas, podemos prepararnos.

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Imagen | ECMWF

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