El delta del río Mekong en Vietnam es una de las regiones agrícolas más productivas del mundo con importancia a nivel mundial para la exportación de arroz, gambas y fruta. Los 18 millones de habitantes en las zonas bajas de la delta del río también son de los más vulnerables al cambio climático. Durante los últimos 10 años cerca de 1,7 millones de personas han emigrado de las extensas praderas, ríos y canales, mientras que solo 700.000 han hecho lo contrario y han llegado.
A nivel mundial, la migración a las áreas urbanas se mantiene en cotas elevadas: una de cada 200 personas emigra desde las zonas rurales a la ciudad cada año. En este contexto, es complicado atribuir la migración a causas individuales, sobre todo porque sería difícil encontrar a las personas que han abandonado una región para preguntarles por sus motivos porque cada contexto local es único.
Sin embargo, las altas tasas de emigración en las provincias del delta del Mekong duplican la media nacional y es mucho mayor en las zonas más vulnerables al clima. Esto implica que existe algún otro motivo y que probablemente esté relacionado con el clima.
En 2013 visitamos el municipio de An Thạnh Đông en la provincia de Sóc Trăng con el objetivo de recopilar datos sobre el rendimiento de la producción agrícola y pronto nos dimos cuenta de que prácticamente ningún granjero de An Thạnh Đông había tenido cosechas rentables. La comunidad había perdido todas sus cosechas de caña de azúcar después de que niveles inesperadamente altos de agua salada se filtraran en el suelo y acabaran con las plantas.
Aquellas personas sin una red de seguridad vivían en la pobreza y durante las siguientes semanas cientos de pequeños propietarios, muchos de los cuales llevaban varias generaciones cultivando en el delta del río, nos dijeron que las cosas estaban cambiando y que sus medios de subsistencia pronto serían insostenibles.
En 2015-2016 llegó el desastre de la mano de la peor sequía en un siglo, haciendo que el agua salada llegara a más de 80 kilómetros tierra adentro y destruyera al menos 160.000 hectáreas de cultivos. En Kiên Giang (con 1,7 millones de habitantes y una de las provincias más afectadas) la tasa de emigración neta local se disparó y durante el año siguiente alrededor de uno de cada 100 habitantes emigró.
Las funestas consecuencias del cambio climático
Un artículo a pequeña escala escrito por académicos vietnamitas puede ser una pieza vital del rompecabezas. El estudio, realizado por Oanh Le Thi Kim y Truong Le Minh de la Universidad Van Lang, sugiere que el cambio climático es el factor predominante en las decisiones del 14.5% de las personas que deciden abandonar la zona del delta del río Mekong. Si esta cifra es correcta, el cambio climático está obligando a 24.000 personas a abandonar la región cada año y merece la pena señalar que el factor más importante en las decisiones individuales para abandonar la región fue el deseo de escapar de la pobreza.
Dado que la relación entre cambio climático y la pobreza va en aumento y cada vez es más compleja, ese 14.5% puede ser una cifra infravalorada.
Son varias las consecuencias que se deben al cambio climático y que han impulsado la migración en la zona del delta. Hay casas que literalmente se han caído al mar cuando la costa se ha erosionado en la zona suroeste del delta y en algunos lugares se han perdido 100 metros de la franja costera en un solo año.
Cientos de miles de hogares se ven afectados por la intrusión de agua salada con la subida del nivel del mar y solo algunos hogares pueden cambiar sus medios de subsistencia a productos tolerantes al agua salada. Otros se han visto afectados por la mayor incidencia de sequías, una tendencia que puede atribuirse en parte al cambio climático, pero también a la construcción de presas situadas aguas arriba.
Los gobiernos y las comunidades de los países en desarrollo de todo el mundo ya han comenzado a tomar medidas para adaptarse a los impactos del cambio climático. Nuestra reciente investigación en Vietnam plantea una clara advertencia sobre las consecuencias y demostramos que existen cada vez más personas que se ven obligadas a emigrar del delta del Mekong debido a decisiones que originalmente habían sido tomadas para protegerlas ante los cambios en el clima.
Ahora el delta lo cruzan miles de kilómetros de diques, muchos de ellos de más de cuatro metros de altura, que se construyeron principalmente para proteger a las personas y los cultivos de las inundaciones. Sin embargo, esos mismos diques han cambiado radicalmente el ecosistema y los más desfavorecidos o aquellos que no tienen tierras ya no pueden pescar peces que comer y vender, mientras que los diques previenen que muchos nutrientes lleguen a los arrozales por la inundación.
Todo esto pone de manifiesto que el cambio climático amenaza con agravar las tendencias actuales de migración económica. Un estudio a gran escala sobre la migración en regiones situadas en los deltas de los ríos ha encontrado que los factores climáticos como las inundaciones extremas, los ciclones, la erosión del suelo y la degradación de la tierra contribuyen a debilitar los medios de vida basados en los recursos naturales, alentando aún más a los habitantes a emigrar.
Hasta la fecha, los enfoques tradicionales para fomentar el crecimiento económico no han ayudado a los más vulnerables de la misma manera que han ayudado a quienes tienen buenas condiciones de vida. La diferencia es aún más dramática si tenemos en cuenta que el número de personas desnutridas en el mundo aumentó en 38 millones durante el año pasado, algo para lo que el cambio climático tiene parte de la culpa y que ha sucedido a pesar de que el PIB mundial haya crecido un 2,4%.
La sociedad tiene que tener en cuenta estas consecuencias a la hora de planificar medidas equitativas y sostenibles contra el cambio climático y la inminente crisis migratoria.
Autor: Alex Chapman, Universidad de Southampton; Van Pham Dang Tri, Universidad de Can Tho.
Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí.
Traducido por Silvestre Urbón.