La libertad mató a Firefox OS

La libertad mató a Firefox OS

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La libertad mató a Firefox OS

El nuestro es un mundo injusto. Puede que sea una frivolidad hablar de injusticias tecnólogicas cuando tenemos problemas mucho mayores que el que una plataforma móvil desaparezca del mapa, pero lo cierto es que para los que seguimos y narramos la actualidad tecnológica el adiós de Firefox OS a los smartphones es una tragedia.

Y lo es porque Firefox OS defendía algo que ninguna de las plataformas actuales planteaba: una alternativa que transpiraba una propuesta honesta, sin gato encerrado, sin trampa ni cartón. Abierta, libre y eminentemente dirigida a que todo el que quisiera contribuir pudiera hacerlo sin trabas. Quizás esa libertad fue demasiado. Quizás mató a Firefox OS en smartphones.

¿Qué significa la decisión de Mozilla?

El anuncio de Ari Jaaksi, SVP de la división de dispositivos conectados de Mozilla, se producía durante el evento para desarrolladores que la compañía está celebrando en Orlando. En dichas conferencias este directivo dejó claro que el modelo actual de trabajo con operadoras llegaba a su fin:

Firefox OS ha demostrado lo flexible que puede ser la web, escalando desde smartphones de bajo coste hasta televisores HD. Sin embargo, no hemos sido capaces de ofrecer la mejor experiencia de usuario posible y dejaremos de ofrecer smartphones Firefox OS a través de los canales de las operadoras.

Es cierto que Jaaksi y los responsables de Mozilla no han dicho explícitamente que no habrá más smartphones basados en Firefox OS, y de hecho otras reflexiones apuntan a que podríamos haber matado a Firefox OS en estos dispositivos antes de tiempo y que la plataforma sigue disfrutando de un buen estado de salud. ZTE sigue lanzando dispositivos basados en esta plataforma, indican por ejemplo en Hipertextual.

Lo cierto es que Mozilla anunció recientemente la disponibilidad de Firefox OS 2.5 y de un curioso modo de probar sus ventajas en nuestros dispositivos Android, con novedades singulares en la plataforma como un sistema de add-ons o complementos que afecta no solo al navegador sino a todo el sistema.

Sin embargo Mozilla tendrá que aclarar cuál será a partir de ahora la estrategia con Firefox OS en smartphones, si es que realmente sigue existiendo alguna. Un tuit posterior de Jaaksi no nos servía de mucho y simplemente afirmaba que en Mozilla "seguirán mejorando la experiencia web en smartphones". ¿Se refieren al trabajo en el navegador Firefox para Android, iOS o Windows 10?

Eso parece a juzgar por otro mensaje anterior en el que este responsable de Mozilla firmaba que el proyecto daba también el salto (no sabemos si dejando atrás a los smartphones) "a la Internet de las Cosas y los dispositivos conectados". Mensajes poco claros que hacen que esperemos que en Mozilla nos saquen de dudas pronto.

Mucho ruido y pocas nueces

En junio de 2013 pasé una semana con Firefox OS gracias a la cesión de un terminal de la ahora extinta Geeksphone. Aquel producto olía a mueca de lo que Firefox OS tenía que haber sido desde el principio. La idea era excepcional, pero la ejecución seguía en pañales.

Geeks

Aquel proyecto que nació en 2011 podría haber sido mucho más de lo que fue, y aquel Mobile World Congress de febrero de 2013 que parecía respaldar esta propuesta con solidez demostró que a menudo muchos se quieren poner medallas y salir en la foto sin merecerlo. El apoyo que las operadoras prometieron fue en la mayoría de los casos testimonial, e incluso en nuestro país Telefónica/Movistar, que fue aparentemente la gran aliada de Mozilla en este segmento, sacaba constantemente más pecho que la propia Mozilla apuntándose tantos que ni le correspondían ni eran tantos que apuntar.

La estrategia de Mozilla fue probablemente fallida para un proyecto que trató de convencer a los usuarios de abajo a arriba. Firefox OS parecía una plataforma ideal para mercados emergentes. Cero costes en licencias, modelo abierto de desarrollo para que la comunidad Open Source demostrara de lo que era capaz en este ámbito, y orientación inicial a terminales de bajo coste.

Los terminales aparecieron y comenzaron a distribuirse en algunos de esos países emergentes, probablemente con fuertes subvenciones de operadoras como la propia Movistar, que defendió cifras de crecimiento de dos dígitos en algunos países latinoamericanos -con discursos prometedores pero discutibles- sin que ese impacto pareciese reflejarse en el interés real que la plataforma suscitaba en usuarios y, sobre todo, en desarrolladores.

