Qué podemos aprender de la semana de cuatro días de Islandia: reorganizar el trabajo para tener la misma productividad y menos estrés

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Telefónica ha sido la primera gran empresa en España en lanzarse a probar la semana laboral de cuatro días. Algo que ya están realizando con éxito en otras empresas sin tocar el salario de sus empleados.

Islandia fue pionero a la hora de recortar el tiempo dedicado al trabajo. El país realizó dos ensayos a gran escala de una semana laboral reducida, de entre 35 y 36 horas semanales sin reducción de salario, entre 2015 y 2019. El experimento fue analizado durante 2020 y los resultados se acaba de dar a conocer.

Los autores del informe aseguran que los trabajadores están más contentos y tienen menos estrés y que la productividad no se vio resentida pese a trabajar menos horas. Algo que se logró reorganizando el trabajo e implementando nuevas estrategias laborales.

Estas son las principales conclusiones de un estudio conjunto realizado por Autonomy y la organización de investigación Association for Sustainability and Democracy (Alda).

Reorganizar el trabajo

Para realizar el estudio, se recopilaron datos sobre diversos temas, como el bienestar de las personas, su desempeño laboral y el equilibrio entre la vida laboral y personal.

Las conclusiones son que, pese a que se trabajan menos horas, se mantiene o incluso aumenta la productividad y prestación de servicios, además de mejorar el bienestar de los trabajadores y el equilibrio entre la vida personal y laboral.

Al tener que trabajar menos horas, tanto los lugares de trabajo como los empleados tuvieron que implementar nuevas estrategias y organizaciones del trabajo. Algo que, según el informe, propició una mayor cooperación y colaboración entre empleados y directivos.

Algunos de estos cambios fueron hacer reuniones más cortas o evitar realizar tareas innecesarias, así como acortar las pausas para tomar café. Según los autores del informe, la recompensa de la reducción de horas provocó que las personas organizaran su trabajo de manera más eficiente.

Mantener la productividad

Los autores del estudio aseguran que uno de los miedos principales asociados a las semanas laborales de cuatro días es que la productividad se vea resentida, así como el no poder ofrecer todos los servicios como cuando se trabajan cinco días a la semana.

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Sin embargo, aseguran que los datos demuestran que se produce justo la situación contraria.

La productividad puede, en muchos casos, aumentarse al reducirse el tiempo de trabajo. Los niveles de prestación de servicios se mantuvieron similares entre quienes tuvieron una semana laboral de 35 horas y los que la mantuvieron de 40, pese a que tuvieron menos tiempo de trabajo para ofrecer dichos servicios.

Bienestar personal y familiar

En cuanto a la calidad de vida y el bienestar en el trabajo, así como sobre los síntomas de estrés y agotamiento de los participantes, los datos recopilados también son favorables a la semana laboral de cuatro días.

En ambos ensayos, muchos trabajadores expresaron que después de comenzar a trabajar menos horas se sintieron mejor, con más energía y menos estresados. Algo que no solo repercutió en ser más activo para hacer deporte o estar con amigos, sino que también tuvo un efecto positivo en su trabajo, según el informe.

Un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida familiar es otro de los beneficios que obtuvieron quienes vieron reducidas sus horas laborales.

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Los directivos, dando ejemplo

El estudio también aborda la percepción e implicación de los mandos directivos en el cumplimiento de esta semana laboral reducida. Según sus datos, todos los gerentes entrevistados, salvo uno, redujeron sus horas de trabajo dado que “tenían que predicar con el ejemplo”.

La mayoría de los responsables, además, reconoce que no experimentaron una mayor presión en el trabajo como consecuencia de reducir las horas de todo el equipo. Sí que durante los primeros días, y hasta que se reajusta todo el trabajo, tuvieron una mayor carga de trabajo, pero la mayoría volvió “rápidamente” a los mismos niveles que antes.

En cuanto a los beneficios personales y familiares, los directivos reconocen el mismo impacto que el resto de los trabajadores: más tiempo libre, mejor equilibrio entre la vida laboral y personal, mejor descanso durante los fines de semana y mayor sentido de autonomía.

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Espejo para otras economías

Los autores del informe aseguran que estos datos obtenidos son importantes por su tamaño y alcance.

Las pruebas realizadas en Islandia llegaron a estar vigentes para más del uno por ciento de toda la fuerza laboral del país e incluyó a lugares de trabajo e industrias como escuelas e instalaciones de mantenimiento.

Los autores del informe consideran que la reducción de las jornadas laborales debe considerarse una política poderosa, deseable y viable en las economías avanzadas contemporáneas, entre otras cuestiones porque los beneficios sobre la salud física y psicológica se han mantenido a lo largo del tiempo.

“Los cambios positivos identificados por los participantes deberían colocar la reducción de las horas de trabajo como una estrategia principal para otros gobiernos que buscan abordar el equilibrio entre el trabajo y la vida personal y la deficiencia de bienestar en sus economías”, sentencian.

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