londres

Dos años después de la declaración del primer estado de alarma por el COVID-19, el transporte público no ha sido capaz de sacudirse la sombra de la pandemia. En Londres encara ya una situación límite que podría llevarle a la quiebra.

Ya se pagan 32 euros diarios en el peor de los casos.

Entre finales del XIX y principios del XX el Electrophone permitió a los ingleses disfrutar de retransmisiones de conciertos, obras de teatro e incluso sermones en vivo y a la carta. Todo un "Spotify victoriano" que se adelantó a la radio.

Las aguas residuales tienen su propia Capilla Sixtina. Desde mediados del siglo XIX, Crossness Pumping Station, una planta de bombeado de Londres, demuestra que incluso el saneamiento se presta a la ingenería de factura más cuidada.

Cuando los londinenses se despertaron el 5 de diciembre de 1952 no sabían que estaban a punto de vivir el peor caso de contaminación atmosférica de Europa occidental. 12.000 de ellos no vivieron para contarlo

Sólo para residentes (que no tengan vértigo) de los edificios.

Una historia que nos ayuda a tender puentes con el pasado. Tenderlos a 8.500 kilómetros de distancia

Pedía 100.000 dólares en criptomonedas... o en tarjetas de iTunes.

La decisión es polémica, sobre todo porque en Londres Uber se ha convertido en el medio de transporte preferido de muchísimos usuarios.

Según expertos de la Universidad de Essex que analizaron el sistema de reconocimiento facial de la policía londinense, de 42 avisos de coincidencias con la lista de 'los más buscados' tan sólo 8 fueron confirmadas como correctas.

A ver, ¿quién quiere estar en una piscina así a 220 metros de altura y en Londres?