La de NESmaker es una de esas historias fascinantes en las que se agradece meter el hocico. Cómo la creación de un documental sobre el desarrollo homebrew de NES, acaba derivando en la creación de una herramienta con la que cualquier usuario puede dar vida a sus propios juegos de la primera consola de Nintendo.
Impulsado a través de Kickstarter, el proyecto NESmaker consiguió arrastrar 253.403 dólares de la meta de 32.000 dólares que tenía en principio y, tras varios meses en desarrollo, encara su recta final con una beta que acabará dando forma a la versión final en algún punto del próximo agosto. Esta es la historia de cómo un documental sobre perseguir tus sueños de la infancia, acabó dando forma a un sistema para grabar tus propios cartuchos de NES.
Crear tus juegos en un cartucho de NES
El pasado mes de enero, una gran mayoría de portales sobre videojuegos se hacía eco de un Kickstarter que estaba amasando dinero de una forma espectacular. En apenas 48 horas había conseguido superar su financiación y la cosa no tenía pinta de aflojar durante el tiempo que le quedaba para seguir arrastrando mecenas.
No era el retorno de una saga perdida, ni un juego independiente capaz de ensombrecer a un triple A, ni el intento de Sega de hacer que los usuarios paguen la fiesta de crear una Dreamcast 2 (aunque es no habría estado nada mal). El proyecto se llamaba NESmaker y, como su propio nombre indica, ofrecía una herramienta desde la que poder crear juegos con estética 8bits, grabarlos en un cartucho y ver cómo tu juego funcionaba en una NES. Todo eso, según elllos, sin escribir una sola línea de código.
La máquina de Nintendo, un cacharro con más de 30 años a sus espaldas, es uno de los grandes pilares de la nostalgia tecnológica de los 80, así que no es de extrañar que más de 2.500 mecenas acabasen apostando por el proyecto. De entre ellos, más de 800 fueron directos a por el software pelado y mondado. El resto, de cabeza a por esa opción de meter tu propio juego en un cartucho y que la consola que tienes guardada en el armario sea capaz de leerlo.
Que el factor retro es ya un clásico de la industria del videojuego lo sabemos todos (ahí está NES Mini para demostrárselo al que tenga dudas sobre la afirmación), así que no es de extrañar que las empresas se sumen a estas ideas. Pero la de NESmaker es especial por la historia que tiene detrás.
Cuando la suerte sonríe (a veces) en Kickstarter
Joe Granato es una de esas personas que parece haberse hecho fan del subidón de Kickstarter. Tienes una idea, la colocas allí y, con algo de suerte, consigues que alguien te ayude a convertirla en realidad. En su haber cuenta con cinco proyectos y, en cierta medida, sus éxitos y fracasos han ido definiendo cada uno de ellos.
Tras realizar un tributo a un antiguo amigo para recuperar la música que este había escrito, la idea de crear un documental sobre uno de los aspectos clave de su infancia empieza a ganar peso. Si antes funcionó, puede volver a ocurrir, así que se va a Kickstarter para presentar un posible documental que requiere 50.000 dólares para poder realizarse.
Se llama ‘It’s Dangerous To Go Alone… The Movie’, está centrado en la influencia generada por ‘The Legend of Zelda’ en aquellos gloriosos 80 (y más allá), y está condenado al fracaso tras conseguir poco más de la cuarta parte de dinero necesaria. En la mayoría de los casos el batacazo te obliga a replantearte la situación y seguir adelante con tu vida, pero en el caso de Granato, encontró algo que convirtió el copo de nieve en una gigantesca bola de nostalgia.
Buscando su cartucho del primer ‘The Legend of Zelda’ para NES se cruzó con un puñado de dibujos. Se trataba del videojuego que él y un amigo de la infancia habían ideado de niños, un grupo de concept arts sacados de la mano de un niño de primaria que habían enviado a Nintendo con la ayuda de su madre. Como era de esperar, los de la gran N le dijeron amablemente que se fuesen a jugar por ahí y no molestasen a los mayores. Pero ahora Granato ya era mayor, estaba en busca de retos y había una plataforma capaz de financiar sus locuras. ¿Y si hago el juego que soñé de niño? ¿Y si grabo el proceso y monto un documental?
The New 8-Bit Heroes, el documental
A 669 mecenas y sus correspondientes 54.381 dólares les pareció una buena idea, así que Joe Granato y se puso manos a la obra con la intención de hacer realidad el proyecto. Pese a estar en la categoría de películas, la idea tenía tres objetivos muy claros: la creación de un nuevo juego para NES, el documental sobre su creación y los tutoriales necesarios para ayudar a que otros usuarios pudiesen hacer lo propio.
Cabe decir que el documental, por ahora lo único que Granato ha entregado a nivel completo a sus mecenas, es muy recomendable. Más por las voces que se cruzan allí que por la propia historia del desarrollo, pero sin duda una buena muestra de lo que supone ponerse a trabajar para crear un juego en un sistema arcaico con un lenguaje de programación tan limitado como las posibilidades de la consola.
Es decir, no es que Granato se hubiese puesto el reto de hacer un juego con estética NES, es que quería crear una aventura que realmente pudiese funcionar en la consola. Por supuesto no tardan en darse de bruces con las limitaciones de la época y el lenguaje 6502 sobre el que también corrían la Atari 2600 o la Commodore 64. Tras varios intentos fallidos, la mejor solución que se les ocurre es la de crear una herramienta que les sirva de ayuda.
La historia acaba medio bien en el documental. Trabajan en el juego, el juego sale en la tele, les ofrecen la posibilidad de llevarlo a consolas actuales, se vienen arriba, montan un Kickstarter, se la pegan y, en última instancia, parece que acaban el juego y se lo muestran a uno de los empleados de Nintendo, el que se encargaba de aprobar los juegos que llegaban a la consola cuando Granato era un crío. Lo que en cualquier medio audiovisual podría considerarse como un final feliz.
NESmaker, el final que nadie esperaba
La historia real difiere un poco, claro. Granato lleva excusándose en Kickstarter desde hace meses porque el juego que prometió a los mecenas nunca llegó a entregarse. Y es que la creación del documental había abierto otra veda: la herramienta que habían creado para dar vida al juego de una forma más cómoda era lo suficientemente jugosa para poder comercializarse.
Poco importa que hubiese más líneas de código en la herramienta que en el juego que se había propuesto hacer, aquello suponía que podía poner a disposición de la gente algo único y, desde luego, una forma mucho más asequible de cumplir el objetivo de crear tutoriales para que el público aprendiese a programar para NES.
Ahora, con NESmaker en fase beta y ofreciendo distintas opciones para que la gente pueda crear juegos de distintos géneros, la tienda de Granato está cargada de ediciones especiales de su juego (en realidad una demo que poco tiene que ver con la idea inicial), la película y, por supuesto, la reserva del software de NESmaker por 36 dólares, el kit para crear tu propio cartucho por 88 y una guía de uso por 36. En resumen, un negocio nacido de la más absoluta casualidad.
Junto a los tutoriales que Granato ha ido publicando en YouTube también planea una serie en la que él, acompañado de invitados especiales, intentará explicar cómo se hacían los juegos de NES mientras promociona la plataforma creada en colaboración por su amigo Josh Fallon, el héroe del documental y auténtico crack a la sombra de todo este tinglado con sobredosis de nostalgia ochentera.
Ver 5 comentarios