El Parlamento Europeo daba luz verde el pasado de octubre a los aranceles contra el coche eléctrico chino. Impuestos que superarán el 30% según el fabricante y que supondrán una importante traba para la expansión del eléctrico asiático en nuestro mercado.
Volkswagen, quien está en la búsqueda de alianzas para lograr fabricar un coche eléctrico por debajo de 20.000 euros tiene claro que los aranceles tendrán repercusiones negativas y directas sobre los propios fabricantes europeos. Modelos como el Dacia Spring o el Tesla Model 3 se fabrican en China, y lo tendrán difícil para mantener sus precios actuales.
Preocupación en el grupo. Volkswagen ha hecho pública su preocupación por los aranceles al coche eléctrico chino. La compañía teme a posibles -y más que probables- represalias tomadas por parte de China. Entre ellas, aranceles a los coches europeos.
Este sería un golpe no solo para Volkswagen, sino para todo fabricante que importe vehículos a China. Entre ellos están, especialmente, los vehículos alemanes de gama alta, de gran popularidad en el mercado chino.
"Los posibles aranceles punitivos serían especialmente arriesgados para la industria automovilística alemana. Nos enfrentaríamos a desventajas significativas en el mercado chino. Y es por eso que nos oponemos claramente a esas nuevas normas". Oliver Blume, CEO del grupo Volkswagen.
La idea de Volkswagen. El CEO tiene clara la excepción que podrían cumplir aquellos fabricantes chinos que quieran librarse de los aranceles: invertir en Europa. El CEO plantea que aquellas empresas chinas que inviertan y creen empleos en Europa deberían tener beneficios.
Pese a que el planteamiento tiene sentido, por el momento, todo apunta a que nada ni nadie parará a la Comisión Europea a la hora de aplicar los aranceles.
Una Europa dividida. Alemania, Hungría, Malta, Eslovenia y Eslovaquia lo tienen claro: no a los aranceles. Pese a ello, y con la abstención de países como España o Portugal, la votación salió adelante con el apoyo de Italia, Polonia e Irlanda, entre otros.
La respuesta de algunas marcas chinas. Fabricantes chinos con planes de expansión, como Xpeng, ya están buscando fábricas en Europa. La compañía llegó a España recientemente tras vender en más países europeos, y sigue los pasos de BYD, quien ya tiene las miras puestas en Europa -e incluso, España- para fabricar sus coches eléctricos.
Con unos aranceles elevados, el único plan posible para los fabricantes chinos es fabricar fuera de su país natal. La clave es cuántos de ellos estarán dispuestos a hacerlo.
Imagen | Volkswagen
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