Saluda al "chorro polar", el nuevo tecnicismo meteorológico que traerá el frío este invierno

Chorro Polar
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He aquí una noticia con la que todo lector estará familiarizado: hará frío en diciembre. Comunicado así, no tiene nada de novedoso. Sucede que de tanto en cuanto ocurren fenómenos meteorológicos que sí merecen una especial atención. El que nos ocupará durante las próximas semanas ha recibido el nombre de "chorro polar", y ya disfruta de una posición predominante en todos los medios de comunicación. A priori, es autoexplicativo ("chorro" + "polar"), pero requiere de mayores palabras.

¿Qué es? Como explican en Meteored, un básico de la meteorología. Las "corrientes en chorro" son grandes caudales de aire que distribuyen el calor y el frío a lo largo de todo el planeta. Hay varias, pero la que hoy nos ocupa es la polar, bautizada así por las latitudes que suele frecuentar, muy septentrionales. Las corrientes tienen un rol crucial equilibrando el clima y los fenómenos meteorológicos de la Tierra. Gran parte de las alteraciones extremas que vivimos hoy en día se explican, como se analiza aquí, por las alteraciones climáticas que vive el Ártico.

La bajada. ¿Qué nos interesa en esta ocasión del "chorro polar"? Su dirección, en este caso sur. Como explicaron nuestros compañeros de Xataka en su momento, las corrientes generan pequeñas depresiones aisladas y vaguadas que disrumpen las condiciones meteorológicas en determinados momentos. Cuando una masa de aire cálido, por ejemplo, queda aislada y se dirige hacia el polo, otra de aire muy frío se desplaza en dirección contraria. Es lo que va a suceder la próxima semana, y lo que generará aires aislados y gélidos en capas altas de la atmósfera...

Y borrascas y un frío excepcional en capas bajas. O sea, a pie de calle.

No es tan raro. Lo excepcional del "chorro polar" no es tanto su ocurrencia como sus tiempos. El tiempo que vamos a disfrutar en las últimas semanas de noviembre se asemejará más al de enero que al del corazón del otoño. Tendremos temperaturas por debajo de 0ºC y también nevadas a bajas altitudes, o al menos a altitudes ajenas a la montaña. De un tiempo a esta parte, los medios traducimos este fenómeno como DANA: depresión aislada en niveles altos. O una masa de aire frío, baja, rodeada de otras más cálidas, altas. Una "vaguada" (por su forma de V).

¿De qué hablamos? "Chorro polar", "DANA", "vaguada polar". Parecen términos un tanto enrevesados para definir lo que es simplemente "es otoño/invierno y hace frío". Como explicaban nuestros compañeros de Xataka, esto se debe a un afán por tecnificar la comunicación meteorológica durante los últimos años. Cada vez sabemos más y mejor, pero cada vez más los medios tienen/tenemos la necesidad de apelar al lector mediante conceptos de apariencia novedosa que simplemente cuentan cosas muy antiguas:

El debate público en torno a la meteorología se ha ido volviendo cada vez más técnico. En parte, no tiene sentido negarlo, se debe a la prensa y la tendencia de muchos medios a utilizar términos complejos en una búsqueda de una mayor atención pública. Por otro lado, vivimos un proceso análogo a otras ramas del periodismo científico, como hemos visto con la crisis del coronavirus.

Pedro y el lobo. ¿Esto es una buena o una mala idea? Una de las primeras lecciones del periodismo es que lo mundano no es noticioso. Convendría repensar esta idea. Si cada vez aparecen más términos de apariencia extraordinaria en relación a la meteorología es porque... Cada vez hay más fenómenos meteorológicos extraordinario, o al menos extremos. ¿Fue la gota fría de 2019 una borrasquilla sin más? No: la introducción del término "DANA" contribuyó a realzar lo excepcional de su impacto. Definió un nuevo tipo de tormenta post-veraniega. Una más destructiva.

Lo mismo vale para el repentino bautizo de borrascas (de Gloria a Filomena). Si hoy tienen un nombre donde antes no se debe a que su virulencia es cada vez más aguda (no hace falta recordar el caos que causó la nieve en Madrid el pasado enero), lo que también vale para los rayos o, como todos sabemos, el calor. La utilidad de conceptos como "chorro polar" también viene de ahí: cosas antiguas, familiares, pero con un carácter distintivito. Más intensas. El clima que nos toca vivir.

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