Lidl quiere comerse el mercado de la bicicleta eléctrica con su arma más poderosa: hundir los precios

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No es ni la primera ni la segunda vez que lo vemos. Lidl suele tener una hoja de ruta firme con la que consigue posicionar sus propios productos en el mercado, agotarlos como consecuencia de una fiebre desenfrenada y, sobre todo, venderse como una alternativa real a marcas que ofrecen artículos mucho más caros.

Generalmente ha sabido encontrar los nichos de mercado que están triunfando en cada momento y en un pequeño plazo de tiempo ha encontrado la manera de explotarlos. Lo hemos visto con sus freidoras de aire, sus patinetes eléctricos o sus teclados gaming.

El problema ha sido cuando el producto a "abaratar" tiene un coste mucho más alto. La estrategia en estos casos ha sido popularizar un primer producto de entrada muy barato y, con los adeptos ya metidos en el bolsillo, sacar versiones de precio superior y más avanzadas. ¿Un ejemplo? Su Monsieur Cuisine Connect primero, y su Monsieur Cuisine Smart, más avanzado pero también más costoso.

Con las bicicletas eléctricas hemos visto a la firma actuar de una manera parecida. Primero ha optado por bicicletas eléctricas sencillas, con baterías extraíbles que se acoplaban al cuadro pero a un precio muy inferior al de sus rivales. Ahora, Lidl da un salto de calidad.

Saltando al carro de la bicicleta eléctrica

Aunque ya se estaba experimentando un crecimiento, el verdadero boom de la bicicleta llegó con la pandemia de coronavirus. Cansados de estar en casa, miles de nuevos ciclistas llegaron a este deporte para utilizarlo como medio de transporte, como puramente recreacional o algo más serio y competitivo. De una manera o de otra, las bicicletas desaparecieron de los estantes y se produjo una enorme burbuja.

Parte de estos ciclistas encontraron en la bicicleta eléctrica el medio de transporte que necesitaban. “Lo que me hace más feliz es ver que todo el mundo que prueba la bicicleta eléctrica ya no quiere volver a utilizar la moto o el coche”, señalaba Ricard Jornet, un vecino de Mataró (Barcelona), a nuestro compañero José Manuel Blanco, en este interesante artículo en el que varios ciclistas relataban su experiencia.

Como era de esperar, grandes superficies como Decathlon o Lidl no dudaron en entrar a la burbuja. Primero con bicicletas sencillas y, más tarde, con opciones de mayor calidad y coste para el cliente, como una especie de "Vanmoof barata" que Decathlon parece tener en mente o el último lanzamiento de Lidl.

La cadena de supermercados ya está vendiendo en Alemania sus CRIVIT Urban E-Bike X y Urban E-Bike, las versiones tope de gama de sus bicicletas eléctricas. Son modelos que ya se venden por 1.199 euros y, pese a todo, son baratas en comparación a otros modelos del mercado a los que hay que sumar unos cientos de euros para obtener especificaciones similares.

Estas versiones ya cuentan con la batería integrada en su cuadro y se vende con un acabado de bicicleta de paseo y otro más deportivo aunque, en ambos casos, son bicicletas pensadas para un entorno puramente urbano.

Zündapp Bicicleta eléctrica de montaña 27.5

Además, estas bicicletas cuentan con hasta 70 kilómetros de autonomía completamente eléctrica y cinco niveles de potencia para sumar un total de 250 vatios que impulsarán al ciclista hasta un máximo de 25 km/h. A esta velocidad, el motor eléctrico deja de funcionar, como obliga la legislación europea.

Lidl ha visto abrirse una piscina ante sus ojos con la bicicleta eléctrica. Primero ha metido un pie, ha comprobado que la temperatura es correcta, es cómoda y que podría quedarse dentro del agua durante mucho tiempo. Parece que, ahora, ha decidido saltar de cabeza y remojarse del todo.

Ese primer pie fueron sus bicicletas eléctricas más sencillas. Ha comprobado que hay muchos clientes potenciales del producto y ha decidido entrar a competir en un mercado que demanda una mayor calidad y que supone mayores costes para el cliente. Sus CRIVIT Urban E-Bike X y Urban E-Bike ya superan los 1.000 euros y, pese a todo, eso supone hundir los precios frente a la competencia.

La superficie comercial quiere repetir la táctica que ya empleó contra Thermomix. Ahora descubriremos si la temperatura del agua era correcta, está demasiado fría o la piscina, simplemente, no tiene agua.

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Foto | Lidl

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