La reconversión al coche eléctrico tiene un obstáculo casi insalvable: el suministro. Y Ford es su primera víctima

La reconversión al coche eléctrico tiene un obstáculo casi insalvable: el suministro. Y Ford es su primera víctima
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La rotura de la cadena de suministro y el aumento en los precios de las materias primas está sometiendo a Ford a una altísima presión. Ayer, martes 20 de septiembre, sus acciones cayeron más del 12% en el mayor desplome de los últimos 11 años. En plena reconversión al coche eléctrico, Ford tiene un verdadero problema.

El movimiento de los inversores llegó después de un importante anuncio de la compañía: la inflación elevará los costes de fabricación en 1.000 millones de dólares. Un dato que tiene su consecuencia directa en los resultados finales de la compañía. Según la propia empresa, ganarán entre 1.400 y 1.700 millones de dólares antes de impuestos en el tercer trimestre del año, una cifra que, sin embargo, está muy lejos de los 3.700 millones de dólares esperados y de los 3.000 millones alcanzados el año pasado.

Además de los mayores costes derivados de la inflación Ford lleva tiempo luchando como puede con la cadena de suministro. De hecho, han anunciado que cuentan con un volumen de entre 40.000 y 45.000 "SUV y camionetas de amplio margen de beneficio" que están sin terminar, en palabras de la compañía, y que esperan poder comercializar antes de que termine el año.

La situación de Ford se resume bien con una imagen que recogen en The Drive. La firma está acumulando camiones en el Kentucky Speedway, un circuito que está siendo invadido por el stock acumulado que la firma tiene sin terminar por falta de piezas. La imagen aérea y su comparación entre agosto y septiembre es esclarecedora.

No sólo en Estados Unidos están comprobando los problemas que la compañía tiene para entregar automóviles. En verano, Ford cerró pedidos de sus Fiesta y Focus en Europa, dos de sus modelos estrella. En estos momentos, el configurador permite seleccionar algunas versiones del Focus (no aparecen las más potentes o las familiares) y no es posible configurar un Ford Fiesta o un Ford S-Max. Del monovolumen, de hecho, no hay stock disponible, mientras que el utilitario sólo tiene 14 unidades ofertadas.

Un momento crucial

Esta rotura en la cadena de suministro y la constante subida de la inflación pone contra las cuerdas a una empresa que ya había tomado la difícil decisión de partirse en dos para garantizarse el futuro. Los vehículos eléctricos y el desarrollo de software se cobijarán bajo la marca Ford Model e, financiada en parte por la división de combustión.

La compañía, además, ha lanzado dos mensajes poco alentadores. En el último se advierte de que tendrán que encarecer sus modelos, una tendencia que, al menos en Europa, ya es una realidad y afecta cada día a más firmas.

El segundo mensaje apunta directamente a sus trabajadores. Los empleados, que ya viven con preocupación la falta de suministros (Almussafes está comprobando cómo los ERTES vuelven a repetirse de manera reiterada) y Jim Farley, CEO de la firma, ha asegurado que "tienen a demasiada gente trabajando".

Las palabras, recogidas por Bloomberg en julio, hacían referencia a una pregunta de Adam Jones, analista de Morgan Stanley, al que confirmó que necesitan recortar 8.000 empleos, especialmente en la división de Ford Blue, la dedicada a los motores de combustión.

Ya el pasado mes de agosto, la compañía volvió a confirmar que despedirá a 3.000 empleados, repartidos en su mayoría en plantas de Estados Unidos, Canadá e India dedicados a la fabricación y desarrollo de modelos de combustión para centrarse en los coches eléctricos, más baratos y sencillos de producir.

Una situación que el conocido economista estadounidense Peter Schiff analiza, aún, con peores ojos. De hecho, apunta a que el proceso que está viviendo Ford le puede llevar a la bancarrota si la Reserva Federal estadounidense no interviene por el camino.

El propio Jim Farley ha descrito esta situación como el momento más importante de la compañía, pues tiene que reconvertir un modelo de negocio con el que llevan "más de 100 años trabajando". Por el camino, espera invertir 50.000 millones de dólares hasta 2026 sólo para el coche eléctrico.

Con Europa presionando para pasar el parque móvil al eléctrico puro y tras la división de la compañía, Ford necesita que sus eléctricos despeguen definitivamente. El problema es que su Ford Mustang Mach E, que ha sido todo un éxito, también ha sido consumido por los altos costes de fabricación y ha dejado de ser rentable.

El objetivo es que toda la inversión realizada hasta 2026 dé como resultado la fabricación de dos millones de vehículos eléctricos anuales. Esta misma fecha es la que los analistas de Bloomberg señalan como punto de inflexión para que la división eléctrica sea rentable. Por el camino, la cadena de suministro y la alta inflación está complicando seriamente la hoja de ruta.

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