En plena crisis de fe entre los jóvenes, la Iglesia ha encontrado literalmente a un santo: el primer santo millennial

Su nombre: Carlo Acutis, un joven italiano aficionado a la informática que falleció en 2006 con solo 15 años

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El santoral católico se prepara para dar un nuevo estirón. Uno, eso sí, bastante distinto a los que nos tiene habituados el Vaticano. Quien está a punto de sumarse a la crónica hagiográfica de la Iglesia en esta ocasión es un adolescente, un joven fallecido con 15 años, aficionado (dicen) a la informática y los videojuegos y cuyo cuerpo descansa a la vista en un sepulcro de Asís, en la región italiana de Umbría, vestido como cualquier adolescente que nos podamos cruzar por la calle, con una sudadera, vaqueros y zapatillas deportivas. Su nombre, Carlo Acutis.

Aunque ya empieza a ser conocido como el primer santo millennial.

Los millennials llegan al santoral católico. Con el paso de los siglos el santoral católico se ha engrosado con miles y miles de nombres, pero el de Carlo Acutis destacará entre todos por un dato curioso, más allá de su vida o los milagros que se le atribuyen: será el primer santo de la generación Millennial. Acutis falleció hace 18 años, en octubre de 2006; pero cuando perdió la vida, víctima de una leucemia fulminante, era todavía un adolescente de tan solo 15 años.

Si la edad no fuera suficiente para identificarlo como millennial, las crónicas sobre Acutis se encargan de subrayar que —devoción religiosa aparte— era un chico más de su tiempo: dicen que le gustaban los ordenadores, los videojuegos y el fútbol. Y que no se le daba nada mal la informática. De hecho, aprendió lo suficiente por su cuenta para desarrollar una página web en la que se documentaban milagros.

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Pero… ¿Quién es Carlo Acutis? El primer santo millenial nació en mayo de 1991 en Londres, aunque en septiembre de ese mismo año se mudó con sus padres a Milán, donde estudió, recibió la Primera Comunión y la Confirmación y en 2006, con 15 años, le diagnosticaron una grave leucemia que acabó con su vida de forma fulminante, en cuestión de días: el 9 de octubre recibe la noticia en la clínica de Marchi y menos de una semana después se le declara legalmente muerto.

Después de que la Diócesis de Asís solicitara su beatificación, la Iglesia abrió de forma oficial la causa para sumarlo al santoral católico. El proceso arrancó en 2012, siete años después se exhumó su cuerpo —con debate incluido sobre si el cadáver estaba o no "incorrupto"—, en 2020 el Papa lo beatificó y ahora todo indica que no tardará en convertirse en primer santo de la cohorte millennial.

¿Por qué es noticia ahora? Porque la Iglesia acaba de despejar el camino para convertirlo en santo. La noticia la avanzaba hace unos días Vatican News: durante una audiencia con el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio de las Causas de los Santos, el Papa aprobó el decreto sobre uno de los milagros que se atribuyen a Acutis. Puede parecer una cuestión menor, pero el gesto es esencial para la canonización del adolescente. Como recuerda la cadena CNN, los candidatos a santos suelen necesitar dos milagros confirmados.

La Iglesia ya reconocía a Carlo la supuesta curación de un niño con una malformación del páncreas. Ahora le atribuye otra: la aparente sanación, en circunstancias igual de extraordinarias, de una joven que había sufrido un grave traumatismo craneoencefálico tras caerse de una bici en Florencia. En el primer caso se supone que la sanación se logró después de que el niño entrase en contacto con una reliquia de Acutis (un trozo de camiseta, para ser más precisos); en el segundo, después de que la madre de la joven visitara la tumba de Carlo.

Internet y su "santo patrón". Que se le haya reconocido el segundo milagro no implica que Acutis sea ya un santo con todas las de la ley. Tras la firma del decreto del Papa quedan al menos otros dos pasos: una cumbre de cardenales para tratar la santidad de Acutis y fijar una fecha para la ceremonia formal de canonización. En cualquier caso, Vatican News, portal oficial de noticias de la Santa Sede, titulaba su crónica de tal manera que da a entender que lo que resta son formalismos: "Serán santos Carlo Acutis y el fundador de los Misioneros de la Consolata".

Carlo Acutis ya es conocido en cualquier caso como el primer santo de la generación millennial. Y ese no es su único mote. Hay quien lo considera el auténtico "santo patrón de Internet", aunque en realidad hace ya casi década y media el papa Juan Pablo II le dio ese título a san Isidoro de Sevilla, un prelado, erudito y teólogo que vivió a caballo entre los siglos VI y VII, entre 560 y 636.

No es casualidad que se asocie a Acutis con Internet. Las crónicas sobre su corta vida insisten en su afición por la informática y que llegó a aprender lo suficiente de forma autodidacta para crear una web sobre milagros o encargarse de las páginas de organizaciones católicas locales. "Carlo era la respuesta luminosa al lado oscuro de Internet", reivindicaba su madre en una entrevista con The New York Times, durante la que aseguró que algunos devotos lo ven como "un influencer de Dios".

Conectando con los jóvenes. El proceso de canonización de Acutis llega en un contexto especialmente delicado para la Iglesia católica, que a lo largo de los años ha visto mermada su influencia en la sociedad y sobre todo entre la población más joven. El año pasado el CIS mostraba que solo el 37% de los menores de 25 años se declara católico. Entre los jóvenes que todavía no habían cumplido los 35 años el porcentaje era menor, del 31%. Hace diez años ambas tasas se situaban en el 45 y 59%, y si se echa la vista aún más atrás, a hace 20 años, ambas rondaban el 70%.

Un santo joven (para los jóvenes). Carlo Acutis renueva en cierto modo la imagen del santo tradicional. Y la demostración más gráfica es su tumba en Asís, donde descansa vestido con una sudadera, vaqueros y zapatillas deportivas. Sus hagiógrafos suelen presentarlo además como un adolescente que compartía los gustos de la mayoría de los chicos de su edad, como el fútbol o los videojuegos.

Hay quien ya desliza que parte de esa imagen estaría forzada. Y citan testimonios que corroboran que, por ejemplo, a Acutis no le gustaba el fútbol y prefería los mocasines a las deportivas, que es lo que luce en su sepulcro de Umbría.

Imagen | Wikipedia (Dobroš)

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