Cómo la "gallina de los limones de oro” se ha convertido en una trampa para el campo español

La campaña del limón ha sido tan extremadamente buena que va a arruinar comarcas enteras

Sharon
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Nunca antes el limón español había sido capaz de producir un millón y medio de toneladas. Nunca antes había sido capaz de producir piezas de una calidad tan alta. Nunca antes había estado tan cerca del colapso.

Y es que si se puede hacer historia de muchas formas, el limón español parece haber escogido la más paradójica: la de morir de éxito. Esta es la historia.

Si la vida te da limones... Porque para entender bien el origen del problema, tenemos que remontarnos una década atrás. En los últimos años la situación se ha vuelto insostenible, pero la sequía se instaló en España en 2014.

Desde ese año, en cada temporada hídrica ha llovido menos que la media histórica. Es decir, cada temporada ha sumado su granito de arena para construir "un déficit global, constante y cada vez más extendido". Milagros como el de la primavera de 2018 (con el marzo más lluvioso desde 1965) y las mejoras en la gestión del agua hicieron que las ciudades siguieran su vida normal, pero el campo empezó a ver las señales.

“No había agua, se volvió a los pozos y muchos agricultores empezaron a cambiar los invernaderos y los campos de hortícolas por limoneros”, explicaba Pedro Fuchs en DAP. “Son árboles que permiten usar mano de obra mucho más barata, necesitan menos personal. Aguantan aguas con mucha sal y también pueden estar un mes perfectamente sin recibir riego”.

La trampa y el refugio. Además, durante años, fue un cultivo muy rentable (hace un lustro, se llegó a pagar un euro por kilo). En apenas ocho años, España ha pasado de tener 36.000 hectáreas dedicadas al cultivo del limón a tener 53.000. Parecía el refugio perfecto para un sinfín de pequeños productores y miles de hectáreas de terreno se pasaron al limonar. Parecía. sí. Pero se ha convertido en una trampa.

Centenares de pequeños y medianos agricultores se endeudaron para reconvertir sus campos en limonares. Y durante un tiempo, los margenes y las rentabilidades les sonrieron. Hoy, con el mercado saturado por cientos de miles de toneladas que nadie quiere, no son capaces ni de cubrir costos. Y la inmensa mayoría no han llegado ni a recuperar la inversión.

No es algo que haya pillado por sorpresa al sector. Como explicaba Liliana Fuchs en DAP, las asociaciones sectoriales llevan "desde 2018 avisando al sector mediante notas públicas e informes sobre el exceso de nuevas  plantaciones en un marco de tiempo tan corto que podría traernos a un aumento de producción espectacular como el de esta campaña”.

El problema es que, como ocurrió con la burbuja inmobiliaria, invertir deja de ser "rentable" justo en el momento en que ya no puedes escapar. Esto es lo que les ha pasado a muchos productores que sen ahora, con los árboles cargados de fruto y sin pulmón financiero ni para arrancarlos árboles y volver a plantar otras cosas.

Morir de éxito. Hay más factores (la falta de mercado para un limón de tanta calidad, la llegada de género de fuera de la Unión, los problemas generales del campo, etc...), pero el factor es este: la campaña ha sido tan buena que se ha producido “un efecto embudo del mercado en origen” y los precios se han desplomado.

Ahora queda ver qué pasa con un sector que va como pollo sin cabeza corriendo detrás de la moda hortofrutícola del momento y sin capacidad alguna de maniobra. Sobre todo, porque va a marcar el futuro cercano de la agricultura española.

Imagen | Sharon

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