Developers, developers, developers

Seguramente muchos achaquéis al catálogo software el fracaso de Firefox OS en smartphones. Yo mismo lo citaba una y otra vez en esa experiencia inicial y en el análisis que posteriormente hice del Alcatel OneTouch Fire C. La eterna promesa de la llegada de WhatsApp a esta plataforma fue otra de las muchas que jamás lograron cristalizar -los datos del pasado mes de noviembre volvían a ser engañosos- y fue la demostración patente de que Firefox OS no importaba a quien tenía que importar en primer lugar: a los desarrolladores.

Market1

Sin embargo creo que aunque una de las causas "tangibles" del fracaso de Firefox OS fue esa triste ausencia de software decente, el problema real de la plataforma fue la libertad que daba. El planteamiento de "web abierta" que ha defendido Mozilla desde sus comienzos es envidiable, pero esa libertad que ofrecen estándares y lenguajes abiertos como HTML5 no puede competir hoy por hoy con el impacto de plataformas y ecosistemas cerrados de desarrollo.

Y no lo puede hacer por la sencilla razón de que los desarrolladores quieren plataformas con las que poder sacar el máximo partido al hardware sin dejarse la vida en ello. Los SDK y las APIs que Google o Apple ponen a disposición de la comunidad de desarrolladores permiten dar acceso a recursos hardware de una forma que los estándares abiertos a menudo no pueden lograr fácilmente.

Eso se notaba en ese catálogo, por supuesto, con pocas aplicaciones que en la mayoría de los casos eran básicamente accesos directos a sitios web de servicios como Facebook o Twitter. Pero es que se notaba en la propia propuesta nativa de Firefox, con aplicaciones tradicionales para el usuario de móviles -agenda, calendario, contactos- sin una propuesta que ni siquiera en ese apartado pudiese demostrar que las cosas pudieran ir siquiera igual que en plataformas con las que Firefox OS competía.

No digamos ya con aplicaciones mucho más exigentes en recursos hardware como las de la cámara o las de mensajería instantánea. Si hoy en día hay dos tareas que atrapen a los usuarios de smartphones esas son las de usar estos dispositivos como cámaras fotográficas y como dispositivos para chatear y compartir contenitos e ideas fácil y rápidamente con los contactos. En esas dos facetas Firefox dejaba claro que la plataforma estaba muy poco madura una, y otra, y otra vez, y la promesa del soporte de más estándares como WebGL o WebRTC no acabó solucionando nada.

Más allá de los emergentes

Para muchos, además, esa estrategia inicial de Firefox OS a mercados emergentes podía ser acertada en ese despegue, pero aquí Mozilla y sus socios debían haber sido ambiciosos y también pensar en los usuarios de gama alta. Firefox OS necesitaba un tope de gama con el que presumir y sacar pecho. Con el que poder demostrar hasta dónde podría llegar la plataforma con el hardware adecuado.

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Pero es que en ese apartado tampoco hubo propuestas razonables -el Geeksphone Revolution no fue, ni mucho menos, una "revolución"- por la sencilla razón de que Firefox OS tampoco lograba sacar partido de ese hardware, que pedía a gritos una plataforma y un catálogo software que mereciese la pena. Daba igual que MWC tras MWC Mozilla y sus socios nos presentaran ideas sugerentes y robatitulares: que si el móvil de los 25 dólares, que si móviles potentes y transparentes como el LG Fx0, que si el curiosísimo Runcible... cuando lo que importaba era que la plataforma software brillase y atrajese a esos desarrolladores, algo que nunca logró hacer en la medida que muchos esperábamos.

Aquí de nuevo, demasiada libertad que ni Mozilla supo vender ni los desarrolladores aprovechar. El debate sobre si HTML5 puede competir con aplicaciones nativas en rendimiento se unía al hecho de que simplemente muchas empresas no quieren hacer que el código de sus aplicaciones está disponible libremente. Quieren venderlo y, sobre todo, quieren controlarlo. Y Mozilla quería que ese control se difuminase. Que toda la comundidad aportase, y que esa bandera de la libertad dominase el panorama del futuro de las plataformas móviles.

Y eso probablemente acabó condenando a Firefox OS en móviles. Y eso, amigos lectores, es una tragedia. Una muy injusta.

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